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El estado de Oaxaca cuenta con una amplia variedad de productos típicos tradicionales

Enviado por   •  26 de Junio de 2018  •  2.698 Palabras (11 Páginas)  •  330 Visitas

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OBJETIVO

Promover y dar a conocer los dulces regionales a un corto plazo a nivel local, mediante ferias gastronómicas en conjunto con los vendedores, implementando nuevas técnicas que ayuden al realce de dichos productos.

OBJETIVOS ESPECIFICOS

- Descubrir el origen de los dulces regionales oaxaqueños.

- Describir las cualidades y características principales de los dulces regionales.

- Hacer una encuesta sobre que dulces regionales oaxaqueños se conocen.

- Establecer una estrategia de marketing que permita lograr una imagen innovadora y agradable a los dulces regionales para la mejora de su venta.

- Comparación de precios entre los dulces regionales y otros postres que son más consumidos.

- Conocer cuanta popularidad tienen los dulces regionales en el estado.

ANTECEDENTES

Los dulces regionales son diferentes postres que se elaboran en las diferentes regiones de nuestro estado, estos productos han sido elaborados hace más de 100 años, gracias a la conquista llegaron a nosotros diferentes productos como lo es el vino, el trigo, los frutos secos, entre otros ingredientes que hicieron posible la implementación de dichos productos en nuestro país, generando nuevos platillos en este caso nuestros dulces regionales. Desde el siglo XIX la elaboración de los dulces regionales ha ido evolucionando, se dice que los nenguanitos son árabes porque representan las torres de babel, ya que los nenguanitos están enfilados, pero no está muy claro debido a la poca información que hay.

En el siglo XIX se destacaban en la repostería oaxaqueña los “antes” son un plato con muchas variantes como lo son el marquesote y el mamon los cuales se diferencian por que el marquesote es un pan esponjoso que se elaboran con almidón, claras y yemas de huevo, azúcar y ajonjolí esto se bate y sale una masa liquida la cual se hornea en una cajita de papel de estraza y los mamones es el mismo pan solo que este se remoja en almíbar pueden ser con vino o jerez, en lugar de ajonjolí se le pone azúcar roja, también se le conocen con el nombre de “borrachitos”. El antecedente de este postre es el nombre de “manjar real” debido a que en la cuaresma era un tiempo excelente para los postres y se tenían que compensar por los diarios ayunos siendo estos más fuertes y nutritivos. Pero con el paso del tiempo los marquesotes fueron reemplazados por bolillos fritos, el almíbar por miel de panela, así también se perdió la elaboración ancestral, ya que los antes, se hacían en horno o en una cazuela tapada, con rescoldo hacia arriba y abajo, actualmente los hacen sin hornear. Las medidas que se usaban para saber la cantidad de peso que se tenía que usar para la elaboración de los postres era mediante, onzas, libras, arrobas, almudes, cuartillas, tlaco o medio tlaco, con estas se medía el azúcar, el anís, las almendras, canela, harina, manteca. De entre las delicadezas que se han perdido hay que lamentar la ausencia de la “nieve de rosa”, típico platillo afrancesado que describe demasiado bien el romanticismo de dicho siglo.

Un ingrediente básico y que no puede faltar en los dulces oaxaqueños es la panela la cual dio lugar a muchas variantes como las “charamuscas, las palanquetas, las trompadas, las pepitorias” entre otros que nuestros abuelos saboreaban cuando eran niños, la miel de panela es la incondicional compañía para hacer la chilacayota, las manzanitas en tejocote y las manzanas serranas. (Colmenares, 1985)

Desde tiempo atrás hay postres que se hacen en fechas importantes y festividades un ejemplo de ellos son las “empanadas de Corpus” que se acostumbran en esa ocasión religiosa así como también “la calabaza tamala” que se realiza en el Día de muertos, y los “buñuelos” que se consumían antes en la fiesta de la Virgen de la Soledad, estos postres son indispensables en la actualidad en la Villa de Zaachila en el mes de septiembre, debido a que es una tradición comprar un buñuelo “remojado o rociado” con azúcar roja pintada con carmín miel de panela, estos se tiene la costumbre de servirlos en platos de barro y al terminar quebrar el plato, al parecer esta tradición viene del siglo pasado porque hubo una epidemia de cólera y las ordenanzas municipales tomaron esta medida para evitar contagios. (Colmenares, 1985)

En la época de “muertos” se realizaban una figuritas de Ejutla las cuales eran unos confetis a base de azúcar que en su interior llevaban una miel envinada y tenían diferentes formas como zapatos, sombreros, corazones, etc. Los dulces regionales se podían encontrar en diferentes esquinas de la Ciudad, en los mercados y en los portales de la plaza principal, estos dulces son los sobrevivientes de los conventos y las casas oaxaqueñas como lo menciona el autor:

“Nuestros pintores costumbristas han plasmado los contornos cilíndricos de los gaznates, la delicadeza blanca y rosa de los turrones la forma amomedada de los nenguanos. Cocadas, tortitas, Carlitos, empanadas de corpus, roscas, mamones, casquitos y tortillas de huevo son custodiados por el incesante movimiento del “mechudo” en las manos del vendedor, ahuyentando los abejones.”

Un postre que también tienen historia son las nieves las cuales se hacen a base de agua o leche mediante diferentes frutas sin olvidar la vainilla, se hacen en garrafas que a su alrededor contienen hielo con sal, su tradición se remonta a la época en donde no había hielo y tenía que recurrirse a la recolección de granizo de la Sierra o de San Felipe y almacenarlo en grandes pozos para poderlo conservar durante un largo tiempo. Ana García de Cruz es de la cuarta generación de neveros que existe en Oaxaca, ella menciona que los neveros salían a vender sus nieves en el zócalo, en donde ponían un petate para darse sombra, los domingos se ponían los puestos afuera de la iglesia de San Juan de Dios. Durante la revolución se interrumpió la venta de nieve, debido a la falta de vendedores de granizo, años después se estableció la “mascota”, primera fábrica de hielo que se ubicó rumbo al Llano, posteriormente se crearon los barquillos los cuales se guardaban para que cuajaran y se sirvieran acompañados de nenguanitos, mamones, turrones y roscas. (Colmenares, 1985)

Los dulces regionales deben de ser un símbolo representativo de la gastronomía oaxaqueña estos productos son de un valor inmenso debido a sus antecedentes, desafortunadamente no hay mucha información

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