“PERSPECTIVAS DEL FENÓMENO DE HABITABILIDAD DE Y EN CALLE EN LA LOCALIDAD DE TEUSAQUILLO”

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El presente documento parte de una mirada histórica de la localidad. Y se abordará desde la observación de los fenómenos de habitabilidad en calle, los cuales han tenido una gran incidencia y afectación a nivel distrital y especialmente local, la normatividad frente al tema tanto nacional como distrital, y donde finalmente se destacaran las acciones que han implementado el gobierno local para atender a este fenómeno.

Teusaquillo: Historia que no termina

La Localidad de Teusaquillo, se ha caracterizado por ser una de las más ricas en historias, en un principio por el arquetipo de un barrio inglés, réplicas exactas de los hogares británicos, las cuales estaban destinadas albergar las élites locales de ese entonces, con el transcurrir de los años fue esta localidad la que albergó a grandes personajes de la vida nacional, solo para referenciar algunos como el General Gustavo Rojas Pinilla, Jorge Eliecer Gaitán, y Ex presidentes como Mariano Ospina Pérez y Laureano Gómez; con el correr del tiempo la localidad logra convertirse, durante mucho tiempo en sede de embajadas y posteriormente hasta la actualidad en epicentro de los grandes partidos y movimientos políticos al igual que organizaciones sociales y la principal universidad pública del país y epicentro de grandes acontecimientos históricos, la Universidad Nacional de Colombia.

La localidad “está ubicada en el centro geográfico de la ciudad; consta con cerca de 1.421 hectáreas divididas en 31 barrios y 6 UPZ. Sus límites son al oriente la Av. Caracas; al sur la calle 26 y la Av. De las Américas; al occidente la Carrera 68 y al norte la Calle 63. Tiene una población aproximada de 137.641 habitantes distribuidos en las siguientes UPZ: Galerías, Teusaquillo, Simón Bolívar, Quinta Paredes y Ciudad Salitre Oriental y La Esmeralda.”(www.bogota.gov.co)

En la actualidad la localidad enfrenta grandes desafíos dados por el incremento de la economía informal, los fenómenos de habitante de calle y de habitabilidad que logran afectar la convivencia de sus habitantes por la indebida apropiación del espacio público en determinadas zonas para el consumo de alcohol y sustancias psicoactivas, generando un deterioro a nivel social y por ende inseguridad, a continuación se abordarán estos elementos que parte de una visión general de la ciudad a lo local.

Que debemos entender por habitabilidad en calle y habitante de calle.

En la actualidad, el fenómeno de habitabilidad debe ser entendido desde un punto de vista sociológico, ya que son las diferentes incidencias que ocurren en los denominados no lugares o lugares donde frecuentemente ocurren las distintas interacciones sociales, dentro de un entorno urbano, a esto se suma otro factor de mayor preponderancia denominado habitabilidad en calle: que se define como “Un fenómeno producido entre otros, por la marginalidad social, debido a la falta de oportunidades y que el problema de la drogadicción pesa en el proceso de asentamiento de las personas en la vida en calle.”(Ortiz, 2004, S.p) desde el punto de vista Socio-jurídico, dentro del marco de la Ley 1641 de 2013, la cual adopta los lineamientos para la creación de una política pública para el habitante de calle y que define como habitabilidad en calle: “Hace referencia a las sinergias relacionales entre los habitantes de la calle y la ciudadanía en general; incluye la lectura de factores causales tanto estructurales como individuales;” (Ley 1641 de 2013, P.1). este fenómeno ocurre debido a factores estructurales, que incluyen, factores como pobreza extrema, violencia intrafamiliar, desintegración de la familia nuclear, abuso sexual, migración del campo a la ciudad en su mayoría por la compleja situación interna, del conflicto armado que vive el país, estos multifactores hacen que el fenómeno de habitante de calle se vuelva una constante en los distintos entornos urbanos, “La habitabilidad de calle es un fenómeno no sólo de países de América Latina, este proceso se ha estudiado en varios países de todos los continentes, y en cada uno de ellos el habitante de calle tiene un estigma en el que se le asocia a procesos delictivos, deterioro de la sociedad, maltrato, violencia entre otros, por lo que es un fenómeno que pasa a ser tema de salud pública y merece una asistencia seria, prioritaria y con enfoque humanístico.” (Moreno,2013, P.4). Este fenómeno tiene múltiples debates e interpretaciones subjetivas frente al habitante de calle, el cual en muchos casos su definición es motivo controversial debido a calificativos como indigentes o desechables, no solo son acciones descalificativas, sino que tienen como consecuencias la profundización de la marginalización de estas personas por parte de los ciudadanos del común.

En la actualidad la definición hacia esta población, se da desde un punto de vista general donde en muchos casos lo clasifican con el calificativo de indigente que es “definido como la persona que ha hecho de la calle su hábitat, pasando por el de habitante de calle definido como toda persona que voluntariamente o no decide hacer de la calle su hábitat”. (Ramos et al., 2009). Si bien la definición anterior es contraria a lo que definen las distintas políticas públicas, el presente documento no pretende entrar en debates epistemológicos en lo que se refiere a la definición de Ramos.

Sin embargo, desde el punto de vista del enfoque de política pública, dicha definición (indigente) es descartada, y se aterriza a dignificar con el nombre de habitantes de calle. El cual es definido en la actualidad desde la política pública tanto nacional como distrital como: “Aquella persona sin distinción de sexo, raza o edad, que hace de la calle su lugar de habitación, ya sea de forma permanente o transitoria y, que ha roto vínculos con su entorno familiar;” (Ley 1641 de 2013. P.1).

Retornando a la definición de Ramos, la cual es desde el punto de vista sociológico, tiene una repercusión amplia y que define a: “Toda persona que viviendo en la ciudad y que no reside en una vivienda prototípica (casas, apartamento o cuarto) de manera permanente (al menos 30 días continuos) y estable (al menos 60 días en la misma unidad de vivienda) en un momento dado: así como toda persona que reside en un lugar especial de alojamiento como recurso o estrategia para evitar, suspender o terminar con la residencia en viviendas no prototípicas o en calle” (Ramos et al., 2009). Otras defunciones que son de carácter fenomenológico y estructuralistas, “donde según los patrones de comportamiento de las personas pueden verse influenciado por las estructuras sociales” (Bourdieu, 2003, S.p), esta última definición descarta los