EMBARAZO ADOLESCENTE EN ENFERMERIA
Enviado por Ensa05 • 6 de Septiembre de 2018 • 3.565 Palabras (15 Páginas) • 281 Visitas
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Es utópico pensar que la adolescente que ha experimentado un embarazo indeseado ha aprendido la lección. En general, la adolescencia es un período de incertidumbre, en el que la proyección o entendimiento de lo futuro es aún incipiente, lo que impide la posibilidad de anticipar consecuencias. El desarrollo emocional es todavía incompleto, y existe un escaso desarrollo de las habilidades de comunicación interpersonal, lo que dificulta, en cierta forma, el negociar con la pareja situaciones vinculadas con las relaciones sexuales y el uso de métodos anticonceptivos. La adolescencia es también una etapa de transición de la dependencia hacia la independencia, y el embarazo puede aparentar ser una manera de alcanzar esta independencia.
Por todo ello, la anticoncepción ha devenido necesidad de salud en los adolescentes, y los médicos que se encargan de atender a este grupo deben estar familiarizados con las diversas medidas contraceptivas y lo adecuadas que estas pueden ser para las personas de este grupo de edad. El profesional de salud debe estar preparado también para participar en su educación sexual y ofrecer consejos, o enviar a los adolescentes al lugar adecuado donde puedan recibirlos, cuando estos presenten problemas sexuales.
Aunque actualmente muchos programas abordan la educación sexual, sigue detectándose falta de información y abundancia de ideas erróneas en este colectivo.
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MARCO TEORICO
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a los adolescentes como un grupo de riesgo en materia sexual. Esto es así porque, muchos de ellos, no se protegen adecuadamente mediante el uso de anticonceptivos cuando mantienen relaciones sexuales, lo que puede ocasionar embarazos no deseados y contagio de enfermedades, como las de transmisión sexual.
Actualmente, según algunos estudios, la edad media del inicio de las relaciones sexuales completas en los chicos está en los 16 años y en los 17 años en las chicas. Pero hasta un 30% de los adolescentes no utiliza ningún método anticonceptivo en esos primeros encuentros sexuales y otro 30% usa métodos muy poco fiables, entre los que destaca por su frecuencia de uso el coitus interruptus.
Los expertos advierten de que aunque la edad biológica de maduración sexual se ha adelantado (las niñas tienen la menarquia, la primera regla, antes, alrededor de los 11 años), este proceso no se corresponde con un paralelo desarrollo de maduración psicológica. Los adolescentes suelen tener una falsa percepción de ausencia de peligro en sus conductas sexuales y no son conscientes de los problemas orgánicos y emocionales que puede conllevar un embarazo precoz.
El embarazo en la adolescencia complica la gestación, ya que hay más incidencia de patologías médicas graves durante el embarazo y el parto, como prematuridad, bajo peso al nacer o preeclampsia. Además, por lo general, cuando la adolescente se queda embarazada suele esperar bastante tiempo hasta comunicar la noticia, lo que retrasa los controles prenatales y obstétricos necesarios. Estos riesgos se ven notablemente aumentados cuando la chica es menor de 15 años y se reducen cuanto más se acerca a los 19.
Por otro lado, hay más posibilidades de que la embarazada adolescente incurra en conductas de riesgo (como el consumo de tóxicos) y sufra problemas psicológicos como ansiedad e inseguridad. Los embarazos adolescentes también pueden condicionar el futuro socio-profesional, ya que muchas chicas no retoman sus estudios. De hecho, se ha comprobado que los hijos de madres adolescentes tienen hasta el doble de probabilidades de repetir ese modelo en el futuro, siendo padres ellos también durante la adolescencia.
En nuestro país, dos de cada tres chicas que se convierten en madres antes de cumplir 19 no lo tenían en sus planes. Sin embargo, en la mayoría de esos casos no podría decirse que fue porque ignoraban la existencia de métodos anticonceptivos. Distintos estudios muestran que, de hecho, más del 90 % de las adolescentes embarazadas en la capital federal y la provincia de Buenos Aires conoce la existencia de métodos anticonceptivos y “sabe” cómo usarlos.
¿Cómo es entonces que cada año se producen en Argentina más de 100 mil embarazos adolescentes? En muchos casos la explicación está en que los chicos no dimensionan el riesgo; pero también en que “usan mal los métodos anticonceptivos” o “no tienen acceso a ellos”, “supusieron que el que se iba a cuidar era el otro”, “estaban fuera de control”, o “no les preocupaba para nada lo que pudiera ocurrir”, coinciden en enumerar distintas encuestas. En cualquier caso, el puro desconocimiento no figura hoy entre las principales causas del embarazo adolescente en el país.
“Es cierto que las adolescentes disponen hoy de mucha más información sobre sexualidad y cuidados que las generaciones anteriores y tienen además mayor acceso a métodos anticonceptivos; pero eso no alcanza cuando falta contención familiar –asegura la licenciada Sandra Souza desde su experiencia en el consultorio de control prenatal-. “Vemos constantemente que a muchas chicas no les preocupaba quedar embarazadas –dice- pero también que para muchas otras convertirse en mamás es un proyecto de vida posible frente a un horizonte donde la falta de oportunidades se combina con el desinterés y la ausencia de metas a cumplir”.
La Anticoncepción en algunas ocasiones es rechazada por los adolescentes, en este rechazo son determinantes las características psicológicas propias de esta edad: Como la atención centrada en el presente, por lo que no tienden a planificar por adelantado o prevenir las consecuencias de sus acciones a largo plazo, el desarrollo emocional incompleto y escasa percepción del riesgo, en el tema que nos ocupa específicamente, de quedar embarazada y de los grandes problemas que pueden presentarse cuando sucede a esta edad, también las escasas habilidades de comunicación interpersonal, lo que impide, en gran medida, llegar a acuerdos con su pareja, en relación con lo que sería más conveniente para ambos, en cuanto a la planificación de embarazos y uso de anticoncepción, la fuerte necesidad de buscar y afirmar la propia identidad, diferenciándose de los padres y otras figuras de autoridad. La relación formal de pareja que incluye las relaciones sexuales −“ya me debo a mi pareja y no a mi familia”− y el embarazo, pueden ser maneras de alcanzar la independencia deseada. La pertenencia a un grupo, con expectativas y creencias religiosas y culturales propias y comunes a sus integrantes, que ejerce influencia
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