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ESCOBAR TRIANA, JAIME. MORIR: Como ejercicio final del derecho a una vida digna

Enviado por   •  28 de Enero de 2018  •  1.736 Palabras (7 Páginas)  •  524 Visitas

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La dirección de las miradas cambia, entonces, dependiendo los confines desde los que se desee ver. Así se deja ver en un clásico texto del Eclesiástico: “¡Oh muerte, qué amargo es tu recuerdo, para el hombre que goza en paz en medio de sus bienes; para el hombre sin preocupaciones y afortunado en todo que todavía tiene fuerza para gozar de los placeres! ¡Oh, muerte, bienvenida es tu sentencia para el hombre indigente y falto de fuerzas; para el cargado de años y cuidados que se rebela y ha perdido toda esperanza! No temas la sentencia de la muerte; acuérdate de los que te precedieron y de los que te seguirán. Esta es la ley que el Señor ha impuesto a todo viviente. ¿Por qué rebelarte contra la voluntad del Altísimo? Que vivas diez, cien o mil años, en el abismo nadie pregunta por la duración de tu vida” (Sirácida 41, 1-4)

Un último aspecto que puede resaltarse es el tema-problema de la eutanasia. El pensamiento común de que la eutanasia es un tema clínico, obvia algunos puntos de reflexión que tal vez sean importantes. Uno de ellos es, por ejemplo, el referente a si realmente la eutanasia tiene la misma importancia para el personal clínico que para el enfermo terminal. Estudios serios[2] hechos en Europa muestran que entre los enfermos de cáncer, el índice de suicidios es inferior a la media de la población sana (de 17.964 pacientes investigados en Italia en estos años por el Instituto de Tumores de Milán, se registraron cinco suicidios, es decir, el 0,027%, y una media similar se da en otros países del mismo continente).

Clasificado en séptimo lugar entre los mejores libros de relatos publicados en España entre 1982 y 2007, un excelente libro de Tim O'Brien titulado “Las cosas que llevaban los hombres que lucharon” muestra cómo dos soldados (Dave Jensen y Lee Strunk ) hacen pacto para que si alguno de los dos llega a resultar con heridas muy graves su compañero termine con su vida. Sin embargo, llegado el momento, el afectado clama por su vida. Tal vez sea mejor leer el relato:

Y entonces, en octubre, Lee Strunk pisó una granada de mortero enterrada como si fuera una mina. Le arrancó la pierna derecha hasta la rodilla... Dave Jensen se acercó y se arrodilló junto a Strunk… hubo dudas acerca de si Strunk seguía vivo, pero al fin abrió los ojos y los alzó hacia Dave Jensen.

–¡Dios mío! –gimió, y trató de alejarse deslizándose y dijo–: ¡Por Dios, chico, no me mates!

–Tranquilo –dijo Jensen. Lee Strunk parecía mareado y confundido. Se quedó quieto un instante y después hizo un gesto hacia la pierna:

–En realidad, no es muy grave. No es el fin. ¡Eh, en serio… pueden volver a cosérmela… en serio!

–Es cierto. Me juego algo a que pueden.

–¿Lo crees?

–¿Por supuesto que sí.

Strunk frunció el entrecejo hacia el cielo. Volvió a desmayarse, después despertó y dijo:

–¡No me mates!

–No lo haré –dijo Jensen.

–Hablo en serio.

–Por supuesto.

–Pero tienes que prometerlo. Júramelo: jura que no me matarás.

Jensen asintió y dijo:

–Lo juro.

Y un momento después llevamos a Strunk al helicóptero. Jensen tendió la mano y le tocó la pierna buena:

–Vete tranquilo –dijo.[3]

En realidad, tantos, como aparenta, ¿desean terminar su vida ante los sufrimientos que parecen insoportables? ¿No se trata de privilegiar, mejor, el cuidado paliativo y no de sobreponer la importancia de la eutanasia? Son preguntas que quedan para el debate.

No hay duda que para la bioética, y para la vida diaria de los seres humanos, es importante enfrentarse sin dilaciones al proceso de morir y a la muerte misma. Y es crucial que se evalúe y nos preguntemos si la paradoja de los avances científicos no contrasta con la complicación en que hemos entrado ante nuestros últimos respiros. El texto del Doctor Escobar Triana cumple su cometido en analizar estos dos tópicos desde la óptica que se propuso. Es un buen punto de referencia que todo bioeticista debe tener en cuenta.

Wilton Oracio Calderón Camacho

Primer semestre – Maestría en Bioética - Mayo de 2007

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