ENFERMEDAD PÉLVICA INFLAMATORIA: FACTORES ASOCIADOS Y FISIOPATOGENIA

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El mecanismo (o mecanismos) por el cual los microorganismos ascienden desde el tracto genital inferior, no está claro. Los estudios sugieren que múltiples factores pueden estar involucrados. Aunque el moco cervical proporciona una barrera funcional contra la propagación vertical, la eficacia de esta barrera puede ser reducida por la inflamación vaginal y por los cambios hormonales que ocurren durante la ovulación y la menstruación.

Además, el tratamiento con antibióticos de las infecciones de transmisión sexual pueden romper el equilibrio de la flora endógena en el tracto genital inferior, causando que organismos que normalmente no son patógenos, se reproduzcan en exceso y asciendan. La abertura del cuello uterino durante la menstruación, junto con el flujo menstrual retrógrado, también puede facilitar el ascenso de microorganismos.

Las relaciones sexuales pueden contribuir a la subida de la infección a través de las contracciones uterinas rítmicas que ocurren durante el orgasmo. Las bacterias también pueden diseminarse junto con los espermatozoides en las trompas de Falopio y el útero.

EPI rara vez ocurre en el embarazo; sin embargo, la corioamnionitis puede ocurrir en las primeras 12 semanas de gestación, antes de que se solidifique el tapón mucoso y selle el útero de las bacterias ascendentes. Puede dar lugar a la pérdida fetal. El embarazo concurrente influye en la elección del tratamiento antibiótico para la EPI y exige que excluir un diagnóstico alternativo de embarazo ectópico. La infección uterina se limita generalmente al endometrio, pero puede ser más invasiva en grávidas o en el útero después del parto.

La variación genética en la respuesta inmune juega un papel importante en la susceptibilidad a la EPI. Variantes en los genes que regulan los receptores tipo Toll (TLR), un componente importante en el sistema inmune innato, se han asociado con una mayor progresión de C. trachomatis en la EPI.

Den Hartog et al encontraron un posible papel contribuyente de 5 polimorfismos de un solo nucleósido (SNPs) en 4 genes que codifican los receptores de reconocimiento de patrones en las células locales de las trompas y en células circulantes inmunes (por ejemplo, macrófagos). La presencia de 2 o más SNPs, pareció correlacionar con el aumento de patología de trompas identificable por laparoscopía.

El mejor tratamiento de la EPI es la prevención. Este enfoque puede realizarse en tres niveles:

a. Prevención primaria: incluye evitar la exposición a enfermedades sexualmente transmitidas o la adquisición de infección después de exposición.

b. Prevención secundaria: una vez adquirida la enfermedad de transmisión sexual, se enfoca hacia la detección de la infección, tratamiento adecuado de la paciente y de su compañero sexual.

c. Prevención terciaria: orientada a prevenir las secuelas de la infección del tracto genital superior (disfunción tubárica u obstrucción).

La importancia del trabajo preventivo en la EIP está dado entre otras razones, en el pronóstico sombrío y las secuelas que con frecuencia presentan estas pacientes, incluso aquellas en que se realiza un diagnóstico temprano y se impone un tratamiento adecuado. La prevención primaria es la única opción que puede garantizarnos un futuro reproductivo y calidad de vida óptimas, no solo para la adolescente mujer, sino para la sociedad en su conjunto, por lo que gran parte de los esfuerzos deben encaminarse en este sentido.

BIBLIOGRAFÍA:

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