Las grandes Especies invasoras: Rana Toro

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Después se procedería a analizar los clados que con los que cuenta esta especie en esta zona y analizar mediante una prueba de chi cuadrada cuál de las 3 lagunas almacena la mayor cantidad de esta especie, cuál de los estadios aporta más en el número de individuos por laguna, cuál tiene los mayores porcentajes de reproducción y calcular una tasa de crecimiento con los datos obtenidos.

Considerando una posible remediación/control en las épocas de invierno, por lo reportado por el Texas Memorial Museum que dice que la actividad incrementa al atardecer y durante la noche y prefieren climas templados e hibernan durante el invierno (Texas Memorial Museum, 2001). Se realizarían capturas directas para colecciones, venta y/o análisis genéticos o la eliminación mecánica con machetes, hoz o lanzas metálicas o de madera con la remoción de los cadáveres de los cuerpos de agua. Para el caso de los huevos, algunas especies de garzas y patos migratorios podrían eliminar algunas, otra sería la remoción directa mediante campañas organizadas.

Existen algunas restricciones para el comercio de individuos vivos extraídos del medio silvestre; de acuerdo a la EC (European Comission) EC Reg. 338/97 Apéndice B (UNEP 2001), que eliminarían la posibilidad de seguir con el programa de producción que incluso podría desarrollarse para su exportación que se inició en 1993 como un plan de Desarrollo por la SEDAGRO (Secretaria de Desarrollo Agropecuario). Añadiendo que no más del 10% de los ranarios logran mantenerse activos al cabo de dos o de tres años.

Una alterativa que otorgue beneficios tanto a la sociedad de las comunidades lacustres y no ponga en peligro al ecosistema de las cienegas de Lerma sería el cultivo de especies locales para sustituir al de rana toro. Bury y Whelan (1984) señalan que el crecimiento de otras especies de rana puede ser más rápido que el de la rana toro, por lo que consideran al cultivo de especies nativas.

Entre las especies nativas que han soportado la captura comercial en México, se encuentran Rana montezumae, en el centro de México; Rana forreri, en Sinaloa; Rana megapoda, en Jalisco, Michoacán y Guanajuato.

En el caso del Estado de México, que cuenta con 48 especies de anfibios registradas, de las cuales 16 corresponden a salamandras y ajolotes y 32 son de ranas y sapos. Dentro del grupo de ranas y sapos, seis especies corresponden a las ranas verdaderas, desde el punto de vista científico, las cuales son: Rana forreri, Rana montezumae, Rana spectabilis, Rana tlaloci, Rana zweifeli (Casas, Aguilar y Pineda, 1997; Casas y Aguilar, 1998) e incluso Ambystoma lermaense.

Con esto se fomentaría un aprovechamiento de la fauna silvestre regional y apoyando la conservación de una especie prioritaria de la región.

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