PREGUNTAS CÁTEDRA ÉTICA. DIEGO UZCÁTEGUI V-18.348.873

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En ese particular, más allá de clientes difíciles, especialidades legales (civil, mercantil, penal, agrario, laboral, entre otros), que de por sí representan problemas éticos para cada abogado, por ejemplo:

-imposible defender violadores

-solo trabajo con violaciones, drogas y homicidio.

.solo ejerzo civil y/o mercantil porque no me gustan los problemas penales

-soy abogado al servicio de la comunidad, debo tener paciencia: clientes “difíciles”.

-solo ejerzo penal por las recompensas que deja

-jamás laboral o agrario, son juicios muy tediosos

Es decir, determinar, clasificar o señalar de manera muy específica los problemas éticos a que el común de abogados se enfrenta en el ejercicio de su profesión, es sumamente engorroso, algo realmente imposible por cuanto en todo caso que tramita, indistintamente del tema que se trate, tiene problemas éticos que solventar, porque desde el peor hijo, pasando por el mayor de los criminales - pranes, hasta el más inocente de los condenados, todos tienen el mismo derecho a defensa, todos sin distinción alguna merecen defensa legal que les ampare los derechos humanos por encima de que los haya vulnerado a uno, a miles o a ningún ciudadano.

4.- ¿CÚAL ES LA RELACIÓN ENTRE JUSTICIA Y ÉTICA?

La ética permite proponer modelos de educación universitaria, sustentados en conductas honestas y por ende ejemplares, que fortalezcan los sectores productivos de un país. Valga decir que se parte de la consideración de que la ética se ha transformado en un elemento activo de la formación profesional integral porque la actual sociedad venezolana y en especial la trujillana, requiere de profesionales, en específico de abogados (justicia) que ejerzan su quehacer de manera responsable y comprometida con la profesión y con la misma sociedad.

Así pues, las sociedades democráticas, inmersas en procesos de globalización económica, confiadas en las nuevas tecnologías de comunicación e información con retos presentes y futuros como dar la bienvenida a personas de otros países, aunado a la constante presencia y convivencia de diferentes culturas, religiones y costumbres, necesitan más que nunca ciudadanos con principios y comportamientos éticos.

De lo antes descrito, desprende la marcada relación entre justicia y ética, debe ir de la mano con un proyecto de formación universitario a favor de la comunidad como lo es el de la Universidad Valle del Momboy, donde es imprescindible fortalecer constantemente el espacio curricular para la ética, poniendo a disposición, para su enseñanza, las dos fuentes de las que se nutre: los criterios, valores y principios propios de la profesión, así como los criterios y valores de las disciplinas científicas. Todo ello por cuanto la mayoría del desarrollo ético ocurre a través de la interacción social-universitaria, donde el enfoque de discusión está basado en el poder de entendimiento o introspección que el estudiante individualmente considerado desarrolla como resultado de conflictos cognitivos que ocurren en la etapa moral en la que se encuentra. Todo ello en base a que la ética no radica en justificar los actos realizados, sino por el contrario, se busca conocer y comprender claramente las relaciones establecidas entre el actuar humano, los valores y las normas que guían la vida social.

Tomando a consideración que los pilares de la formación integral son dos, uno el fomento de competencias profesionales, y dos, la formación ética, se afirma que éstos requieren concurrir y complementarse para preparar al profesional de justicia ética que tanto reclama la actual sociedad trujillana. Evidentemente, no se habla de nuevos abogados, como han pretendido llamarle en la actualidad al Abogado modelo que desde siempre, se ha esperado en todos y cada uno de los egresados de la carrera, profesionales con vocación de servicio, proyección social, comprensión del ser humano y ciertas dotes de sacrificio. Allí la real relación entre ética y justicia.

5.- RELACIÓN ENTRE CRISIS Y ÉTICA

Crisis:

-Situación grave y decisiva que pone en peligro el desarrollo de un asunto o un proceso.

-Situación difícil de una persona o una cosa.

La palabra crisis llega a las ciencias sociales desde el ámbito de la medicina y la biología. Un organismo está en crisis cuando tiene más problemas que posibilidades o recursos para resolverlos y, por tanto, corre el peligro de desaparecer. Eso indudablemente, es lo que está pasando con nuestras democracias y con el sentido de muchas de las instituciones que hasta ahora sostenían nuestra forma de entender y de vivir la vida en común.

En ese contexto, la ética representa una salida a tales desproporcionalidades y agravios sociales. Una vez que la sociedad – comunidad implicada comprende que lo ético y lo moral no son adorno, ni mucho menos lubricante para la siempre difícil maquinaria social, es evidente reconocer a la ética como un recurso, como una capacidad sin la que ninguna práctica social es posible, toda vez que los recursos morales son un tipo especial de recursos. En primer lugar, solo funcionan cuando seguimos los valores y normas morales, no cuando actuamos por estrategia. En segundo lugar, mientras que el resto de recursos, financieros, energéticos, materiales, se agotan cuanto más se utilizan, los recursos morales funcionan al revés: cuanto más los utilizamos, más tenemos y, si no los utilizamos, desaparecen.

Comúnmente, la crisis tiene lugar en la ausencia de valores. Entonces, en el aprovechamiento o no de los recursos éticos ante las crisis de cualquier índole, reposa la intrínseca relación entre ética y crisis. Recuperar la práctica de valores que han estado allí invariablemente –en casa- representa una deuda de la sociedad frente a los que están por venir, los que vienen en camino y los que están comenzando, por lo que resulta fundamental insistir en que cada ciudadano tiene el deber de cumplir una función útil para la satisfacción de necesidades.

Cuando preguntamos por la responsabilidad ante la crisis tenemos que olvidar la relación lineal causa-efecto y pensar en procesos dinámicos, porque todos sin distinción alguna, somos tanto actores como productos de una determinada realidad social. Eso quiere decir que la crisis y la desmoralización se alimentan