LOS FUNDAMENTOS DE LA DEMOCRACIA COMO SUSTENTO PARA LA TEORÍA DE LA JUSTICIA

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Como se puede apreciar en el párrafo anterior el concepto que nos da Bobbio acerca de la democracia se refiere totalmente al aspecto político, pues responde totalmente a la participación que los gobernados pueden y deben ejercer hacia el poder, sin embargo, ubicándonos en un aspecto más actual lo podemos relacionar precisamente con los derechos humanos, pues con ellos los derechos políticos pueden notarse.

Aunque el autor no haga mención aun de los derechos humanos, es importante ubicar a la democracia en este contexto ya que para que un Estado viva una democracia, debe de garantizar en primera instancia la protección a los derechos políticos que son parte de los derechos humanos y con ellos las personas que hagan uso de estos derechos primero mencionados, puedan escoger la forma en que quieren que se les reconozcan los demás derechos que los gobernantes o el estado les reconozcan, que de esta manera ya no son solo derechos políticos ni derechos humanos, sino que cambian su denominación por derechos fundamentales, estos conceptos con el tiempo han ido evolucionando, de igual manera el derecho y todo lo que lo comprende ha ido evolucionando y la democracia no debe ser la excepción.

Como sociedad debemos estar dispuestos al cambio de la forma en que nos organizamos y nos gobernamos o simplemente a hacer valer y usas adecuadamente ese instrumento tan valioso como la democracia, que no solo es un derecho, también es una obligación que tenemos para con nosotros mismos y para con los miembros de nuestra sociedad, es nuestra responsabilidad asumir las consecuencias de nutras decisiones, en este caso de nutras decisiones democráticas.

“Expresa la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que México es una república representativa, democrática y federal. En lo que respecta a lo democrático, existen diversos puntos de vista desde los cuales se puede analizar: político, jurídico, representativo, económico, incluso desde las nuevas perspectivas relacionadas con la globalización, ya que el concepto de democracia ha sido cambiante y evolutivo y no se puede limitar su conceptualización solo a la forma de gobierno, a la estructura o estructuras políticas, mucho menos a los procesos electorales como herramientas de la expresión ciudadana que autoriza a determinada persona o personas a ejercer la soberanía del pueblo en su nombre y representación. En efecto, el riesgo de concebir de esta manera tan restringida a la democracia es que no se incluyan otros sectores –estructuras– de la propia sociedad en los que puede –y debe– regir la misma, por ejemplo, en los sistemas educativos. En cuanto forma de gobierno, la democracia se refiere básicamente al principio de la mayoría: el gobierno es constituido gracias a la voluntad de esas mayorías y es además ejercido como consecuencia del consenso de las mismas.”[6]

Precisamente como se menciona en el párrafo anterior voluntad de las mayorías, que cantidad son las mayorías, si pudiéramos saber con certeza cuantas personas conforman esas mayorías no se compara con la cantidad de personas que ni si quiera se involucra ni interesa en este medio, que puede ser el camino hacia una sociedad con más con más justicia, a una sociedad que procure en bien común, muchas personas son indiferentes a esto porque simplemente no saben que en nosotros esta ese cambio que nuestro país necesita.

Después de analizar las diferentes denominaciones de democracia, tenemos que comprender los diferentes tipos que algunos autores describen y que nosotros consideramos como las más importantes a desarrollar.

En primer lugar, voy a desarrollar a la democracia representativa:

La democracia representativa, es una forma de organización política en la que la actuación del principio democrático se lleva a cabo, esencialmente, mediante la elección periódica de los órganos legislativos por parte de los ciudadanos. La extensión del sufragio universal, la conexión partidista entre electores y elegidos y la representativa proporcionalidad hacen que se reconozca la responsabilidad política de los representantes ante sus electores. Los instrumentos a través de los cuales la democracia representativa permite la participación de los interesados en la formación de actos imputables a los sujetos públicos son diferentes a los de la democracia directa, porque en esta no es necesario que intervenga el conjunto del cuerpo electoral. La democracia representativa es, básicamente, la forma política que caracteriza a las democracias modernas.[7]

Este tipo de democracia es considerada como indirecta donde los ciudadanos ejercen el poder político indirectamente, a través de sus representantes, el pueblo no ejerce el poder debido a las enormes dificultades que entrañaría para las naciones, constituidas por millones de personas, que todos y cada uno de sus ciudadanos se desempeñara efectivamente como actor político ante el Estado. De este modo los ciudadanos delegan la toma de decisiones a personas que son elegidos por ellos mismos pero que en conjunto discuten, analizan y determinan asuntos de extrema importancia para la sociedad.

Por otro lado, y de forma contraria tenemos a la democracia directa:

Democracia directa o semidirecta: los encargados de expresar y ejecutar el modo inmediato la voluntad de la comunidad son todos los ciudadanos titulares de los derechos políticos, quienes promulgan las leyes y adoptan las decisiones más importantes, valiéndose para ello de instrumentos de consulta como referéndum el plebiscrito: aunque existan diferencias entre ambos, en lo fundamental se caracterizan por ser medios para la expresión directa de la voluntad del conjunto del cuerpo electoral acerca de una decisión sometida a consulta.[8]

Los ciudadanos que son titulares de este derecho y exteriorizan su voluntad dentro del conjunto del cuerpo electoral se basan en un procedimiento electoral en el cual los ciudadanos ejercen el poder de la soberanía sin que intervengan personas u órganos, es la decisión que cada persona para la toma o resolución de una o varias decisiones.

El modelo de democracia que goza de aceptación más general desde el ámbito del derecho – aunque se dejan oír voces detractoras- es el de la democracia constitucional. Ella conforma un modelo de organización política y jurídica complejo, un matrimonio difícil – ha apuntado Nino- como señala apuntadamente Salazar, se conforma por la confluencia de dos tradiciones con objetivos diferentes: limitar el poder, por influjo del constitucionalismo, y al mismo tiempo distribuirlo (entre los ciudadanos), por influencia del postulado democrático.

La democracia