Porque soy atéo?
Enviado por Helena • 20 de Septiembre de 2017 • 2.850 Palabras (12 Páginas) • 491 Visitas
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en el miedo y en hábitos psicológicos muy comunes. Y
aunque se jacta de ser la base de la moral, el cristianismo atenta contra la misma
posibilidad de la moral.
La Biblia dice que el hombre fue creado a la imagen y semejanza de Dios. De
hecho es al revés, Dios fue creado a la imagen del hombre, específicamente hombres
de sociedades primitivas que se espantaban por rayos, la erupción de volcanes y
terremotos. El hombre proyectaba su capacidad de hacer ruido y destruir cosas y lo
reflejaba en un hombre muy grande en el cielo. Hoy en día conocemos las causas
verdaderas de estos fenómenos, sin embargo la idea religiosa lleva miles de años de
ventaja en los que ha podido penetrar en nuestra cultura, tradiciones e instituciones.
Fue en su juventud que la humanidad fue hechizada por la idea religiosa porque no
había llegado a la edad de la razón. De la misma manera, la mayoría de los
individuos creyentes son hechizados por la religión en su juventud, a los 5, 6 ó 7 años
de edad cuando no tienen uso de la razón. Si los primitivos hubieran tenido
conocimiento científico, a lo mejor no habría surgido la hipótesis de Dios. Y si los
niños crecieran en un entorno sin iglesias y pastores y sermones, si no fueran
adoctrinados en el seno familiar y social, podrían de adultos leer la Biblia y el Coran y
todas las demás escrituras religiosas del mundo y a ver si alguna les convence.
Seguro habría muchos menos creyentes si las cosas se hicieran así.
Pero eso es muy optimista. La ignorancia no es la única ni la más potente
razón para la creencia religiosa. El miedo ejerce una fuerza mucho mayor. De niños
crecemos en el seno familiar, los padres nos protegen, nos apapachan, responden
nuestras preguntas y nos apoyan. Luego volamos del nido y nos encontramos en un
mundo duro y frío que no se preocupa por nuestro bien. Tememos no sólo esa
sensación de desamparo sino otro fenómeno del que cobramos plena conciencia
siendo adultos: la muerte. Aun cuando un niño no creciera creyendo en Dios, esta
angustia psicológica junto con el hábito de tener una figura paternal a su lado, es
más que suficiente para que cree un padre en el cielo que le proteja y le dé consuelo.
En mi caso, mis padres me criaron católico; creía en Dios simplemente por
default. Yo era un niño muy devoto y la verdad me gustaba la vida de creyente, toda
la parafernalia religiosa. Yo no sentía todo eso que dije sobre la ignorancia, el miedo
y el consuelo hasta que empecé a dudar y a cuestionar mi fe. Siendo muy honesto
conmigo mismo ya sabía que no creía en Dios y eso me dio miedo, un miedo tanto
metafísico como psicológico. Me di cuenta que mi fe me consolaba y que sin ella me
sentiría desamparado y solo. Mis papás se preocupaban mucho por mi, por lo que
pasaría con mi alma. No querían que fuera al infierno, entonces recuerdo que mi
papá me dijo “Darin, ¿qué puedes perder? Es mejor creer en Dios y que al final
resulte que no existe, que no creer en él y que resulte verdadero todo lo que ha
dicho la iglesia. En el primer caso no pierdes nada y en el segundo pierdes todo.” Lo
que me contó mi padre fue la famosa apuesta de Pascal, que he escuchado muchas
veces desde entonces y que en su momento tomé muy en serio, pero luego me di
cuenta de que era un argumento malísimo. El primer problema con él es: ¿qué pasa
si te apuestas por el dios equivocado? Si no atinas, ya te chingaste. El segundo y
más importante problema es que es moralmente repugnante. Para conseguir el
grado de doctor tuve que pasar muchos años de lectura y formación y mucho
trabajo. Y para conseguir una vida eterna de goce total ¿sólo tengo que apostar
como si estuviera en un casino, o como solemos hacer en las elecciones votando por
el menos corrupto? ¿Acaso Dios valora más la afectación de fe hipócrita y egoísta de
alguien que quiere cubrirse las espaldas que un cuestionamiento honesto y sincero?
¿Acaso es Dios como un típico político que acarrea a gente para que estén en la
plaza adulándolo, gritando su nombre? Todos sabemos la farsa que es eso.
Simplemente no me cabe en la cabeza cómo a un Dios con un intelecto infinito le
pudiera importar los halagos y adulación de un bichito en un remoto rincón del
cosmos. Si yo fuera Dios, me daría mucho más placer el canto de las majestuosas
ballenas que el servilismo de un hombre calculando la relativa utilidad de diferentes
opciones.
¿Saben qué? Retiro la comparación con el político. Al menos podemos lo
podemos correr y buscar otro mejor. Con Dios eso no es posible. Si Dios existe tal
como la Biblia lo retrata, entonces, para seguir con la metáfora política, eso significa
que vivimos bajo un régimen de constante y eterna supervisión y vigilancia sobre
nuestras
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