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El ‘polvo negro’, o pólvora, se le atribuye a los alquimistas chinos, descrito desde el siglo IX. Se utilizó en fuegos artificiales por los siguientes cien años, y para el siglo XIII ya lo utilizaban en cañones. Estos conocimientos se esparcieron a Japón, y luego al resto del mundo, hasta que en el siglo XIV los europeos la usaban también.

- Europa

El alemán San Alberto Magno, también conocido como Alberto de Bollstadt, o Alberto de Colonia, fue el primer alquimista europeo. Era también teólogo, y vasto conocedor del saber aristotélico por estudiar filosofía natural, y es a él a quien se le atribuye el descubrimiento del arsénico. Su discípulo Santo Tomas de Aquino y el fueron doctores de Iglesia.

En España, el erudito Ramón Llull escribe en sus tratados acerca de la alquimia y los metales. Se le ha llegado a atribuir la fabricación de oro para el rey de Inglaterra Eduardo II. Se cree, también, que el español pudo haber sido el alquimista medieval más importante, el falso Gebe, que tomo el nombre del alquimista árabe y quien escribió descripciones de los ácidos sulfúrico y nítrico.

Los alquimistas europeos no se limitaban a buscar oro, estaban enormemente interesados en usar su ciencia para encontrarle cura a las enfermedades. Tuvieron éxito en algunos de sus remedios alquímicos, pero no en todos. Por ejemplo, se creía que el jaspe verde tenia propiedades curativas fisiológicas.

- INTRUMENTOS ALQUIMICOS

El proceso definitivo más importante de la alquimia, la destilación, era completamente desconocida en el mundo hasta que aparecieron los primeros alquimistas griegos. María la Judía, una de los primeros alquimistas más conocidos, nos provee con la primera descripción de un alambique. El alambique de tres brazos, o tribikos, fue usado por la mayoría si no todos los alquimistas a lo largo de los años, vale mencionar que el aparato no tuvo cambio en su diseño hasta 1860. Otros inventos alquímicos, como el método de calentar una sustancia usando vapor de agua (método que conocemos más por ‘baño de maría’) y el Kerotaxis.

El Kerotaxis se usaba para tratar metales utilizando el vapor de otros metales, ácidos, u otras substancias. En las labores alquímicas se consideraba una operación importante. Se colocaba la sustancia vaporizable en la parte inferior del Kerotaxis,, en su centro, la paleta conteniendo el metal a ser tratado por los vapores. Al calentarse, la sustancia desprendía vapores, de los cuales algunos atacaban el metal y los otros se condensaban en la parte superior del aparato. Los vapores fluían continuamente, ya que los vapores en la parte superior resbalaban a la parte inferior, volviendo a comenzar el ciiclo.

El horno de los alquimistas es un instrumento de los más básico. Ello lo llamaban ‘atanor’, que proviene del árabe al-tannur que significa, como es de esperar, horno. El atanor debe ser, según las descripciones exactas del alquimista Geber, cuadrado, de cuatro pies de longitud, tres de anchura, y un grosor de medio pie en las paredes. Geber también describe cómo deben ser los materiales que se quieran insertar en el atanor: primero colocándolos en cazuelas de arcillas lo más resistente posible con el fin de que no se destruya con la fuerza del fuego.

El atanor y el tribikos solo son dos de los muchos instrumentos que utilizaban los alquimistas para llevar cumplir su Gran Obra, la obtención de la Piedra Filosofal. Las operaciones incluían, entre otras, la calcinación, sublimación, fusión, y destilación. Para llevarlas a cabo, el alquimista tenía un arsenal de más de 80 aparatos diferentes: hornos, lámparas, baños de agua y de ceniza, camas de estiércol, hornos de reverbero, ollas de escoria, crisoles, platos, vasos, jarras, frascos, redomas, morteros, filtros, cazos, coladores, batidores, alambiques, sublimadores. Sin contar los instrumentos auxiliares como tenazas y soportes.

El instrumental alquímico en su mayoría, era diseñados y fabricados por el mismo alquimista, por falta de alguien que le proveyera ese servicio.

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Metal

Planeta

Oro

Sol

Plata

Luna

Mercurio

Mercurio

Cobre

Venus

Hierro

Marte

Lata

Júpiter

Plomo

Saturno

- SIMBOLOS DE LA ALQUIMIA

Tabla 1 Planetas y su significado alquímico

Los alquimistas escribieron sus libros de una forma simbólica tan profunda y deliberada en su afán de mantener en secreto su trabajo de los llamados ‘no adeptos’. Concibieron una simbología enorme, extensísima, formulas indescifrables para aquellos sin previo conocimiento a fondo de las artes alquímicas. No significa que se traten todos los libros alquímicos como libros esotéricos y misteriosos, sencillamente son libros ‘técnicos’, que solo tienen sentido para la gente ‘técnica’.

Hoy en día, el simbolismo alquímico ya no es tan abstracto como lo era antes. Se sabe ahora que los metales se representaban por medio de los planetas, y recibían su nombre y símbolo planetario correspondiente: el cobre Venus, el plomo Saturno, el hierro Marte, etc. Cuando se habla del ‘matrimonio’ del Sol y la Luna, se está hablando simbólicamente de la aleación, o combinación, de los metales oro y plata.

Asimismo, los aparatos alquímicos tienen su propia nomenclatura simbólica, en este caso en lugar de planetas los alquimistas utilizaron animales para referirse a sus instrumentos: pelicano alquímico, cigüeña alquímica, avestruz alquímico, etc. Se utilizaban también para referirse, por ejemplo, a algún alambique en específico que se necesita.

Los signos astrológicos también fueron usados en la alquimia para

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- BIBLIOGRAFIA

Burckhardt,