LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA Y SU INCIDENCIA EN EL FORTALECIMIENTO DE LA DIVERSIDAD CULTURAL

...

Un movimiento cósmico estudiantil que corrió como pólvora desde el barrio latino en París hasta copilco en Ciudad Universitaria, México; iniciando un fuego desde la Sorbona hasta Woodstock, en una simbiosis telepática que unió a decenas de miles de jóvenes que lucharon por romper los cimientos de una sociedad corrupta y autoritaria en Berlín, México, Washington, Praga, París.

La chispa comenzó durante el régimen de Charles De Gaulle, en una Francia que vivía los últimos años autoritarios del general anciano, héroe de la Segunda Guerra Mundial. El relámpago que comenzó en Francia se extendió rápidamente la Alemania que reclama su identidad (dividida hasta el momento), los EEUU y la contracultura[5], pero también una importante lucha en Checoslovaquia que se libera de los tanques soviéticos[6]. Pareciera que en 1968 se concentró la gran revolución cultural, económica y política de la década de los años sesenta.

Miles de kilómetros de distancia entre los franceses y los mexicanos, entre los norteamericanos, los checos y alemanes, pero un mismo ideal contestatario, una idea que se funde con los principios más nobles defendidos desde la revolución francesa: la libertad. Nuestras libertades políticas, religiosas, culturales, sexuales y son nuestras porque tenemos conciencia de ellas, porque las sentimos, las idealizamos, las vivimos. Porque las descubrimos, en ese árbol corpulento que es la universidad, síntoma de una diversidad cultural pero también de una unión

Es en las universidades donde se gesta el cambio, nos unen las tendencias autoafirmadoras pero también la vocación integradora de que la humanidad es una; ejemplos sobran, desde mayo de 1968 hasta la primavera árabe de 2010, las metamorfosis que ha vivido la humanidad comienzan en las universidades, porque la diversidad de personas y de ideas que recorren sus pasillos transforman continuamente a las propias IES. Somos los universitarios que continuamente gritamos al mundo: “está prohibido prohibir”. Prohibir nuestra libertad de expresarnos, de manifestarnos, de modificar al mundo con nuevas y mejores ideas que rompan las inercias de la desigualdad, de la corrupción, del subdesarrollo, porque los humanos somos seres reflexivos, y los universitarios explotamos esa condición humana, ese ímpetu que nos hace desafiar al Partido Comunista checo pararnos frente a los tanques en Tiananmen, marchar por las calles de Alabama exigiendo la desagregación racial o encendiendo las calles de Soweto clamando el fin del apartheid, persiguiendo valores universales, una osmosis cultural.

Y volvemos al principio: el desarrollo sostenible es posible, pero nuestra última frontera es la falta de educación y para los que tenemos el orgullo de formar parte de una comunidad universitaria, situándonos como holones[7], sabemos que la universidad fomenta la diversidad cultural que construye un mundo mejor, un mundo sin imposibles.

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS

- Bartra, A. (s.f de s.f. de 1996). Vientos de cambio en mayo de 1968. La jornada, págs. 50-51.

- Capra, F. (1975). El tao de la física. Viena: Sirio.

- Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. (1987). Nuestro futuro común. Nueva York: ONU.

- Fuentes, C. (2012). Texto Inédito. Revista de la Universidad de México, 5-9.

- Koestler, A. (1974). Las raíces del azar. Barcelona: Kairos.

- Newman, J. H. (1976). The Idea ofa University Dfflned and Illustrated: L In Nine Discourses Delivered to. Oxford: I.T, Clarendon.

---------------------------------------------------------------