Las Antillas mayores.

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A los 5 años de la guerra revolucionaria los españoles construyeron una excelente línea defensiva conocida como trocha o camino militarizado, que atravesaban bosques, pantanos, llanos etc. y tenían más de 60 fortines, sistema de iluminación ,comunicaciones telegráficas y ferrocarriles, contaban con artillería, infantería y caballería y tenían sus propios hospitales, se trataban de formidables barreras que se presentaba como un gran reto para los rebeldes.

En 1874 Gómez ideo un plan de acción, con pequeños focos de provocación a las imponentes trochas coloniales. En enero de 1875 se ejecuto el plan asalto y se tomaron las posiciones coloniales y ya a mediados de febrero toda la región ardía bajo fuego. Este nuevo giro de la insurrección obligo a la dirección colonial a mandar nuevamente al conde Balmaceda, para tratar de parar el avance impetuoso de los revolucionarios.

En este momento clave para la revolución, de nuevo se presentan problemas internos dentro del gobierno revolucionario. El general Vicente García reclamaba la exclusión del presidente Sesmeros, la disolución de la cámara de representantes y la formación de un gobierno militar , a lo que Gomez no estuvo de acuerdo y advirtió lo inoportuno que eran estas medidas en esos instantes, por lo que Gomez se vio obligado a retirarse del escenario invasor. Luego de esto surge un nuevo impase perturbador y fue que los villareños se rebelaron contra sus jefes militares aclamando la mayoría a Gomez como jefe, pero este lleno de decoro prefirió retirarse antes de convertirse en una polémica y con nostalgia expreso “Todos mis esfuerzos se extraían en el desorden y la indisciplina, espanta ver como entre los mismos hermanos que deberían estar unidos, haya tanta desgracias lagrimas y discordias”. Después de esto el general Máximo Gómez fue designado secretario de la Guerra, un cargo meramente burocrático, quedando su proyecto truncado y la revolución en un callejón sin salida, y ya para el 10 de febrero de 1876 se firmó un acuerdo de cese al fuego y la rendición del movimiento insurreccional.

Martínez Campos le propuso a Gomez que se quedara en Cuba y colaborara con la pacificación, ofreciéndole todo lo que deseara, pero Gómez de modo enérgico rechazo la propuesta y pidió un barco para trasladarse a Jamaica, momento que comento en su diario de la siguiente manera “No es posible expresar lo que experimente al abandonar aquella tierra, no había un pensamiento que aminorase nuestra pena”.