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Educación Moral en la Cárcel: Ausencia de Políticas Públicas

Enviado por   •  25 de Julio de 2018  •  3.745 Palabras (15 Páginas)  •  281 Visitas

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Hoy en día, la educación que se imparte en las cárceles chilenas se realiza en el contexto de educación de adultos con los planes y programas que establece el Ministerio de Educación. Es una Comisión Mixta de Educación, conformada por representantes de los Ministerios de Educación, Justicia y Gendarmería de Chile, la que se encarga de coordinar el proceso (Gendarmería de Chile, 2013). Hasta mediados del 2012, Gendarmería atendía a 48.956 personas bajo el sistema cerrado: 44.768 hombres y 4.188 mujeres, alcanzando en el conjunto total de los sistemas (cerrado, semiabierto y Centros de Estudios y Trabajo –CET) a esa misma fecha 100.608 personas (Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación, 2012).

Los centros de educación carcelarios imparten tanto educación básica (a través de las escuelas) como educación media (a través de los liceos). Sin embargo, no todos los establecimientos penitenciarios cuentan con centros educativos, por lo que la educación es impartida en otras modalidades, como es el caso de la validación o nivelación de estudios (preparación para la rendición de exámenes libres). Hoy en día, se cuenta a nivel país con un total de 75 establecimientos penitenciarios con uno o más centros educativos funcionando dentro del penal, muy pocos para la totalidad de la población carcelaria, la que, según datos de Gendarmería entregada en julio del presente año, corresponde, sólo en el subsistema cerrado, a una población de 43.149 reos, es decir, un 35,2 % de la población total atendida, por lo que corresponde en su totalidad a 121.490 personas (Gendarmería de Chile, 2013).

La reinserción es el objetivo primordial que debe entregar la educación carcelaria, potenciando la rehabilitación: “En un sentido simple y general, la palabra reinserción remite al acto de insertar nuevamente a una persona al orden social legal en que los ciudadanos de cierta comunidad se relacionan y del cual esta persona se encontraba marginada” (Villagra, 2008: 4).

Sin embargo, la realidad chilena contradice este objetivo, ya que estudios realizados por la Fundación Paz Ciudadana (2013) confirman que la reincidencia es de un 50,5 %:

El concepto de reincidencia judicial utilizado en el presente estudio, en relación al régimen cerrado, dice relación con el reingreso a la cárcel de un sujeto egresado de ésta, en la calidad procesal de condenado, durante un periodo de seguimiento individual de 36 meses (Morales et al. 2013: 32).

Hasta ahora en Chile, los beneficios que pueda entregar la escolarización a las personas privadas de libertad no han sido tomados pensando en la reinserción social de los sujetos, lo que implicaría la educación moral de éstos, sino más bien en una forma de obtención de beneficios a corto plazo para los educandos. Es la propia Institución de Gendarmería, la que recalca en sus postulados que: “La Educación es, en parte, una necesidad de los internos, sobre todo considerando que es un antecedente importante al momento de postular a Beneficios Intrapenitenciarios, de Libertad Condicional y Solicitudes de Indulto Presidencial” (Gendarmería de Chile, “en línea”).

Es importante que a nivel institucional se propongan intervenciones diferenciadas para estos sujetos; reforzando las identidades generando dilemas y atendiendo las potencialidades y dificultades de los reclusos. Para ellos es preciso generar contextos educativos específicos, los que no están incluidos dentro de programas actuales

A modo de comparación y para reafirmar la necesidad de una política educacional carcelaria clara para Chile, se ejemplifica el sistema de educación penitenciaria en China, país que tiene una tasa de reincidencia muy baja: 1,9 %, porcentaje que está vinculado a la importancia que se da en este sistema al área educativa, abarcando la instrucción en materia Jurídica, Moral y Cultural, así como las técnicas de alfabetización, todo esto producto de un “Programa de Instrucción”. De esta forma, se consolida la idea de que el componente educacional es la clave en materia penal, para reformar el comportamiento de los delincuentes (Instituto de Educación de la UNESCO, 1995).

Por otro lado, la experiencia británica se basa en la transformación en siete puntos que inciden en la exclusión social de los presos; vivienda, educación, capacitación y empleo, salud, alcohol y drogas, finanzas, deudas y beneficios, familia, y actitudes, pensamiento y conducta. Otorgándole alta importancia al proceso de educación, obteniendo en los resultados de reincidencia, una baja de un 6,9 %, entre 1997 y 2004 (Villagra, 2008).

Los programas de rehabilitación más eficaces deben ser aquellos que se compongan de variados componentes y con una mirada diferencial respecto a la enseñanza tradicional.

En el contexto canadiense existen programas que se han utilizado en diversas instituciones; el Centro de Juventud de Montreal – Institut Universitaire (CJM – IU), donde se realiza un seguimiento intensivo en una comunidad de infractores de la ley, que presentan altos riesgos de reincidencia delictual (Coumoyer y Dionne, 2007. Cit. en Dionne y Zambrano, 2009). Este programa, llamado Probation Intensive, consiste en una “Libertad asistida especial”, cuya perspectiva corresponde a una intervención diferencial, dónde para incluir a un sujeto en este programa, se procede a una evaluación muy acuciosa, usando instrumentos relacionados con los riesgos de reincidencia y de necesidades asociadas a los factores criminales con el fin de conocer su perfil de delincuencia bajo características diferentes. (Hoge y Andrews, 2005. Cit. en Dionne y Zambrano, 2009).

Los resultados de esta intervención muestran que más del 70% de los sujetos en seguimiento de esta forma, no tuvieron reincidencia oficial un año después de su participación en el programa (Laporte y Dionne, 2006. Cit. en Dionne y Zambrano, 2009).

Otro ejemplo de este tipo de programas en instituciones con un enfoque diferencial, es un proyecto llamado “intervenir de otra forma”, que tiene como base la intervención psicoeducativa, y que se ha experimentado en la provincia de Quebec, desde hace muchos años, en el contexto de internados de readaptación de delincuentes juveniles (Gendreau, 2001. Cit. en Dionne y Zambrano, 2009).

El método psicoeducativo, que se implementó en estas experiencias ha sido un modelo de intervención cognitiva, ya sea cognitiva conductual o cognitiva constructivista.

En nuestro país las escuelas existentes en los recintos penitenciarios se basan en los principios y objetivos de la educación de adultos, por los cuales se rigen todos los establecimientos educacionales de adultos del país, y

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