O'Donell Sociedad y estado.
Enviado por Rebecca • 29 de Marzo de 2018 • 5.573 Palabras (23 Páginas) • 270 Visitas
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tos y hasta el de países enteros, es-
tá más influido que nunca por fuer-
zas y actores que operan más allá
de nuestra capacidad de controlar-
las. El otro fenómeno es la erosión
de todo tipo de fronteras, tanto de
la vida individual (que antes podría
concebirse circunscripta a la comu-
nidad o país donde uno vivía) co-
mo, y esto es lo que me importa en-
fatizar aquí, de los estados nacio-
nales. Hoy capitales, transaccio-
nes, ideas y personas se mueven
por el mundo con lo que hasta ha-
ce poco hubiera parecido una inusi-
tada y, en varios sentidos, inconve-
niente libertad.
Estos procesos coexisten para-
dójicamente con otros, también en
escala mundial, los de democrati-10
realidad económica 158
zación. Digo que paradójicamente
porque, salvo utopías de una ciuda-
danía mundial que está muy lejana
y de todas maneras no me parece
recomendable, la democracia pre-
supone un estado fuerte y bien de-
limitado. No hay democracia sin
ciudadanía, y no hay ciudadanía
sin la base territorial que provee el
estado –salvo casos excepciona-
les, todos somos ciudadanos en
tanto somos miembros de un cierto
estado–. Esta ciudadanía no inclu-
ye sólo el -por cierto muy importan-
te- derecho del libre voto. También
incluye en la vida cotidiana de la
sociedad, derechos y obligaciones
que el estado establece y garantiza
mediante su sistema legal. Ade-
más, cuando la ciudadanía se ex-
presa como pueblo o nación, cons-
tituye un sistema de solidaridades,
un sentido de pertenencia a un “no-
sotros” que tiene como referencia
central al estado, a la población y al
territorio que aquél delimita.
La erosión de todo tipo de fronte-
ras a la que tiende la globalización
se contrapone con lo que parece
ser la tendencia humana a generar
y mantener sistemas de solidaridad
territorialmante acotados, incluso la
clara delimitación territorial presu-
puesta por la democracia y la ciu-
dadanía. Esto plantea por lo menos
tres preguntas. La primera, cómo
no luchar autodestructivamente
contra los vientos de la globaliza-
ción sino más bien, si se me permi-
te la imagen, digerir sus principales
consecuencias negativas. La se-
gunda pregunta es cómo lograr que
el estado sea un techo acogedor
para su población, sobre todo para
aquellos que sufren muchos de los
perjuicios pero gozan de pocas
ventajas de la globalización. Y, ter-
cera, cómo ir construyendo y ex-
pandiendo regímenes democráti-
cos basados sobre una ciudadanía
que nutre una sociedad civil activa,
creativa y autoconciente de sus de-
rechos y obligaciones. Estos son
desafíos colosales, mucho mayo-
res que los que en su momento de-
bieron enfrentar las viejas demo-
cracias del norte -aunque ellas tam-
bién deban hoy preguntarse cómo
encarar estos mismos problemas-.
Volveré sobre estos temas, pero
antes me permitiré una digresión.
● Dije que vivimos en una época
signada por cambios de enorme
magnitud y rapidez. Estos son cam-
bios en nivel mundial, que impactan
cadad rincón del planeta. Aunque
retrospectivamente los cambios
ocurridos
...