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Los lipidos. Composicion de los lípidos.

Enviado por   •  7 de Febrero de 2018  •  6.855 Palabras (28 Páginas)  •  312 Visitas

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Más evidencia

Uno de los estudios más esperados fue el Woman's Health Initiative (WHI) (27), lanzado en 1991 con el fin de probar de una vez por todas la eficacia de una dieta baja en grasa en la prevención de CHD, cáncer de mama, cáncer colorectal y osteoporosis, en mujeres pos-menopáusicas. Se gastó aproximadamente 700 millones de dólares, siendo el mayor estudio financiado federalmente para el estudio de la salud en mujeres. La muestra incluyó 48,835 mujeres pos menopáusicas de entre 50 y 79 años, de todo Estados Unidos. Se dividió la muestra en un grupo experimental (intervention group, 40%) y grupo control (comparative, 60%). Se recomendó al grupo experimental seguir las recomendaciones "saludables": disminuir el consumo de grasa a 20%, consumir 5 o más frutas y verduras al día, y seis o más porciones de granos enteros al día. Al grupo control se le pidió no hacer modificación alguna en su alimentación. Se les siguió a ambos grupos por 8,1 años. Los resultados no fueron nada alentadores. No hubo diferencia significativa en la aparición de cáncer de mama y cáncer colorectal. No hubo diferencias en el riesgo de CHD, derrame cerebral o CVD entre ambos grupos, aún cuando en el grupo experimental se observó una marcada reducción en los niveles de LDL y presión arterial.

Un estudio clásico es el Framingham Heart Study, pilar de la LH. Comenzó en 1948 e incluyó a 6000 personas de Framingham, Massachusetts. Se comparó dos grupos cada 5 años, aquellos que consumían poca grasa saturada y colesterol, y aquellos que consumían mucho. Luego de 40 años, el director admitió:

"En Framingham, Mas, a mayor cantidad de grasa saturada, colesterol y calorías que uno consumía, menor nivel de colesterol sérico tenía (...) encontramos que las personas que comían más colesterol, más grasa saturada y más calorías, pesaban menos y eran los más activos físicamente" (28). Aquellos que tenían mayor peso corporal y niveles anormales de colesterol tuvieron más riesgo de CHD, pero la ganancia de peso y los niveles de colesterol tenían una relación inversa con la grasa y colesterol de la dieta (29).

Otro estudio realizado en Inglaterra, que incluyó a miles de pacientes, dividió a estos en dos grupos: a la mitad se le pidió reducir el consumo de grasa saturada y colesterol de su dieta, disminuir el consumo de cigarro e incrementar el consumo de aceites insaturados como margarina y aceites vegetales. Después de un año, aquellos en la dieta "buena" tuvieron 100% más muertes que aquellos en la dieta "mala", a pesar de que los que estaban en la "mala" dieta siguieron fumando (30).

El MRFIT (Multiple Risk Factor Intervention Trial), auspiciado por el NLHBI comparó las tasas de mortalidad y hábitos alimenticios de más de 12000 hombres. Aquellos que tenían una alimentación "saludable" (bajo consumo de grasas saturadas y colesterol, etc.) tuvieron una disminución marginal en CHD, pero su mortalidad por todas las causas fue mayor. Además, los pocos estudios que establecen una correlación entre la reducción de la ingesta de grasa y la disminución de mortalidad por CHD también muestran un aumento en muertes por cáncer, hemorragias cerebrales, suicidios y muertes violentas (31).

Con un costo de aproximadamente 150 millones de dólares, el Lipid Research Clinics Coronary Primary Prevention Trial (LRC-CPPT) es uno de los estudios más citados por los expertos anti-grasa. La intervención no fue dietética, ya que a todos se les dio una dieta baja en grasa saturada y colesterol. Lo que se estudió en cambio fue el uso de una estatina, con el fin de disminuir los niveles de colesterol sanguíneo. Se encontró una reducción estadística de 24% de CHD en el grupo que tomaba la droga, contra el grupo placebo. Sin embargo, las muertes no cardiacas aumentaron en el grupo experimental (32), particularmente de cáncer, derrames, violencia y suicidio. Además, investigadores independientes que tabularon los resultados no encontraron una diferencia significativa en CHD entre los dos grupos (33).

El Nurses' Health Study, realizado por el Harvard School of Public Health, no estableció asociación alguna entre el total de grasa ingerida y el riesgo de CHD. Además, se demostró que la grasa presente en la margarina (trans) es dañina, lo cual es de particular importancia ya que se suele recomendar cambiar el uso de mantequilla por margarina (40). Otros estudios epidemiológicos tampoco han mostrado ninguna evidencia que apoye la idea de que aquellas personas que comen menos grasa vivan más o tengan menos infartos (42,43)

Una encuesta realizada por el cirujano cardíaco Michael DeBakey a 1700 pacientes con estenosis arterial, no encontró relación entre el nivel de colesterol sanguíneo y la incidencia de aterosclerosis (34). Otra encuesta en Carolina del Sur, no encontró correlación entre los niveles de colesterol sanguíneo con hábitos alimenticios "malos" como el consumo de carne roja, grasa animal, comidas fritas, mantequilla, huevos, leche entera, tocino, salchichas y quesos (35). Una encuesta realizada por la Medical Research Council mostró que los hombres que comían mantequilla tenían la mitad del riesgo de desarrollar CHD que los que usaban margarina (36).

La prestigiosa Cochrane Collaboration realizó un meta-análisis de 27 experimentos aleatorios, con una duración igual o mayor a seis meses. No se observó ningún efecto significativo al disminuir o modificar el contenido de grasa en la dieta en la tasa de mortalidad total, cardiovascular o eventos cardiovasculares después de un análisis sensible (44).

El Diet and Reinfarction Trial (DART) incluyó aleatoriamente a 2033 pacientes, los cuales recibieron o no recibieron una de las siguientes tres recomendaciones: a.) Reducir el consumo de grasa a 30% de la energía total, con un incremento en el ratio de grasa polinsaturada/grasa saturada, b.) comer 2 porciones de pescado a la semana y c.) incrementar el consumo de fibra a 18g al día (45). Después de 2 años, ni la recomendación en cuanto a grasa y fibra no afectaron la mortalidad ni la aparición de eventos cardiovasculares. Los que recibieron la indicación del consumo de pescado tuvieron mayor supervivencia.

Finalmente, un estudio publicado en el 2009, en Suecia, comparó las elecciones alimentarias en los hombres que viven en zonas rurales, y la incidencia de CHD (37). El consumo de frutas y verduras fue asociado con menor CHD solo cuando se combinó con un alto consumo de grasas a partir de lácteos (grasa animal), pero no cuando se combinó con lácteos bajos en grasa. La elección y consumo de panes integrales y pescado no tuvo

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