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Medicina Ojo y Oido

Enviado por   •  27 de Diciembre de 2018  •  3.170 Palabras (13 Páginas)  •  346 Visitas

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OIDO EXTERNO

Conducto auditivo externo

£1 conducto auditivo externo se desarrolla a partir de la porción dorsal de la primera hendidura faríngea (fig. 19-7 /4). AI principio del tercer raes, las células epiteliales del fondo del conducto proliferan para formar una placa epitelial sólida, el tapón meatal (tlg. 19-7 B). En el séptimo mes,este tapón se disuelve y el revestimiento epitelial del suelo del conducto participa en la formación del tímpano definitivo. En algunos casos, el capón meatal persiste hasta el nacimiento, lo cual provoca sordera congénita.

Tímpano o membrana timpánica

El tímpano consiste en: 1) un revestimiento epitelial ectodérmico en el fondo del conducto auditivo:

2) un revestimiento epitelial endodérmico de la cavidad timpánica, y 3) una capa intermedia de tejido conjuntivo (fig. 19-9 B) que forma el estrato tibroso.

La mayor parte del tímpano está unida con firmeza al manubrio del martillo (figs. 19-8 y 19-9 B) y la porción restante forma la separación entre el canal auditivo externo y la cavidad timpánica.

Pabellón auricular

El pabellón auricular se forma a partir de seis proliferaciones mesenquimatosas en los extremos dorsales del primer y segundo arcos faríngeos, y rodea la primera hendidura faríngea (fig. 19-10). Estas prominencias (montículos auriculares), tres a cada lado del conducto externo, se Iñasionan más tarde y forman el pabellón auricular definitivo (fig. 19-lü). Dado que la fusión de los montículos auriculares es complicada, las anomalías en el desarrollo del pabellón auricular son fi’ecuentes. En un principio, los oídos externos se encuentran en la región inferior del cuello (fig. 19-10 A, B), pero con el desarrollo del maxilar inferior, ascienden hasta los lados de la cabeza, a la altura de los ojos.

CUPULA OPTICA Y VESICULA DEL CRISTALINO

En el embrión, los ojos aparecen a los 22 días como un par de surcos poco profundos a los lados del prosencéfalo . Al cerrarse el tubo

neural, estos surcos forman unas CN-aginadones del prosencéfalo, las vesículas ópticas. Posteriormente, estas vesículas entran en contacto con el ectoder- mo superficial e inducen cambios en el ectodermo que son necesarios para la formación del cristalino (íig. 20-1). Poco tiempo después, la vesícula óptica comienza a ínvaginarse y forma la cúpula óptica de pared doble (figs. 20-1 y 20-2 A).

Al principio, las capas interna y externa de esta cúpula están separadas por una luz, el espacio intra- rretiniano (fig. 20-2 B), pero esta luz desaparece pronto y las dos capas se unen (fig. 20-2 D, £). La invaginación no se limita a la porción central de la cúpula, sino que también afecta a una parte de la superficie interna (fig. 20-2 A) que forma la fisura coroidea. La formación de esta fisura permite que la arteria hialoidea llegue hasta la cámara interna del ojo (fig. 20-3; v. también fig, 20-7). Durante la séptima semana, los labios de la fisura coroidea se fusionan y la boca de la cúpula óptica se convierte en una abertura circular, la futura pupila.

Al mismo tiempo, algunas células del ectodermo superficial, que iiiicialmente están en contacto con la vesícula óptica,se someten a una elongación y forman la placoda cristaliniana (fig. 20-1). Posteriormente, esta placoda se invagina para transformarse en la vesícula del cristalino. Durante la quinta semana, la vesícula del cristalino pierde el contacto con el ectodermo superficial y se deposita en la boca de la cúpula óptica (figs. 20-2 C-E y 20-3).

RETINA, IRIS Y CUERPO CILIAR

La capa externa de la cúpula óptica, que se caracteriza por la presencia de pequeños granulos de pigmento, se llama capa pigmentada de la retina (fig. 2Ü-2 D, E; V. también fig. 20-6). La formación de la capa interna (neural) de la cúpula óptica es más complicada. Las cuatro quintas partes posteriores, la porción óptica de la retina, contienen células que rodean el espacio intrarretiniano (fig. 20-3) y se diíerencian en elementos receptores de la luz. los bastones y los conos (fig. 20-4).Junto a esta capa t'otorreceptora se encuentra la capa epitelial, que.

como en el cerebro, origina las neuronas y las células de sostén, incluyendo la capa nuclear externa, la capa nuclear interna y la capa de células gan- glionares (fig. 20-4). Sobre la superficie hay una capa fibrosa que contiene los axones de células nerviosas de las capas más profundas. Las fibras nen-nosas de esta zona convei^en hacia el tallo óptico, que se desarrolla para formar el nervio óptico (fig. 20-3). Por lo tanto, los impulsos lumínicos atraviesan la mayor parte de las capas de la retina antes de llegar a los bastones y los conos.

La quinta parte anterior de la capa interna, la porción ciega de la retina, mantiene un grosor de una sola capa. Más tarde se divide en la porción iridea de la retina, que forma la capa interna del iris, y la porción ciliar de la retina, que contribuye a la formación del cuerpo ciliar (figs. 20-5 y 20-6).

Mientras tanto, la región situada entre la cúpula óptica y el epitelio superficial que la recubre se rellena con mesénquima laxo (figs. 20-2 C y 20-6). Los músculos esfínter y dilatador de la pupila se forman en este tejido (fig. 20-5). Estos músculos se forman a partir del ectodermo subyacente de la cúpula óptica. En el adulto, el iris se forma a partir de la capa externa que contiene pignientos, la capa interna sin pigmentos de la cúpula óptica y una capa de tejido conjuntivo muy vascularizada que contiene los músculos de la pupila (fig. 20-5).

La porción ciliar de la retina es facümente iden- tificable por sus pliegues pronunciados (figs. 20-5 S y 20-6). En el exterior, está recubierta por una capa de mesénquima que forma el músculo ciliar y en el interior, está conectada al cristalino mediante una red de fibras elásticas, el ligamento (o zónula) suspensorio (fig. 20-6). La contracción del músculo ciliar varía la tensión en el ligamento y controla la curvatura del cristalino.

CRISTALINO

Poco después de la formación de la vesícula del cristalino (fig. 20-2 Q, las células de la pared posterior comienzan a alargarse hacia delante y forman fibras largas que rellenan la luz de la vesícula de forma gradual (fig. 20-3). Hacia el final de la séptima semana, estas ñbras primarias del cristalino alcanzan la pared anterior

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