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Justificación y objetivos (2) de este documento para el Tema “el ser humano sujeto de la ética”.

Enviado por   •  22 de Marzo de 2018  •  3.895 Palabras (16 Páginas)  •  410 Visitas

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y la generosidad. Hay pueblos que se resisten a la idea de que todo deba tener un precio, hay quien argumenta que la especie humana perecerá si no es capaz de recuperar las virtudes de dadivosidad, de la hospitalidad y de la gratuidad.

Tal vez el mejor ejemplo que podemos poner es el de las simientes. Como se sabe la principal característica de la naturaleza es su prodigalidad: la naturaleza derrocha el polen, derrocha las semillas, derrocha el semen, porque su principal propósito es evidentemente la perpetuación y la multiplicación de la vida. El hombre ha sido capaz de llevar su tremendo poder científico y tecnológico hasta el diminuto corazón de las semillas, donde está oculto el secreto, ha sido capaz de alterarlas con el fin de potenciar la productividad y de mejorar, desde su perspectiva parcial, las especies, pero en el fondo lo que quiere es hacerse dueño del secreto de la reproducción y la multiplicación de los bienes de la tierra, ponerles un precio, y para poder traficar con ellos amparado en los derechos ilimitados del conocimiento y escudado por la lógica de las patentes. El debate sobre la modificación del patrimonio genético de las especies nos compete a todos y debería ser más amplio, pero lo que aquí nos encontramos es una dramática disparidad en el acceso a la información y al conocimiento, que hace que las conquistas de la ciencia y de la industria caigan en manos de los traficantes mucho antes de ser debatidas por la humanidad. La privatización de los tesoros de la naturaleza, la oposición de un cálculo mezquino a la divina prodigalidad del mundo, es lo más parecido a un pecado que yo puedo concebir en nuestra época. Y tendría que encontrar alguna oposición y algún límite, incluso en términos jurídicos.

Ello nos lleva a plantearnos el tema de las limitaciones de la democracia. Cuando ésta fue concebida, en la Grecia clásica, se pensaba que era compatible con fenómenos como la esclavitud. En realidad Grecia no vivió jamás una democracia sino apenas una oligocracia, o una aristocracia; y el país que más proclamó el imperio de la igualdad en occidente, los Estados Unidos de América, llamó democracia inicialmente sólo a una etnocracia que toleraba en su seno una esclavitud más alarmante que la griega. Pues en Grecia ser esclavo era un accidente, era fruto de una derrota en la guerra, en tanto que en América desde el siglo XVI ser esclavo era una condena fatal debida al origen y a la raza. Muchos esfuerzos se han hecho en la historia por hacer a la democracia más verosímil, por ampliarla a las minorías étnicas, religiosas, sexuales, pero la entronización del poder económico como principal factor en la lucha política, y la escandalosa admisión sin debate de la publicidad como instrumento básico de las justas electorales, ha convertido a la democracia en un simulacro en buena parte del mundo. Hoy la mayor parte de las democracias del planeta no son más que el poder de las corporaciones, a veces legales, a menudo ilegales, sobre una humanidad embrujada por el resplandor de los medios.

Por supuesto que el Estado tendría que poner freno a estos excesos, pero la verdadera solución no puede estar en la persecución o el acallamiento de los medios sino en una proliferación de medios expresivos a través de los cuales puedan darse los grandes debates de la época, y avanzar en la formación de ciudadanos capaces de asumir ese debate y de mantenerlo. El ágora es ahora el debate en los medios convencionales y la red infinita de intercambios que discurren bajo el pórtico de Internet.

Como bien lo expresa W. Ospina, las necesidades de la humanidad han cambiado, y su pensamiento también lo ha hecho con el modelo cultural, económico y político desde el siglo XIX. El ser humano ha entrado en una modernidad líquida en donde no se tiene certeza de nada, todo es efímero. Ahora el control no está en la iglesia o en lo estados, son las grandes industrias y compañías las que imponen su voluntad en el planeta, agotando los recursos de las comunidades más pequeñas, imponiendo un estilo de vida, un prototipo de individuo al cual cada ser humano debe seguir, por tal razón se difumina la moral, se pierde la conciencia social y se deteriora el sistema político ocasionando conflictos y corrupción, lo que finalmente lleva a que se pudran y/o deterioren las relaciones personales, tanto familiares como sentimentales.

La frase indicada en el texto y mencionada por Marx “todo tendería a convertirse en mercancía” describe casi con exactitud lo que en la actualidad sucede. Las compañías impusieron un modelo mercantil difícil de superar, que llevó a derrocar los valores, virtudes y responsabilidades de los humanos. Así, las compañías tienen a una población “embobada” y reducida que no cuestiona las acciones de éstas, permitiendo que seamos marionetas de las mismas y accediendo a que ellas realicen lo que quieren: obtener información y conocimiento para posteriormente explotarlo y darle un precio, sin ni siquiera llegar a encontrar una barrera legal. Es por esto que en el documento se cuestiona la democracia, ya que ésta no asegura la igualdad, en su lugar, deja vía libre a la desigualdad debido al gran poder que presenta el mercado y las corporaciones. A lo anterior se le suma la influencia de los medios de comunicación, que no hacen más que entorpecer la comunicación con sus espectadores, es decir, no hacen más que ocultar los hechos reales con mentiras o dando cubrimiento a hechos que no tienen gran importancia debido a que no benefician a todo un pueblo, y centrándose en los acciones menos relevantes en las ocurridas en otros países.

La ética como la búsqueda del bien y del mal es afectada por todos estos factores que estropean el discernimiento y la ideal toma de decisiones por parte del individuo. El comercio estandariza la vida y plantea un prototipo de ser humano ideal, obligando a cada individuo a aplicar los cambios necesarios para pasar por el molde y terminar siendo un peón más en este juego de ajedrez. Esto lleva a la humanidad a los extremos, olvidando su ética, confundiendo la verdad, la moral y el sentido de orientación que tiene el ser humano, ocasionando un comportamiento indeseado y un rechazo hacia la ética, es decir, un rechazo hacía la búsqueda del bien, más específicamente, un bien que beneficie a la humanidad, el cual no ha sido alcanzado a pesar de los intentos de muchos filósofos y pensadores por tratar de humanizar cada una de las épocas de importancia por las que ha pasado la humanidad, tales como las revoluciones Industrial y Francesa.

Analice las preguntas angustiosas que se formula W. Ospina: ¿qué o quienes las originan, por qué, qué han de hacer y qué han de esperar los seres humanos que

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