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Estrategias de Guerra. Guerra Autodirigida

Enviado por   •  18 de Enero de 2018  •  2.673 Palabras (11 Páginas)  •  693 Visitas

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Guerra Autodirigida

Los grandes guerreros saben que para triunfar es preciso controlar la mente. Una mente fuera de control generará una estrategia incorrecta. Las siguientes estrategias le permitirán controlar la mente.

- La estrategia de la polaridad: cuando era primera ministra de Inglaterra, Margaret Thatcher atacó constantemente a los oponentes dentro de su propio partido, el Partido Laboral, con el fin de polarizar al electorado. La estrategia funcionó puesto que Thatcher era considerada una líder fuerte. ¿Quiere ganar la batalla? No busque comodidad en el centro. Vaya a los extremos donde tendrá la oportunidad de pelear.

- La estrategia de la guerrilla mental: sea objetivo a la hora de evaluar sus creencias y supuestos. No insista con lo que funcionó en el pasado. Viva en el presente para que pueda ver claramente a qué se está enfrentando y planifique de acuerdo con esto.

- La estrategia del contrapeso: El control mental es fundamental para hacerle contrapeso a cualquier amenaza o reto. Alfred Hitchcock siempre mantenía la compostura en el escenario porque pensaba de antemano hasta en el más mínimo detalle. Hitchcock contaba con un absoluto control mental. Esto le permitía mantenerse ajeno a todo el caos mientras trataba de llevar a cabo su proyecto.

- La estrategia de guerra a muerte: en 1519, Hernán Cortés encabezó una expedición para conquistar a los aztecas. Cuando llegó a México, el temor de enfrentarse contra los feroces guerreros aztecas había sobrecogido a sus hombres. Así que Cortés decidió hundir sus barcos para que los soldados no pudieran escapar. Ya sin ninguna opción, los soldados dieron la batalla y ganaron. La gente pelea como un gato cuando no tiene más opción.

Guerra organizacional

De nada sirve el valor y el genio estratégico de un general si este no cuenta con un ejército bien estructurado y con soldados bien dispuestos. A continuación, algunas estrategias para controlar las fuerzas.

- La estrategia del control: apenas llegó a jefe del estado mayor de la armada de Estados Unidos, el general George C. Marshall colocó gente de confianza en varios puestos subordinados. Esto le permitía dirigir indirectamente las fuerzas.

- La estrategia del caos controlado: Napoleón tuvo éxito en el combate en parte porque reorganizó las fuerzas militares francesas de modo que pudieran actuar de una manera “fluida, rápida y no lineal”. Procure que su organización sea lo suficientemente flexible como para confundir a su oponente.

- Estrategias para elevar la moral: para motivar las fuerzas militares, es preciso que estas crean en una causa. Manténgalas contentas física y espiritualmente. Comparta sus sacrificios. Procure que la energía espiritual de las mismas se fortalezca. Inspire confianza y pasión. Sea firme y, a la vez, justo. Aísle a los gruñones que puedan socavar el espíritu.

Guerra defensiva

Con frecuencia, una postura defensiva clásica puede ser estratégicamente correcta. Por ejemplo:

- La estrategia de la economía perfecta: Aunque ganó dos grandes batallas contra Roma en el año 281 a.C., el rey Pirro de Épiro perdió miles de soldados en la cruenta batalla. El hombre que le dio su nombre a las “victorias pírricas” concluyó tristemente lo siguiente: “Si derrotamos a los romanos en otra batalla como esta quedaremos completamente arruinados”. Escoja sus batallas con sabiduría.

- La estrategia del contraataque: esta clásica postura defensiva permite ahorrar recursos invalorables mientras el enemigo gasta sus municiones y expone sus fuerzas militares al peligro. No dispare hasta que este avance. Si el enemigo se mueve de primero, hágase la víctima o “póngale una carnada” hasta que cometa algún error.

Un ejemplo de esta estrategia se llama “a la manera napoleónica”. Un ejército aparenta ser vulnerable y tener miedo de dejar su posición defensiva. Pero, apenas se presenta la oportunidad, el ejército contraataca inmediatamente, cogiendo al enemigo fuera de guardia. Cuando se trata de la vida cotidiana, a veces es mejor dejar que el oponente ataque primero para exponerlo a una devastador y letal contraataque.

- Estrategias de disuasión: evite ataques contrarios haciendo algo impredecible o irracional. A nadie le gusta pelear con alguien que está loco. La gente nos dejará tranquilos si nos creamos la reputación de que somos feroces.

- La estrategia de no comprometerse: a veces es mejor retirarse que atacar. El ejército de Mao Zedong se retiró en la famosa “Gran Marcha” y se le escapó a Chiang Kai Shek. La estrategia de Mao funcionó. Los comunistas conquistaron China en 1949.

Guerra ofensiva

Los grandes generales siempre aprovechan la ofensiva. Logran controlar la situación y atacan. Desde tiempos antiguos, la manera clásica de triunfar en la batalla es la siguiente: actuar con valor, asaltar ferozmente y atacar al enemigo con una fuerza abrumadora hasta que no aguante, corra y colapse. Esto funciona en tierra, mar y aire. Estas estrategias ofensivas suponen que asumamos la iniciativa.

- La gran estrategia: el 31 de enero de 1968, el primer día del Tet vietnamita, el Viet Cong lanzó una ofensiva contra casi todas las ciudades y pueblos. El Viet Cong invadió partes de Saigón, atacó la embajada estadounidense y tomó el palacio presidencial. Asimismo, tomó Hue, la antigua capital. El Viet Cong parecía fuera de sí. La ferocidad de este ataque acabó con la confianza en Estados Unidos. Esto alentó las manifestaciones en contra de la guerra. El presidente Johnson anunció que no se lanzaría de nuevo a la presidencia. Esta brillante ofensiva cambió el curso de la guerra.

- La estrategia de inteligencia: para contrarrestar al enemigo es preciso pensar igual que este. Estudie la naturaleza humana. Entienda por qué la gente actúa de cierta manera. Lograremos engañar y controlar a nuestro oponente si entendemos cómo funciona la mente del mismo.

- La estrategia de Blitzkrieg: en alemán, “blitzkrieg” significa guerra relámpago, ataque violento y rápido y aniquilar. Por lo general, la gente evita este tipo de jugadas rápidas. Pero, si atacamos con fuerza y rápidamente, el enemigo no sabrá qué le ocurrió.

- Estrategias de fuerza: el general alemán Erwin Rommel, el famoso “Zorro del desierto”, se valió durante la Segunda Guerra

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