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Factores de Riesgos de la Enseñanza

Enviado por   •  11 de Marzo de 2018  •  8.176 Palabras (33 Páginas)  •  249 Visitas

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Según Velásquez (2003), el bajo rendimiento escolar se refiere al desfase negativo entre la capacidad del alumno y su rendimiento, en las diferentes asignaturas escolares. Desde una perspectiva pedagógica un alumno(a) con bajo rendimiento es aquel que no alcanza los objetivos mínimos del currículo, evaluados mediante las calificaciones escolares y son diagnosticados como presuntos casos de fracaso escolar.

Silvia Rimm, (1994, citada por Vergara, 1997), en su libro “Underachievement Síndrome”, describe el “Síndrome de Bajo Rendimiento” como aquel en el cual las verdaderas capacidades del

niño son obvias, tanto para el maestro como para sus padres. Pueden

ser niños muy creativos o precoces en matemáticas o verbalmente, sin embargo a pesar de sus dotes no les va bien en la escuela. El bajo rendimiento comienza con preescolares brillantes y frecuentemente

muy verbales que en algún punto su rendimiento satisfactorio en la

escuela, cambia tanto en forma gradual como repentina. Desde el

punto de vista etiológico no hay ningún culpable ni explicación biológica

o neurológica que fundamente el rendimiento inadecuado de un niño capaz en la escuela. Tampoco se puede encontrar en la institución educativa una causa particular que justifique el bajo rendimiento.

Si el bajo rendimiento no se diagnóstica a tiempo ni se realizan las intervenciones según el caso, lo mas probable es que el alumno/ alumna presente un fracaso escolar. Para Lozano (2003 ), el concepto de fracaso escolar varía entre diferentes autores. Rodríguez (1986), considera el fracaso escolar como la situación en la que el sujeto no consigue los logros esperados según las capacidades, de modo tal que su personalidad está alterada influyendo en los demás aspectos de su vida. Tapia (2002), desde una perspectiva del sistema educativo actual señala que fracasa el alumno que suspende, estableciendo como más apropiado para determinar la existencia de fracaso, el que el alumno rinda por debajo de sus posibilidades. Según Lozano, diversos estudios intentan explicar el fracaso escolar partiendo de las variables que alude a los tres elementos que intervienen en la educación: los padres o determinantes familiares, los profesores o determinantes académicos y los alumnos o determinantes personales.

La condición educativa atribuida a la familia esta fuera de toda duda y discusión siendo cada vez mayor la concientización de la importancia del papel de los progenitores en el progreso y desarrollo educativo de sus hijos. Shielfelbam y Simmons (citados por Adell 2002), consideran los antecedentes familiares el determinante individual de mayor importancia y peso en el rendimiento académico alcanzado por el alumno. Entre los factores familiares de mayor influencia destacan las variables de la clase social y el medio educativo y familiar.

Según Pipkin (1994), citado por Narváez (2001), las causas del fracaso escolar que aluden los docentes tanto de las escuelas urbanas y urbano marginales es por factores externos a la escuela ya sean por problemas cognitivos-afectivos-orgánicos de los alumnos, a las dificultades socioeconómicas de sus familias, a la falta de colaboración/participación de lo padres o bien a las metas de funcionamiento de los servicios de psicopedagogía u otras instituciones. Un informe de la UNESCO, de la Comisión Internacional sobre educación para el siglo XXI, precedida por Jacques Delorg, (1996), se alude a la crisis de sistema educativo y al fracaso de más de una tercera parte de los alumnos de la enseñanza primaria y secundaria en los EE.UU. de América. Se dice que estos alumnos que han fracasado denominados > tenían por lo general dos años de atraso en su escolaridad, más de la mitad dejan la escuela sin ningún diploma; en su mayoría procedían de medios desfavorecidos, son pobres, pertenecían a minorías étnicas que no hablan ingles, muchos pertenecen a familias monoparentales.

Las dificultades escolares o disfunciones escolares tienen una frecuencia de cierta consideración. Según encuesta de varios países de Wall, realizada por la UNESCO, su frecuencia fluctúa entre el 20 y el 30% de la población escolar dependiendo del nivel socioeconómico y cultural de cada región o país. En los adolescentes entre 10 y 19 años de cada 10 adolescentes que consultan, 4 ó 5 lo hacen por dificultades escolares, muchas veces asociadas o condicionadas a enfermedades crónicas como el asma, la epilepsia, la diabetes, e4l reumatismo, y el déficit físico. Dentro de los motivos de consulta de estas dificultades se encuentran el déficit de progreso o bajo rendimiento escolar, falta de promoción a grados superiores, déficit de concentración y atención, mal comportamiento escolar (agresividad, aislamiento, payasadas, hiperactividad) desajuste escolar (expulsiones repetidas, hostilidad hacia los profesores, fugas de la escuela), dificultades específicas del aprendizaje en lectura, escritura y las matemáticas, la fobia escolar y rechazo para ir a la escuela (Barrera 1983)

Diversos autores y muchas instituciones educacionales siguen la clasificación de la Oficina de Educación de los Estado Unidos de las llamadas dificultades de aprendizaje en dos grupos: a) Dificultades específicas (5%), en cuanto a lecto-escritura y cálculo matemático y el rechazo o fobia escolar de competencia de los especialistas (psico-pedagogos), y b) Las dificultades no específicas o trastornos funcionales de aprendizaje o disfunciones escolares relacionadas con causas orgánicas o inorgánicas y las mixtas. Estos casos son los mas frecuentes y más accesibles para ser diagnosticados y de competencia del médico.

En cuanto a la deserción escolar en América Latina y el Caribe para el año 2000 la tasa global de deserción entre los adolescentes antes de completar la educación secundaria era inferior del 20% en las zonas urbanas de Bolivia (9%), Chile(14%), Perú (16%), y República Dominicana (19%). En Argentina, Brasil, Colombia y Panamá fluctuaba entre un 20 a un 25%. En ocho países la deserción escolar afectaba a un porcentaje entre el 25 y el 35% de los adolescentes: Costa Rica (30%), Ecuador (28%), El Salvador (30%), México (35%), Nicaragua (34%), Paraguay (32%), Uruguay (32%), y Venezuela (35%). Las tasas más altas de deserción fueron encontradas en Honduras y Guatemala en el 40% al 47% respectivamente. Según el informe de la UNESCO, referido en párrafos anteriores por Narváez (2001), hay coincidencias en dicho informe en lo que se refiere a las causas de la deserción la cual es más frecuente en hogares de escasos recursos

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