Reflexiones sobre la Metodología del Almanario

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La inclusión del 50% de participación femenina no me parece una forma eficiente de impulsar la equidad, tanto hombres como mujeres deben de estar conscientes de que ambos en las actividades y en la toma de decisión son importantes, especialmente las mujeres que han sido desplazadas de esta función.

He visto esta manera de organización en algunos trabajos y bueno, el requisito es cumplido, sin embargo, el complejo cultural en la mujer sigue presente y hablando de las comunidades que están involucradas en las OCB, esta asistencia y participación en ocasiones se reduce al único y obligado objetivo de obtener los fondos del financiamiento.

El apoyo real de los hijos y esposos es muy importante, un varón apoyando la causa del género es una herramienta de suma importancia, aunque esto pueda traerle consecuencias a nivel social, permitirá restaurar el equilibrio y las ventajas económicas para ambos.

El punto crucial es modificar la estructura socio-política de las personas pertenecientes de la comunidad, actividades que favorezcan la auto-valoración y el respeto mutuo, no me gustaría creer que los talleres y actividades en conjunto son la mejor manera de llevarlas lograr esto, sino pequeñas y cotidianas actividades que se lleven a cabo en el seno familiar, los cuales podrían ser actividades subjetivas y emocionales con la participación de familiares.

En el proceso de aplicación del Almanario, se mencionó la necesidad de realizar capacitaciones constantes para su correcta utilización y aplicación, si bien las OCB están con una instrucción anterior sobre metodologías y una organización ya establecida, tanto hombres y mujeres podrían fungir como “agentes de cambio” desde su respectivo rol social y en apoyo mutuo, claramente en una primera etapa.

Las normas tomadas en el Almanario que le dan la característica de herramienta que incorpora la perspectiva de género, son estas normas las que procuran un cambio en la división sexual del trabajo, un aspecto muy importante en la estructura social, la inclusión de las mujeres en la junta directiva puede conllevar a una apertura de grandes posibilidades de ser escuchadas y tomadas en cuenta; sin embargo, eso no nos asegura que las mujeres puedan participar en las votaciones en las decisiones finales y, sin embargo, es una manera formal y no agresiva de lograr su reconocimiento y valoración.

Tal vez caiga en la contrariedad puesta en trabajos anteriores, pero la profunda transformación debe ser llevada mediante etapas de un proceso continuo y complementario entre diversos proyectos e ir escalando poco a poco a una transformación de este complejo histórico y cultural de la subrogación de un género por su sexo.

Conclusión

Al principio mencioné que el Almanario puede ser tomado como una herramienta del MML y si bien ambos mantienen normas y capacitaciones orientados hacia el género, no se aplican igual, ni se procede de la misma manera. A pesar de las enormes ventajas económicas que conllevan el recorte de personas y la eliminación de las ONG como intermediarias, ponen una mayor responsabilidad del proyecto en las comunidades y esto puede significar una mejor apropiación de las actividades pro-comunitarias y lograr una mayor sostenibilidad.

A pesar de que es una herramienta que se utilizó en proyectos medioambientales, este auxiliar puede transferirse a otros ámbitos donde se requiera un diagnóstico eficiente y de primera mano del lugar donde se trabajará; es decir, personas indígenas y de diversas comunidades trabajando en conjunto con las organizaciones en proyectos sobre desarrollo. El Almanario permite dar voz a organizaciones comunitarias donde realmente se tratan su necesidades y problemas, y contribuye a ganar un porcentaje más alto para la sostenibilidad a futuro.

Dejando a un lado la practicidad de la herramienta, permite inmiscuirse de manera práctica y no agresiva en el área /comunidad y eleva la taza de apropiación del proyecto por parte de los participantes.

Da una amplia visión sin dejar a un lado las características propias del lugar y sus relaciones sociales y culturales, esa esencia que mayormente es desplazada por la búsqueda incesante de objetivos concretos y de necesidades con información muy general o nula en los proyectos por parte de personal externo a la comunidad y /o cultura.

Con respecto a ser una herramienta que incorpora la perspectiva de género, el cambio es procesual, la metodología del MML y la del Almanario deberían aplicarse en conjunto, como dije, en una primera etapa. Si bien los proyectos no duran lo suficiente para crear un cambio, se siembra un pequeño germen de consciencia.

Estas medidas proveen un nuevo pensamiento que es aplicado desde la posición social al que pertenecen, sigue habiendo una dependencia y la nula visión de la interdependencia entre sexo y género, como una mutua construcción histórica pero una ventaja sería el primer acercamiento hacia este cambio que se pretende.

Bibliografía

- López Torrejón, Estela; Boni Aristizábal Alejandra, Peris Blanes Jordi. (2012). Incorporando la perspectiva de género en pequeños proyectos. La experiencia del Almanario en 10 comunidades indígenas de Guatemala. Revista Iberoamericana de Estudios de Desarrollo, 1(1): 85-101.