RAYOS X EN LACTANTE

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Si bien, no se han realizado estudios confiables que registren un seguimiento a los lactantes expuestos a rayos X por DLC, frente a futuros problemas óseos o plasmáticos, hay que volver a la base de esta metodología para lograr entender su riesgo.

Un niño al momento de nacer cuenta con una estructura ósea poco desarrollada, ya que su esqueleto, hasta este momento, no necesitaba ejercer de sostén, más bien, solo cumplía tareas estructurales por lo que el proceso de osificación no se realizará hasta el año aproximado de vida. su sistema locomotor, es más una estructura cartilaginosa que una calcificada propiamente tal (9), y para que esto ocurra se necesita del aporte de proteínas sales y vitaminas que ejerzan un efecto en el desarrollo de los huesos, de hecho según datos entregados por la doctora Nuri De La Torre, pediatra de Clínica Avansalud explica que “las necesidades de calcio aumentan considerablemente durante el embarazo, principalmente durante el tercer trimestre de gestación y periodo de lactancia, ya que el niño lo extrae de la madre. Se estima que los requerimientos de calcio aumentan sobre los 1000 mgr /día, cantidad difícil de alcanzar con la dieta habitual de la mujer chilena” (10). El calcio es fundamental también para múltiples procesos metabólicos, enzimáticos, para el correcto desarrollo y funcionamiento de la musculatura, del corazón, conducción nerviosa, producción sanguínea. Es en este último punto, en que la osificación de los huesos es de suma importancia para el desarrollo del lactante, ya que es en el interior de ellos que la medula ósea producirá glóbulos rojos (importantes para la nutrición, respiración y descontaminación celular), blancos (sistema inmunológico) y plaquetas (coagulación) (11), por lo que el hueso se comporta como una capsula protectora ante la corrupción externa. Función que el cartílago no puede cumplir por su estructura delgada y resquebrajarle.