LA DIMENSIÓN ESTÉTICA DE LO HUMANO

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LA EDUCACIÓN ESTETICA. LA EDUCACIÓN DEL GUSTO

En la raíz del término educación nos encontramos con dos significados.

- A) Educare que hace referencia a conducir, a proceso de cambio, influencia y acción externa de uno sobre otro

- B) Educare que significa hacer salir y hace referencia a proceso de mejora de las propias posibilidades desarrollándolas y haciéndolas más perfectas.

Educar es un proceso de aprendizaje donde el ser humana mejora y se vuelve cada vez más huma y valioso. Con esto el ser humano desarrolla características para ser más humanamente competente, estas competencias procuran educación, que más allá de la instrucción en contenidos del saber. Gracias a la educación el ser humano dispone de una formación de la que carece al nacer, ni se le dona a través del desarrollo. En cuanto a la educación estética, la educación del gusto se inscribe, la propuesta de Schiller, en sus manos sobre la educación estética del hombre vincula la estética kantiana con la filosofía de la educación de Rousseau y su propia idea del sentimiento. Considera la educación estética como la única vía que puede conducir a la maduración espiritual completa del hombre: de la razón, de la moral, del gusto y del sentimiento. Estaríamos dentro de la vertiente de la educación a través de lo estético, del arte. Pero en la educación estética cabe una segunda dimensión, aunque relacionada con la anterior: la formación o educación para el arte, para la apreciación del objeto estético y su creación. Su objetivo básico está estrechamente conectado con la formación del gusto y de la sensibilidad estética.

LA EDUCACION PARA EL ARTE

La experiencia estética se oferta a todos los seres humanos, sin embargo esto no quiere decir que cualquiera necesariamente lo experimente una vez que se le otorga el objeto, esto posibilita que el sujeto aporte las condiciones necesarias de su entendimiento, enfrentarse con lo estético supone para el creador vivir en la antinomia que conlleva, de una parte, no alejarse de la vida y la realidad, ya que el arte fructífero debe estar siempre enraizado en la vida, de otra, ir más allá de esa vida real, pues sólo así puede alcanzar magnitud y sobrepasar su tiempo, viendo de modo creador lo que es señalando más allá de la vida y la realidad, pero sin perder la línea de la vida real.

El arte impone orden y medida. Reprime lo particular que existe en la subjetividad convirtiéndolo en universal. Invita a la comprensión y apertura libre al objeto, para poder penetrar en el mundo que ante sí la obra de arte abre, para poder de esta forma comunicar con la obra y comprender todo cuanto deba ser comprendido.