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MORAL FUNDAMENTAL

Enviado por   •  10 de Octubre de 2017  •  2.567 Palabras (11 Páginas)  •  519 Visitas

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- Normas de la moralidad

- LA CONCIENCIA, norma subjetiva e interna de la moralidad:

Es la capacidad que tiene el ser humano de darse cuenta de sí mismo (conciencia psicológica) y de darse cuenta de la moralidad –si son buenas o malas- de sus acciones (conciencia moral). La conciencia moral es la norma subjetiva o interna de la moralidad, el juicio de la razón sobre la bondad o malicia de mis propias acciones. Es una voz interior (la voz de Dios, para los creyentes) que resuena en el corazón, en el núcleo más secreto y el santuario de la persona:

“En lo más profundo de su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley que él no se dicta a sí mismo, pero a la cual debe obedecer, y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, advirtiéndole que debe amar y practicar el bien y que debe evitar el mal: haz esto, evita aquello. Porque el hombre tiene una ley escrita por Dios en su corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad humana y por la cual será juzgado personalmente. La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquélla. Es la conciencia la que de modo admirable da a conocer esa ley cuyo cumplimiento consiste en el amor de Dios y del prójimo. La fidelidad a esta conciencia une a los cristianos con los demás hombres para buscar la verdad y resolver con acierto los numerosos problemas morales que se presentan al individuo y a la sociedad. Cuanto mayor es el predominio de la recta conciencia, tanto mayor seguridad tienen las personas y las sociedades para apartarse del ciego capricho y para someterse a las normas objetivas de la moralidad. No rara vez, sin embargo, ocurre que yerra laconciencia por ignorancia invencible, sin que ello suponga la pérdida de su dignidad. Cosa que no puede afirmarse cuando el hombre se despreocupa de buscar la verdad y el bien y la conciencia se va progresivamente entenebreciendo por el hábito del pecado”(C. Vaticano II, Gaudium et spes, 16).

La conciencia debe ser:

- Recta, que busque el bien. Lo contrario (conciencia viciosa) es, prácticamente, “no tener conciencia”: hago siempre lo que quiero, sin importarme si es bueno o malo…

- Verdadera, que dice que es bueno lo que es bueno y que es malo lo que es malo. Lo contrario es la conciencia errónea o falsa, que se equivoca en su juicio, ya sea por ignorancia invencible e inculpable (me es imposible salir del error) o vencible y culpable (podría y debería salir del error)

- Cierta, está segura de no equivocarse. Porque si no hay certeza, sino que se duda, hay obligación de salir de la duda antes de actuar.

Es preciso redescubrir la importancia de la conciencia dentro de la moral católica. Es la instancia decisiva y última del comportamiento humano responsable, y reflejo de la dignidad humana. Hay que respetarla siempre (la mía y la de los demás, aunque sea errónea), formarla bien (estudio y consulta) y seguir su dictamen: “obrar en conciencia” (actuar según lo que yo creo en conciencia, no traicionar nunca mi conciencia) es el primer requisito para ser una persona honesta y un buen crsitiano.

- LA LEY, norma objetiva y externa de la moralidad:

La ley es una norma de conducta proclamada “desde fuera” (por la autoridad competente) para el bien común.El ser humano, dotado de razón y libertad, es el único capaz de regular su conducta de acuerdo a una ley, que puede ser:

- Eterna, el plan de Dios sobre la humanidad

- Natural, inscrita en la conciencia de toda persona humana

- Revelada, en las distintas religiones ( A. y N. Testamento para los cristianos)

- Humana, civil o eclesiástica, según la autoridad que la dicta.

La ley tiene sentido cuando se fundamente en un auténtico valor, lo señala, lo defiende y hace posible su realización en la sociedad. De lo contrario, sería una ley arbitraria e injusta, sin fundamento.

Los VALORES son cualidades que poseen las cosas o situaciones y que las hacen importantes para el sentido de la vida y el bien común. Hay diversas categorías de valores (materiales, espirituales, éticos, estéticos, …). Max Scheler, en su “Ética”, es considerado como el padre de la Axiología o ciencia de los valores.

Sin desarrollar más este punto, es preciso subrayar la importancia del tema de los valores para la ética o moral, la gravedad de la llamada “crisis de valores” de la cultura actual y la importancia de una adecuada escala o jerarquía de valores para el comportamiento humano y la legislación social.

En cuanto a la actitud correcta ante la ley, es preciso evitar dos extremos igualmente equivocados:

- El “legalismo” que da un valor absoluto a la ley, por encima de la conciencia, de las situaciones y de las personas. Es importante saber interpretar y aplicar las leyes, teniendo en cuenta su sentido, la mente del legislador y las circunstancias concretas, sin querer imponerla siempre al pie de la letra.

- La “anarquía” o rechazo de toda ley divina o humana. Una cosa es reconocer las limitaciones y el valor relativo de las leyes (especialmente de las normas legales positivas) y otra es pretender negar por completo su necesidad e importancia para la conducta humana y la convivencia social, rechazando toda legislación.

Actuar contra la ley y/o la conciencia constituye el comportamiento moral negativo (inmoralidad, delito, pecado…); actuar de acuerdo a la ley y/o la conciencia constituye el comportamiento moral positivo (ética, virtud, santidad…).

- Ética cristiana o Moral católica

A) La estructura de toda religión implica unas verdades a creer (“dogma”), una conducta a seguir (“moral”) y unos actos cultuales (“ritos”). También el cristianismo. Pero con la particularidad de que en él lo más importante no es precisamente esa estructura religiosa sino una experiencia personal de encuentro con el Señor. Técnicamente hablando, el cristianismo no es simplemente religión, sinofe.

La fe no es algo meramente intelectual, abarca a toda la persona. No basta tener unas ideas en la cabeza, aprender el catecismo, aceptar unas normas de comportamiento, practicar algunos actos cultuales, ser inscrito en un libro o poner una firma debajo del credo. Es preciso un encuentro personal con

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