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Resumen entre el tiempo y la eternidad.

Enviado por   •  26 de Abril de 2018  •  4.019 Palabras (17 Páginas)  •  261 Visitas

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La teoría darwinista ilustra 3 exigencias mínimas para pensar una evolución: irreversibilidad, suceso y coherencia. Comprender una historia no es reducirla a regularidades subyacentes ni a un caos de sucesos arbitrarios, es comprender a la vez las coherencias y sucesos:

- Las coherencias en tanto puedan resistir a los sucesos y condenarlos a la insignificancia o por el contrario ser destruidas por algunos de ellos.

- Los sucesos en tanto que puedan o no hacer surgir nuevas posibilidades de historia

La termodinámica que fue planteada en el siglo XIX no pudo satisfacer las exigencias de una evolución irreversible ya que el único suceso al que puede dar sentido es la preparación inicial de un sistema lejos del equilibrio, y lo que ella describe es el modo como este suceso se hace insignificante: el sistema olvida la particularidad de su origen para evolucionar hacia un estado que se puede describir mediante unas pocas variables solamente.

Las nociones de inestabilidad, sensibilidad y bifurcación son el punto de apertura hacia el problema de la evolución ya que la noción de sensibilidad une lo que los físicos tenían como costumbre separar, la definición del sistema y su actividad. La representación que construimos a propósito de un sistema remite de este modo a nuestras posibilidades de manipulación, pero su pertinencia es relativa a la estabilidad del sistema respecto a lo que no podemos manipular, al hecho de que los sucesos incontrolables queden o no insignificantes. El hecho de que tal o cual suceso pueda tomar sentido, dejar de ser un simple ruido en el tumulto sin sentido de la actividad microscópica, introduce en física este elemento narrativo que hemos dicho que era indispensable para una verdadera concepción de la evolución. Y la historia de la vida puede leerse, sin duda, al menos en parte, como la historia de una multiplicación de la sensibilidad, como la incorporación por el organismo viviente activo de débiles interacciones que se convierten en otras tantas informaciones que tejen sus relaciones con su mundo.

Las relaciones no lineales, cuyo papel crucial en física han comprendido los físicos, son aquí no solamente omnipresentes sino susceptibles de entre-mezclar los puntos de vista locales, las visiones globales, las representaciones divergentes del pasado, del presente y del futuro.

Entre el tiempo y la eternidad, muestra como determinar un comportamiento caótico ya que si las trayectorias que salen de puntos tan próximos como se quiera en el espacio de las fases, se alejan unas de otras de manera exponencial en el curso del tiempo; la distancia entre dos puntos cualesquiera pertenecientes a tales trayectorias crece entonces proporcionalmente a una función e1/t, donde 1/t, por definición positivo para los sistemas caóticos, es el “exponente de Lyapounov”, y T el “tiempo de Lyapounov”. También encontramos que una de las características de dichos sistemas caóticos está dada por un horizonte temporal definido por el tiempo de Lyapounov, horizonte que eventualmente podemos desplazar, pero nunca anular.

Las existencias de sistemas caóticos transforman la noción de impredecibilidad, la libera de la idea de una ignorancia contingente que podría ser superada con un mejor conocimiento, y da un sentido intrínseco. Por ejemplo, los cambios climáticos que ha tenido la tierra desde hace trescientos millones de años hasta la actualidad, es decir el proceso que tuvo que atravesar en sus diferentes eras, el asentamiento de la temperatura de los polos y las zonas ecuatoriales, la serie de glaciaciones en la era cuaternaria, el denominado “optimo climático” época donde el Sahara conocía una prospera agricultura.

Reconocer entre los fenómenos que se presentan como aleatorios aquellos que podrían estar producidos por un atractor caótico es de fundamental importancia. El estudio de los atractores ilustra la inmensa variedad de los sistemas disipativos. Muy a menudo coexisten diferentes tipos de sistemas. Este es sin duda el caso de los seres vivos. Los grandes mecanismos de regulación metabólica no están llamados evidentemente a un comportamiento caótico: sabemos además que algunos de ellos corresponden a un régimen de actividad de tipo ciclo límite. Pero otros aspectos de la actividad del organismo vivo son eminentemente imprevisibles.

La termodinámica clásica pudo prolongarse a los dominios próximos al equilibrio, pero ha tenido que transformarse radicalmente para entrar en el nuevo mundo de los procesos no lineales lejos del equilibrio. Otras ciencias como la dinámica, la mecánica cuántica, e incluso la cosmología han sido dominadas por un ideal de inteligibilidad estático y más adelante descubren caminos que las conducen al problema del devenir.

Retomando un poco lo escrito en esta sustancial pero breve argumentación dícese que la física estaba hecha para negar el tiempo y reducir el devenir a la repetición de lo mismo pero poniendo como un punto de comparación a los físicos y los filosóficos, los autores dicen que estas dos personificaciones tenían un punto en común: ambos pensaban que el juicio que creían adivinar en la física de su época era definitivo, que el modo de inteligibilidad propuesto por la dinámica clásica se mantendría incólume.

Tomando el concepto de la flecha del tiempo se pudo encontrar y demostrar con base a ejemplos propuestos en el libro que las probabilidades no permiten explicar la flecha del tiempo. En cambio, en los sistemas grandes con comportamiento caótico, la dinámica de las correlaciones post-colisiónales nos permite interpretar el dominio de la flecha del tiempo que las simulaciones numéricas nos han permitido constatar.

El estado de equilibrio había sido privilegiado en cuanto que manifestaba. La indiferencia con respecto al tiempo se creía una característica del comportamiento macroscópico, más adelante se promueve una singularidad en cuanto que oculta, podríamos decir, estos aspectos esenciales de la actividad de la materia, siempre presentes en el nivel microscópico, que son las correlaciones de largo alcance y la flecha del tiempo.

En la mecánica cuántica, la noción de observación juega un papel central porque es la que permite dar un sentido a las probabilidades. La primera teoría cuántica del átomo chocó con numerosas dificultades: en particular, en el caso de átomos con varios electrones los niveles energéticos observados no podían interpretarse de forma satisfactoria. El paso de esta teoría a la mecánica cuántica, tal como hoy la conocemos, no solamente ha permitido resolver estas dificultades, sino que también ha abierto la vía a una nueva

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