¿Los alimentos transgénicos realmente son tan inocentes como parecen?.
Enviado por tomas • 8 de Marzo de 2018 • 2.425 Palabras (10 Páginas) • 474 Visitas
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En el Perú el gusano barrenador también es un problema presente en los campos de cosecha. Pero si los agricultores peruanos usaran el maíz transgénico, con la intención de no tener que gastar dinero en insecticidas y poder invertirlo en otra cosa, el gusano barrenador no sería el único insecto afectado. Como el insecticida que es usado en las semillas transgénicas es letal, este afectaría a otros insectos y animales de la zona. Como todos sabemos, la biodiversidad en nuestro país es muy amplia y solo póngase a pensar cómo se vería afectada si los transgénicos fueran aceptados en nuestro país.
Otra razón por la que los alimentos transgénicos no deberían ser aceptados en el Perú es porque los agricultores peruanos podrían generar una gran dependencia a una o dos empresas multinacionales que producen estas semillas transgénicas. Ellos podrían verse obligados a comprar las semillas de estas empresas aun estén a costos muy altos, ya que cuando las semillas transgénicas son plantadas en unas tierras junto con otras semillas no transgénicas, como ya vimos, estas pueden verse contaminadas genéticamente.
Una hectárea de maíz amarillo duro no transgénico en el departamento de San Martín, contando solo el costo de las semillas comunes de maíz, es de 50 soles; y en este caso, la multiplicaremos por 10 hectáreas. Es decir, el costo de 10 hectáreas sería de 500 soles sin contar los demás gastos. Con una semilla transgénica el costo se podría hasta duplicar porque las semillas del fruto transgénico no pueden volver a ser usadas, lo cual si ocurre con las semillas originales y esto no sería nada ventajoso para los agricultores peruanos. (DRASM, s/f).
Un caso muy claro de la dependencia que crean los transgénicos en los agricultores es lo que pasó en la India. En 1998 la India aceptó a empresas como MONSANTO para que sus agricultores comenzaran a usar sus semillas transgénicas. En el 2002 MONSANTO introdujo el algodón Bt a los campos de cosecha en India. Pero los campesinos indios perdieron un aproximado de 5 billones de rupias por fallos en la cosecha, ya que el algodón Bt era inestable genéticamente y requirió trece veces más insecticidas que el algodón común y corriente. Los niveles de deudas fueron tan altos que la tasa de suicidios ese año se incrementó. En Vidharbha, región de Maharashtra hubo 4000 casos de suicidio. (HL, 2011)
Empresas como MONSANTO ofrecen préstamos a campesinos pobres para que compren las semillas transgénicas, pero lo único que hacen es terminar endeudando y empeorando la situación de los agricultores. Por culpa de las deudas contraídas y otros problemas derivados del uso de semillas transgénicas, los agricultores peruanos se verían obligados a pagar millones de soles.
Entonces ¿Podemos seguir creyendo que los transgénicos son las “cura” para el hambre del mundo? O ¿La intención de las corporaciones es realmente ayudar a solucionar el hambre del mundo? Esto es lo que Greenpeace México tiene que decir al respecto.
“El hambre es un problema de distribución y de falta de recursos. Son demasiadas las personas que no pueden tener acceso a los alimentos básicos, no porque haya escasez de éstos, sino porque no tienen suficientes ingresos para ello. Las semillas transgénicas no están diseñadas para resolver el hambre del mundo sino para producir ganancias para las corporaciones.” (Greenpeace México, s/f)
No obstante, es verdad que los alimentos transgénicos son resistentes a climas difíciles y a plagas. Estas dos características generan un sentimiento de ventaja en los agricultores, ya que estos son los mayores problemas cuando hablábamos de agricultura. Los alimentos transgénicos, por sus características genéticas, no tienen la necesidad de tanta cantidad de agua para sobrevivir, no requieren de un buen suelo y soportan climas extremos. También suelen defenderse mejor de los insectos o plagas, pues a estas semillas transgénicas se les introduce pesticidas muy efectivos.
Por otra parte, los transgénicos también son considerados por muchas personas una cura para el problema mundial de hambre. Según Ximena Salinas, Jefe de Marca en la empresa Alicorp Perú, debido a las características únicas de los transgénicos, estos aseguran la alimentación de la muy creciente población mundial y sobretodo hacen la alimentación económicamente más accesible. (SALINAS, 2014)
Aunque todo esto suene muy bien y se esté preguntando por que los transgénicos todavía no están siendo usados en el Perú, existen muy buenas razones por las cuales esto no pasa. Los componentes genéticos usados al hacer una semilla transgénica soy muy dañinos para el consumidor, pueden enfermarlo o dejarlo vulnerable a enfermedades como el cáncer y otras igualmente letales. Los pesticidas que se usan en los transgénicos son tan letales que podrían llegar a romper la cadena alimenticia del ecosistema en el que se plantan. Es decir, como los insectos que se alimentan de los frutos de los transgénicos mueren masivamente, los animales u otros insectos que se alimentan de estos insectos no tienen que comer, de esa manera se genera un desbalance en la cadena alimenticia. (Greenpeace México, s/f)
Aun así los alimentos transgénicos sean más resistentes a situaciones de estrés (plagas, sequias, cambios de clima, etc.), esta no es la única manera de salir adelante en el sector agrícola. Durante muchos años civilizaciones nos han demostrado que el ingenio humano puede a llegar a hacer grandes cosas, unas de estas es la capacidad que tenemos para ingeniarnos nuevas soluciones para nuevos problemas.
A partir de la información dada, se puede reflexionar, que los transgénicos no son la única forma de salir adelante en el sector agrícola en nuestro país, que efectivamente tiene efectos dañinos en nuestros cuerpos y que sería incorrecto decir que los transgénicos son la “cura” del hambre mundial. Para concluir revisemos un caso concreto en nuestro país: el del cacao en Tocache. Tocache es un pueblo peruano que fue oprimido por el Sendero Luminoso, pero este pueblo salió adelante y se recuperó a través de la agricultura. Hace años los agricultores de este pueblo por mucho tiempo plantaron cacao en sus tierras pero siempre fracasaron cuando lo trataban de vender ya que muchos compradores pedían por una mejor calidad.
Cansados de esto los pobladores de Tocache comenzaron a experimentar y descubrieron que si sembraban las semillas de cacao en una cierta localización, el fruto del cacao quedaba con un aroma, tamaño y sabor mejor que el anterior. Actualmente Tocache es la capital mundial del cacao aromático y primer lugar en productividad de cacao en el mundo, con una cosecha de 3800
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