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Resumen Lenguas Clásicas: Latín

Enviado por   •  5 de Enero de 2018  •  18.552 Palabras (75 Páginas)  •  376 Visitas

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Las peregrinaciones de Eneas duran siete años, hasta que, llegado el último, es acogido en el reino emergente de Cartago, gobernado por Dido (llamada también Elisa de Tiro). Por un ardid de Venus y Cupido, Dido se enamora perdidamente de Eneas y, tras la partida de éste por orden de Júpiter, se quita la vida maldiciendo antes a toda la estirpe venidera de Eneas y clamando por el surgimiento de un héroe vengador: de esta forma, se crea el cuadro que justifica la eterna enemistad entre dos pueblos hermanos, el de Cartago y el de Roma, que conduciría a las guerras púnicas.

De camino a Italia, a Eneas se le aparece el alma de su padre Anquises y le pide que vaya a verlo al Averno: Eneas cede y, acompañado de la Sibila de Cumas, recorre los reinos de Plutón, y Anquises le muestra toda la gloria y la pompa de su futura estirpe: los romanos.

Llegados por fin los troyanos a Italia, el rey Latino los recibe pacíficamente, y, recordando que una antigua profecía decía que su hija Lavinia se casaría con un extranjero, decide aliarse con Eneas y darle a Lavinia por esposa.

Trastornado por las Furias, Turno, rey de los rútulos y primo y pretendiente de Lavinia, declara la guerra a Eneas. Los dos ejércitos adquieren aliados y se enfrentan fieramente, ayudados los troyanos por Venus y los rútulos por Juno, sin que intervenga Júpiter. Se producen muertes en ambos bandos y, finalmente, Eneas mata a Turno.

LIBRO I

Juno, sabedora del glorioso destino que aguarda a los troyanos, pues habrán de fundar el Imperio Romano, intenta impedir que lleguen a Italia. Para ello, pide a Eolo que se valga de sus vientos para hacer naufragar a los fugitivos, y a cambio le ofrece por esposa a una de las ninfas de su propio séquito: Deyopea (Δηιόπεια), la de cuerpo más hermoso. Eolo, aunque no acepta el soborno, sí accede a ayudar a Juno, y los troyanos terminan dispersándose en el mar. Al saberlo Neptuno, lo toma como una injuria, ya que el mar es su dominio, y ayuda a los troyanos a llegar a las playas de Libia, pero no llegan todos juntos, sino en dos grupos separados por la tormenta.

Mientras tanto, Venus, madre de Eneas, se presenta con la forma de una virgen espartana y con un aspecto de cazadora muy parecido también al de la diosa Diana, y les informa de que las tierras donde están son de la reina Dido. Pigmalión, hermano de Dido, había hecho matar a Siqueo, tío de ambos y esposo de ella. Dido huyó, compró unas tierras y fundó allí una ciudad.

Eneas se dirige a la ciudad y, cuando llega, ve a los compañeros de los que les había separado el mar. Llegados a esa tierra, habían pedido a la reina hospitalidad y que les ayudase a buscar a su caudillo. Al presentarse éste, Dido lo acoge junto con el resto de los troyanos.

Con la intención de que Dido trate bien a Eneas, Venus pide a su hijo Cupido que tome la forma de su hermano materno Ascanio, lo suplante e infunda en la reina amor por el troyano, y Cupido accede. Venus adormece a su nieto Ascanio y lo lleva a Idalion, lugar de culto de ella.

Tal como le ha pedido su madre, Cupido infunde en Dido un apasionado amor por Eneas y, maternal, por Ascanio, al que suplanta él mismo. Pero Dido juró a su esposo no volver a casarse.

Durante el banquete en honor de los recién llegados y del encuentro de éstos con sus paisanos, Dido pide a Eneas que cuente sus desgracias.

LIBRO II

Los libros II y III son relatos dentro del relato. Eneas, a petición de Dido, cuenta la caída y el saqueo de Troya (Libro II) y las tribulaciones sufridas por él mismo y por su gente desde ese acontecimiento (Libro III).

El troyano cuenta hechos casi inmediatos a los que se refieren en el final de la Ilíada. El relato que hace Eneas de la toma de Troya se abre con el episodio del caballo: Ulises, junto con otros soldados griegos, se oculta en un caballo de madera "alto como un monte" (instar montis equum), mientras que el resto de las tropas griegas se oculta en la isla de Ténedos, frente a Troya. Los troyanos, ignorando el engaño, entienden que los griegos han huido y hacen entrar el caballo en su ciudad. Piensan que se trata de una ofrenda a los dioses, a pesar de las advertencias de Laocoonte, que es muerto con sus dos hijos por dos monstruos marinos. Llegada la noche, Ulises y sus hombres salen del caballo y abren las puertas de la ciudad para que entren los demás griegos, y entre todos someten a Troya al fuego y al terror. En el momento del asalto, a Eneas se le aparece en sueños Héctor, le anuncia el fin de Troya y le manda que salve a los Penates y que huya.

Los ruidos del combate terminan por despertar a Eneas, que, viendo su ciudad en llamas y a merced de los griegos, decide al principio luchar con sus compañeros hasta la muerte. Visita el palacio del rey Príamo y contempla la muerte del hijo de éste, Polites, a manos de Pirro, que luego decapita a Príamo.

En medio del caos, Eneas ve a Helena y, lleno de ira, se dispone a castigar a la culpable de la guerra. Venus, madre de Eneas, se le aparece y le manda contenerse: los verdaderos culpables son los dioses, no Helena. Luego, Venus manda a Eneas que busque a su familia y a los dioses Penates.

Eneas busca y encuentra a su padre Anquises y a su hijo Ascanio. En principio, Anquises se resiste a partir, hasta que un presagio divino lo convence. Escapan entonces de la ciudad en llamas. Habiendo perdido de vista a su mujer, Creúsa, que ha sido apartada por Venus y luego ha sido una víctima más de la matanza, Eneas regresa a Troya en busca de ella. Finalmente, tras aparecérsele la sombra de Creúsa y serle revelado por ella que su destino es la fundación de Roma, Eneas vuelve con los suyos a las afueras de Troya, y allí prepara lo necesario para la partida.

LIBRO III

Eneas huye con los suyos a la ciudad de los tracios, que eran sus amigos. Habiendo desembarcado allí, Eneas quiere cumplir su intención de fundar la nueva ciudad en esa tierra. Para encender la hoguera sacrificial, toman ramas de un arbusto, y éstas empiezan a sangrar. Eneas se halla frente al túmulo de Polidoro, y las ramas son las lanzas que empleó Poliméstor para matarlo. Una voz suena desde el interior del túmulo: es la de la sombra de Polidoro, que advierte a los troyanos de que el rey de Tracia está a favor de los griegos. Los viajeros deciden entonces abandonar ese lugar contaminado.

Eneas y su gente van entonces a la corte del rey Anio, en Delos. Allí llegan a saber por los oráculos de Apolo que habrán de buscar a la Madre Antigua (antiqua mater)

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