Liderazgo para el desarrollo comunitario y su Aplicación en Bibliotecas

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Biblioterapia

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Definición y antecedentes

El termino biblioterapia proviene de biblios, libro, y de therapeusin, curar; es reconocida como una actividad interdisciplinaria y terapéutica que consiste en la lectura dirigida o guiada como herramienta auxiliar en el tratamiento de dolencias físicas o emocionales. Dentro de la psicología se le define como una técnica de modificación de la conducta en la que el terapeuta recomienda cierta bibliografía para que su paciente aprenda respecto a determinada situación (Jaramillo, 2009), mientras que en la psiquiatría se manifiesta que la finalidad de esta práctica es promover la integración de los sentimientos y pensamientos para promover la autoafirmación, la autoconciencia y la rehabilitación (da Silva, 2005, p. 119).

Aunque el origen de la biblioterapia es difícil de determinar se tienen registros de que su práctica se remonta a la antigüedad, en la biblioteca de Tebas (Egipto), se encontró la inscripción: La lectura, medicina para el espíritu; durante la edad media (1272 d. C.) era frecuente la lectura de las escrituras sagradas, entre ellas el Corán, durante las intervenciones quirúrgicas, no con un fin ritual sino con fines terapéuticos para aliviar el estrés y sufrimiento de los pacientes (Apuntes de pedagogía hospitalaria, 2010), y durante el siglo XVIII y XIX existen registros en Inglaterra, Francia, Alemania y Escocia donde se receta la lectura como terapia en hospitales psiquiátricos (Bentes, 2005, pp. 39-40). Sin embargo, el reconocimiento de esta práctica no es oficialmente reconocido como un aspecto de la bibliotecología sino hasta 1904, bajo la administración de un calificado bibliotecólogo en el Mc Lean Hospitals, en Massachussets (Ciganda, 1984, citada por Deberti, 2007), y la primera definición en la literatura de la que se tiene registro fue realizada en 1941 dentro de un diccionario de medicina como el “uso de libros y de su lectura en el tratamiento de enfermedades nerviosas” y es durante la segunda guerra mundial con la apertura de bibliotecas dentro de hospitales del ejército, por iniciativa de la Cruz Roja, donde esta práctica florece. En 1949 se presenta el primer doctorado en biblioterapia por Caroline Shrodes, quien en su tesis doctoral La biblioterapia: un estudio teórico y clínico experimental, plantea esta práctica como un proceso dinámico de interacción entre la personalidad del lector y la literatura imaginativa que puede movilizar emociones y utilizarlas para su uso (Gómez, 2011), y finalmente en 1996 la ALA reconoce el término como el “uso de material de lectura seleccionado como auxiliar terapéutico en la medicina y la psiquiatría”.

En conclusión podemos decir que la biblioterapia es una herramienta auxiliar, dado viene a apoyar a una terapia o tratamiento previo; donde se utiliza la lectura guiada por un equipo profesional multidisciplinario como un medio por el cual el lector tiene la posibilidad de asimilar situaciones específicas de su realidad particular al asociarlas con la lectura para, atreves de ella, comprender la problemática concreta que está viviendo.

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Propósitos

En objetivo general de la biblioterapia, como ya hemos mencionado con anterioridad, es ayudar a los lectores en el tratamiento de las dolencias físicas y emocionales, si bien no consiste en la cura directa de estas, sirve como paliativo durante el proceso por el que están pasando; tal como se expresa en los Apuntes de Pedagogía Hospitalaria (2010) la biblioterapia fortalece al ser, le ayuda a procesar inquietudes y experiencias con lo que genera procesos internos que aceleran el restablecimiento de su salud integral, ofreciendo la posibilidad e identificación, autoexploración y autoafirmación; creando lazos con la realidad, provocando interés, socialización, reforzando modelos culturales junto con sus valores, diversificando los enfoques del pensamiento y facilitando la expresión de sentimientos y la estructuración de ideas.

Debido a la flexibilidad de esta práctica para atender diversas problemáticas concretas, resulta evidente que, los propósitos específicos de la misma llegan a variar; sin embargo, Gómez (2011) opina que existen siete propósitos que constantemente se ven presentes; el primero de ellos, fomentar el cambio en la perspectiva personal (insight) y el autoconocimiento, mejorar la visión personal (catarsis), ofrecer la posibilidad de vivir las soluciones sin sufrir las consecuencias a través de la imaginación (re-creación), fomentar un cambio en los lectores en cuanto a su interacción con otros individuos, fomentar las relaciones satisfactorias y afectivas, utilizar la lectura como una fuente de información de las problemáticas que se están viviendo, y por último, aprovechar las ventajas de la función recreativa de la lectura para liberar ansiedad. Como podemos darnos cuenta, aunque los estos propósitos son delimitados y específicos, todos ellos están encaminados a beneficiar la salud del lector tanto en su interior, como en su trato con el ambiente que lo rodea.

Por otra parte, existen dos tipos reconocidos de biblioterapia; la biblioterapia clínica, cuyo desarrollada propiamente por facultativos y bibliotecarios dentro hospitales y otras instituciones médicas, está dirigida a personas con problemas emocionales o de conducta, y la bibliotecología evolutiva, destinada a una amplia variedad de individuos a través de bibliotecas escolares o públicas para promover el autoconocimiento y el desarrollo personal (Bopp y Smith, 1995). De acuerdo a esta información podemos marcar una clara división en cuanto al alcance de los propósitos; la biblioterapia evolutiva está encaminada específicamente a ayudar al lector en comprender las situaciones por las que está pasando; mientras que, en la biblioterapia clínica se busca la resolución de estas mismas situaciones.

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Dinámica

Antes de presentar un modelo guía es necesario volver a lo mencionado en el apartado anterior con respecto a la diversidad de objetivos específicos que pueden cubrirse en la biblioterapia así como la diferencia entre el alcance que tienen la bibliotecología clínica y la evolutiva; ya que, como hemos expresado los programas pueden ser tan diversos como la problemática o dolencia a tratar, el público que se piensa abarcar o la institución que lo desarrolla; por lo tanto, resulta crucial para el éxito de todo programa que durante su elaboración el primer paso consista en conocer