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IMPACTO PSICOLOGÍCO EN NIÑOS CON DIABETES DEL TIPO 1

Enviado por   •  13 de Enero de 2018  •  4.125 Palabras (17 Páginas)  •  441 Visitas

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Marco teórico

Controlar una enfermedad crónica puede ser todo un desafío y es fundamental desarrollar estrategias de afrontamiento eficaces para superar las dificultades a fin de mantener la salud, el equilibrio y la felicidad. La diabetes tipo 1 es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la infancia y requiere un régimen de tratamiento complejo y exigente.

Aunque la gran mayoría de niños con diabetes tiene tipo 1, cada vez aumenta más el número de adolescentes con diabetes tipo 2 que, al necesitar un régimen de tratamiento similar, están sujetos a unos factores de riesgo de estrés comparables.

La administración frecuente de insulina, la revisión de los niveles de glucemia y el tratamiento de los niveles altos y bajos de azúcar son parte de la vida diaria con diabetes. Los niños con esta afección y sus familias también deben coordinar estas tareas con la ingesta alimentaria y la actividad física.

Otros aspectos del control diabético incluyen acudir con regularidad a citas concertadas de diabetes en clínicas y hospitales, monitorizar el riesgo y el tratamiento de las complicaciones médicas y dar apoyo activo al sistema inmunológico a fin de evitar infecciones. Estas tareas son exigentes y pueden resultar perturbadoras y estresantes, demostrando cómo los niños con diabetes y sus familiares tienen una serie de momentos de estrés que otros niños sin la afección no experimentan.

Concretamente, entre un 15% y un 25% de los adolescentes con diabetes tipo 1 experimenta depresión, en comparación con el 14,3% de los niños que no tienen una enfermedad crónica, lo cual se traduce en un índice entre dos y tres veces mayor que el de la población adolescente general. Informes recientes también sugieren que los jóvenes con diabetes tipo 2 corren un riesgo similar, si no mayor, que los jóvenes con diabetes tipo 1 de sufrir estos problemas psicológicos.

Los síntomas de depresión resultan especialmente preocupantes en jóvenes con diabetes tipo 1, teniendo en cuenta que, en el extremo inferior del riesgo, estos síntomas están relacionados con un mal autocuidado y en el extremo superior del riesgo están relacionados con un cuidado glucémico por debajo de lo ideal e incluso con hospitalizaciones recurrentes por diabetes.

Un posible vínculo que explicaría por qué los síntomas de depresión están relacionados con unos peores resultados de la diabetes es a través de la autoeficacia. Quienes tienen más síntomas de depresión tienen una autoeficacia más baja, o la creencia de que no pueden controlar su diabetes. Si sientes falta de control, esto puede provocar que tomes decisiones poco saludables porque sientes que, hagas lo que hagas, no cambiará el resultado.

Finalmente, la depresión y los síntomas depresivos no sólo están relacionados con resultados negativos de la enfermedad, sino que también están relacionados con un mal funcionamiento en general y la percepción de una baja calidad de vida. Entre los signos de depresión se encuentran la tristeza, la apatía, la falta de atención, la letargia, las alteraciones del sueño, los cambios de apetito, la falta de motivación, el no participar en actividades que previamente se disfrutaban y los pensamientos suicidas.

En el caso de los niños pequeños, otros síntomas frecuentes son la irritabilidad, la ira, las pataletas y los dolores, como el dolor de estómago o de cabeza. Cuando éstos se producen es importante hablar con un equipo sanitario sobre el tema. En algunos casos, las familias podrían necesitar acudir a los servicios de salud mental para hablar en más profundidad con un profesional que les ayude a desarrollar estrategias positivas de afrontamiento.

En el caso de las personas con diabetes, también existe el riesgo de desarrollar angustia por diabetes, lo cual incluye sentimientos negativos que están directamente relacionados con la afección. Por ejemplo, sentir una frustración extrema por los niveles de azúcar en sangre, sentirse sobrecargado por todas las tareas del control diario o sentirse aislado dentro de la experiencia diabética.

La angustia prolongada por diabetes puede generar “agotamiento por diabetes”, un término que se utiliza para agrupar los sentimientos de incapacidad de afrontar la diabetes. Podrían darse otros síntomas de depresión en general, o el sentimiento podría estar tan solo relacionado con la diabetes.

Con angustia por diabetes, los pacientes corren un mayor riesgo de tener una técnica pobre de afrontamiento, técnicas insuficientes para la resolución de problemas y un mal cuidado personal.

Éstos son los bloques de construcción fundamentales para navegar con éxito tanto en el control diabético como en otras tareas estresantes que puedan surgir; por lo tanto, es necesario promover unas técnicas eficaces de afrontamiento.

El agotamiento por diabetes tiene menos probabilidades de producirse cuando una persona se siente apoyada por quienes le rodean, habla con regularidad con su equipo médico acerca de sus sentimientos y está conectada con otros niños y familias con diabetes. Aunque menos prevalente que los síntomas de depresión y angustia, existen pruebas de que los niños con diabetes también tienen un alto riesgo de síntomas de ansiedad y los índices se calcula oscilan entre el 13% y el 17%.12

La ansiedad puede influir negativamente sobre los niños y sus familias en distintas maneras. Los temores de que se produzcan eventos concretos por la diabetes, como futuros episodios de hipoglucemia, puede contribuir a que aumenten los niveles de estrés y ansiedad general.

Los padres también pierden bastante el sueño por revisar el nivel de azúcar a lo largo de la noche y preocuparse por las tendencias a la baja. Para la persona que vive con diabetes, cualquier nivel de aumento de la ansiedad está relacionado negativamente con la calidad de control glucémico, dificultando el autocontrol diabético.

Preocuparse constantemente puede suponer un peso para los niños y, en el peor de los casos, puede hacer que se sientan desamparados e incapaces de controlar su diabetes. Cuando los niños o los padres expresan sus preocupaciones por la diabetes, tanto si son razonables como si no, se les debería escuchar. A veces una preocupación se puede resolver con más educación y otras veces se necesita de la ayuda de un profesional formado en salud mental.

No obstante, escuchar a los padres y a los niños y dar valor a sus preocupaciones es un excelente primer paso para tranquilizarles y que entiendan que la diabetes se puede controlar y que las personas con diabetes pueden prosperar en la

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