El Imperio Bizantino de los siglos IX a XIV

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Se constituye el nuevo Imperio Latino de Constantinopla en 1204, con Balduino I, y sin tener en cuenta a la población, se repartió el país entre los vencedores. Ya en un principio se produjo con esto un conflicto en cuanto al reparto del territorio. Estos recibieron territorios cerca de Constantinopla a fin de colaborar en la defensa de la capital. El nuevo Imperio latino, en vez de aliarse con los enemigos de Bizancio, estos fueron rechazados y tratados como infieles y rebeldes. Descontento con ellos, el poderoso zar búlgaro Colayan se alío con los griegos y en 1205 invadió Bizancio, ahora dominaba sobre toda Tracia y los griegos pudieron ocupar de nuevo los territorios de Asia menor. Sin embargo, Enrique, hermano de Balduino, es entronizado y evita que se constituya un Imperio Búlgaro, salvando así al Imperio Latino. Entre tanto Teodoro Lascaris había ocupado en Oriente, tras la invasión a Constantinopla, a Nicea, uno de los reinos griegos de Asia menor formado bajo los Comneno. Por la proximidad a Constantinopla, Nicea se transformo en el centro anti latino, que no querían vivir bajo su yugo. Esperaban recuperar su trono, aunque ese programa no se podría realizar tan pronto, ya que desde sus inicios, Nicea tuvo que ser defendida de los franceses. Las tropas de Teodoro casi cayeron en manos de los latinos, solo la llamada de socorro de Adrianópolis y la retirada de todas las tropas de los franceses en defensa de los búlgaros salvaron a Nicea. Teodoro consiguió someter a los pueblos griegos del sur y tras librarse del peligro de los turcos retoma el conflicto entre griegos y latinos, pero debido a la incapacidad del emperador Enrique de mantener las fronteras del imperio, y lo exhausto del ejército griego, se llega a un acuerdo de paz entre ambos en 1214. Se había logrado constituir un fuerte Imperio Griego en el oeste y se veía el nacimiento de otro en el reino de Epiro, gobernado por Miguel Conmeno.

Con la conquista de Constantinopla, el Papa Inocencio esperaba ver cumplir sus dos objetivos: la unión de las iglesias y la liberación de Tierra Santa, pero su poder solo se extendía en una parte de Bizancio. Con la muerte de Enrique finalizaba el momento de esplendor del Imperio Latino en tierra griega. Dirigido por emperadores incapaces se fue reduciendo el Imperio latino poco a poco a Constantinopla y sus alrededores. Mientras que Nicea, Epiro y el reino de los búlgaros dirigidos por hábiles príncipes, se hacían cada vez más poderosos a costa de los franceses. Teodoro avanzo hasta la muralla de Constantinopla, pero su posición seguía siendo débil. En 1219 este firma con los venecianos un tratado en el cual se reconocían los dos poderes: los venecianos fueron designados señor de los tres octavos del Imperio Griego y Teodoro emperador de los griegos. Tras la muerte de este, su yerno Juan III, fue su sucesor convirtiendo a Nicea en la primera potencia.

Iván, rey búlgaro, se separo en 1232 de Roma y ofreció a Juan una alianza. En 1235 comenzó el asedio greco- búlgaro a Constantinopla mientras que Nicea atacaba por mar. El emperador latino se dirigió a Occidente a pedir ayuda, en donde el Papa Gregorio IX convoco una cruzada para defender Constantinopla, pero durante los preparativos muere Juan 1237. Igualmente estaba amenazado el Próximo Oriente por los mongoles, aunque supieron salir airosos de esas invasiones. Se sitia Constantinopla nuevamente mientras cada vez más las relaciones entre Nicea y Roma se hacían más tensas. Para esta última no valía la pena seguir apoyando al decadente Estado latino, en tanto que Nicea tenía la lealtad de la burocracia, una ejército, en parte nacional, y una economía adaptada. El emperador Juan había logrado tener una buena relación con la aristocracia durante gran parte de su reinado, se preocupo de la sociedad. Durante el reinado de su sucesor, Teodoro II Lascaris (1254-1258), no perdió la extensión territorial del Imperio de Nicea. El imperio latino debió sus últimos años de existencia a las potentes fortificaciones de la ciudad y la flota veneciana. Su resistencia llego a su fin en 1261 donde Constantinopla cae en manos de los griegos con la dinastía de los Paleólogo, después de 57 años de dominio latino.

- La dinastía de los Paleólogo

En el transcurso del periodo 1261-1453 el Imperio Bizantino se encuentra bajo la dinastía Paleóloga, la cual fue la última en reinar. Pudo haber llevado a cabo una gran política, pero debido a la Cuarta Cruzada Bizancio quedo en una fragmentación, un gobierno descentralizado, un colapso económico, la perdida de Asia Menor ante los turcos y las invasiones servias y croatas. Los emperadores de esta dinastía partieron de la solida base creada por la antigua dinastía Lascaris en Nicea, cuyo último soberano, Teodoro II había fallecido en 1258, su hijo Juan IV había heredado el trono pero era un niño. Como la aristocracia latifundista no querría aceptar a un niño como emperador, proclamaron a Juan Paleólogo, que reino como Miguel VIII. Entro en Constantinopla, traslado su capital de Nicea hacia allí y fue coronado emperador en 1261, y su hijo Andrónico heredero. Como los habitantes bizantinos no habían visto a un soberano griego en mucho tiempo, lo consideraron como un usurpador. Por ello, Miguel VIII tuvo que tener cuidado en su política. Había hecho reconstruir todo el Imperio como ciudad bizantina y ortodoxa, pero aun así muchos no lo reconocían, entre ellos Asia Menor, Epiro y el patriarca, lo que lo llevo a un conflicto con la Iglesia arsenita. En este clima, surgió la idea de organizar una nueva cruzada, llevada a cabo por Carlos de Anjou, hermano de Luis IX de Francia, el objetivo era restaurar en Constantinopla un gobierno latino y católico. Miguel le habría ofrecido al Papa, en caso de anular la cruzada, reunificar las Iglesias. Gregorio X estaba dispuesto a proteger a los bizantinos si su Iglesia se subordinaba a Roma, anuncio un concilio en Lyon en 1274. Miguel acepto y la nueva cruzada pareció disolverse, pero en la capital el descontento crecía hacia lo pactado en Lyon. Al ver esto los Papas posteriores presionaron cada vez más el cumplimiento, amenazando con la cruzada. Por otro lado, los mongoles habían penetrado en el siglo XIII, alterando el orden establecido por Miguel. Pero al penetrar también los turcos selyúcidas, los otros se desviaron hacia la frontera oriental del Imperio, poco protegida por estar las tropas en Europa protegiéndola de Carlos de Anjou. Para 1280 los turcos ya habían invadido Anatolia. Mientras tanto, al morir el Papa Nicolás III, Carlos por fin pudo movilizar sus tropas e incursionar. La cruzada fue oficialmente declarada, con ayuda de Venecia y de toda la península balcánica. Tal plan fracaso, ya que Miguel consiguió un aliado en Pedro III de Aragón,