La Epidemia en Panamá llamada, “Los Accidentes de Tránsito”.

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La población tiene la suposición, que entre más alta sea la multa, mayor es la disposición del conductor infractor, en ofrecer coima y evitarse la misma, produciéndose de esta forma más oportunidades de corrupción.

La mayoría de los accidentes de tránsito con fatalidades, son producto del exceso de velocidad. Incrementar el precio a las multas, no garantiza que los conductores, dejen de conducir a velocidad excesiva o ebrios. Si la población en general y la policía, hubieran cumplido con el reglamento anterior, en la actualidad no necesitaría modificaciones.

La actitud es la que se debe sancionar con más severidad, por las normas y las autoridades. Se necesita ser más estricto, ya que se deben establecer y aplicar programas de educación vial, en todos los centros escolares públicos y privados, desde la etapa de pre-maternal.

El típico conductor panameño, si no percibe la existencia de oficiales de policía, infringe sin compasión las leyes del tránsito. Cualquier cambio que busque reducir, los accidentes de tránsito, se debe ver como positivo. El problema no reside, en que se tenga que pagar, por no cumplir la ley; el problema radica en el hecho, que no se cumpla la ley.

Por ejemplo, el no respetar la luz roja de un semáforo, en una intersección, no se debe entender, tan sólo como un descuido, que probablemente nos signifique una sanción, debe comprenderse como un acto peligroso y delicado, que puede terminar con la vida, de cualquier persona.

En una sociedad como la nuestra, las multas de tránsito son un mal necesario, porque la obligación de respetar las leyes y el remordimiento por quebrantar alguna de ellas, sólo es factible, cuando el bolsillo del infractor, se ve perjudicado.

A menos que la educación vial, tome el verdadero valor que debe tener, las leyes de tránsito y las sanciones por infringir las leyes de tránsito, han sido, son y seguirán siendo, por el resto de nuestra historia.

La medida está bien, pero debe ser parte de una solución holística o integral, en la que aumentar las multas, es una parte de la solución y que otra parte de esa solución, es el fortalecimiento de la educación vial. “Las leyes no cambian, la educación es lo que cambia”, es una frase que adquiere, una gran relevancia, en nuestra sociedad actual.