Educación holista, innovación y consciencia.

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significativos de un grupo de seres humanos permitiendo la humildad, la cooperación, el respeto, la responsabilidad y la participación de todos con un mismo fin en común. En la práctica complementaremos esta parte de la teoría con la práctica para poder hablar y trabajar en verdaderas escuelas holistas, ya que la sociedad, el ser humano en sí, requieren no solo de conocimientos sino de aplicaciones que den respuesta a la infinidad de problemáticas existentes hasta este momento, muchas de ellas generadas por esta educación fragmentada. La compasión es de vital importancia para que esta integridad se dé, ya que el educador holista y el sujeto en sí como integrantes del universo deben contar con esa sensibilidad de sentir amor hacia todo aquello que les rodea, siendo compasivos en todo momento, con valores universales transculturales que ayuden a aliviar el sufrimiento de todos los seres. El principio de espiritualidad en las escuelas holistas son el corazón y la esencia de las mismas, diferenciando la espiritualidad de la religión, la espiritualidad va más allá de una organización social basada en una doctrina, con autoridad, ritos, símbolos, mitos, etc, la espiritualidad es una experiencia única, directa, meditativa, contemplativa, mística haciendo hombres bondadosos, no egocéntricos, ni individualistas, sino compasivos, con gran sentido de integridad moral.

En el espíritu de la educación el Dr. Gallegos centra la importancia entre la relación de la educación holista y la evolución de la conciencia humana. Se requiere de entender el proceso evolutivo del hombre para poder reconocer hacia donde debemos dirigirnos y por ende el tipo de educación que necesitamos. En otras palabras, de dónde venimos, hacia donde vamos. Las fases de la evolución de la humanidad dieron su inicio con la fase denominada como fisiósfera en donde se desarrolla la materia, donde se incluye la formación de los átomos. El segundo nivel trascendió generando una estructura más compleja, la biosfera como ámbito para los seres vivos incluyendo la fase inicial, la tercer fase es la noosfera que incluye a las dos anteriores haciéndola creciendo el nivel de complejidad y los procesos evolutivos son más rápidos. El cuarto nivel es la teosfera perteneciente al ámbito de la espiritualidad. Considerando estas cuatro fases evolutivas para la educación holista es de primordial importancia e interés la conformación de las dos últimas fases (noosfera y teosfera) ya que son en éstas en donde hace referencia la evolución de las culturas y la conciencia humana. El nivel de conciencia de los primeros pobladores era arcaica no diferenciaban entre el mundo que los rodeaba y ellos mismos por lo que la inocencia en ellos se hacía presente. Cuando entramos a la época postmoderna existió un desarrollo de alto nivel de la tecnología y las ciencias de la fisiósfera y biosfera donde en esta cultura, el ego y el pensamiento alcanzan su más alto nivel de refinamiento, así todo aquello carece de valor si no puede ser captado por el lenguaje, esto es lo que vivimos día a día en nuestros ámbitos de intelectuales, tecnólogos, académicos. Es necesario dar a conocer en nuestros niveles educativos este proceso evolutivo del hombre en primera etapa, en una segunda etapa hacer conciencia de las implicaciones y repercusiones de esta evolución en donde la conciencia por decirlo burdamente se quedó dormida, donde los educadores somos los responsables de mostrar a las nuevas generaciones la gran necesidad de evolucionar internamente, sin conciencia nos estamos acabando el mundo a nosotros mismos. La espiritualidad no puede continuar viéndose como una religión, como algo exclusivo de algunos cuántos, como algo ajeno a la vida de todos y cada uno de los hombres, como algo romántico, así como tampoco se puede continuar viendo a los espirituales como seres “raros”, como se estuviesen locos por creer en una gama de valores que la humanidad ha dejado de practicar, de sembrar, incluso de conocer. Es cuando vemos en estos momentos que una gran parte de los seres humanos no conocen ni el significado del “ser espiritual”, viviendo el día a día muchas veces de una manera egoísta, inconsciente, mecánica, sin criterio propio, dejando así el mundo a expensas de todo ataque y crueldad humana a pesar de ver las consecuencias que nosotros mismos estamos pagando continuamos dormidos sin buscar la solución de raíz. El cambio en la humanidad, ese cambio que queremos dejar muchos de nosotros en manos de nuestros políticos o servidores públicos es un cambio que se debe de generar dentro de nosotros mismos. La idea de que la ciencia es el único y mejor conocimiento y solo creer en lo que se puede ver o medir nos ha ido convirtiendo en seres dogmáticos cientificistas carentes de sensibilidad espiritual que descalifican todo lo demás, seres cerrados, sin conciencia ni razón pues no creen en nada más que la tecnología no les pueda dar. Así sucede en el ámbito escolar, nuestros estudiantes generalmente memorizan, pocas veces razonan y de éste modo pierden la conexión con la vida misma, con la realidad, con lo que la sociedad requiere de todos y cada uno de nosotros en conjunto como comunidad. La vida es un valor único y universal. No es negociable por lo tanto no tendría que ver movimientos por ejemplo donde unos luchan por la legalización del aborto y otros porque no se debe legalizar, unos a favor de los animales protegiéndoles y otros matándolos para hacer ropa para el mismo hombre, entre muchos otros casos mas como el simple hecho de matar para comer. Por eso uno de los principales objetivos de la educación holista es dar lugar y prioridad a una nueva conciencia que supere esta visión fragmentada, mecánica y materialista de la llamada modernidad nacida desde el Siglo XVII y poder trascender, evolucionar a una visión y misión como especie humana integral, profunda transmoderna para el Siglo XXI. Esta integralidad del kosmos incluirá los cuatro ámbitos de existencia: la fisiósfera o ámbito de materia, la biosfera o ámbito de la vida, la noosfera o ámbito del pensamiento y la teosfera o ámbito de la espiritualidad en donde en ésta última es tanto el nivel como sustrato de todo lo que existe. Aquí la educación tendrá como propósito más profundo que la simple formación profesional, desarrollo de habilidades cognitivas en los estudiantes, desarrollo económico del país, administración de la educación, etc. Para ello es de vital importancia no confundirnos en la naturaleza del cambio y caer en la traslación que implicaría tan solo el moverse de lugar sino trascender hacia la “transformación” que implica subir un nivel más tomando en cuenta lo que nos pueda servir de la postmodernidad para llegar a la transmodernidad. Esta transformación no puede darse si el ser humano no ejerce un cambio interior y para