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SAN LUIS ORIONE: LA EDUCACION CRISTIANA DE LA JUVENTUD.

Enviado por   •  12 de Abril de 2018  •  4.619 Palabras (19 Páginas)  •  411 Visitas

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Hagan progresar a sus alumnos en todo: en la piedad, en la virtud, en el saber.

Fomenten el deseo de formarse hombres, de progresar, de sentirse mejores y cada vez más instruidos.

Unan siempre estos dos grandes amores: Dios y la Patria y háganlos vibrar por ellos. Harán prodigios.

Es preciso que en la casa (Instituto) haya unión de espíritu y de deseos, unidad de corazón y de trabajo en Cristo.

YO no les encomiendo máquinas, les encomiendo las almas de los jóvenes, su formación moral, católica e intelectual. 5

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24 de febrero continúa la carta.

Veo que la carta escrita a los saltos, está resultando un buen apunte borrador y que repetiré aquí y allá las mismas cosas, no la destruyan así la retocaré después, sacando lo que sobre y agregando lo que falte.

Establecer bien el horario y hacer cumplir tanto nosotros como los alumnos con puntualidad y hasta con severidad. El educador sin método no llega a nada.

No levanten la voz al enseñar, no castiguen nunca a todos juntos, alabarlos juntos si, y castigarlos por separado.

Estudien a sus muchachos, obsérvenlos, reflexionen sobre ellos. Tengan un verdadero y fraterno celo, por el progreso de cada uno y que cada uno vea que se interesan por él.

Traten de que los jóvenes progresen todos los días y en todos los sentidos que cada día sientan que saben un poco más de la vida, y que crecen moral, cívica y cristianamente.

Denles muchos alientos a los alumnos, anímenlos siempre, siempre y no los humillen nunca, nunca.

Tomen como modelo a Jesucristo y el evangelio es el tratado más sublime de didáctica y pedagogía que pueda haber.

Sean pacientes, serenos tranquilos, sencillos, sabios (sin gritar jamás) actúen siempre con ponderación, con madurez, con paciencia.

Las palabras vulgares y groseras rebajan más a quien las dice, que a quienes están dirigidas. Nunca castiguen con el ánimo alterado, sino después de algunas horas, o en lo posible al día siguiente. Den consejos a tiempo.

Nada de tolerancia con las faltas, ninguna indulgencia con los perezosos.

Nuestro sistema que llamamos cristiano paternal, no solo destierra todos los castigos demasiados prolongados, penosos humillantes, por ningún motivo 6

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admite el golpear a los jóvenes. Hay que hacerse amar en Jesucristo y conseguir todo por amor, nada por las fuerzas.

No pegar, no manosear, quien manosea vive mal y hace mal. Nada de afeminaciones, nada de melosidades, nada de mimos entre los jóvenes y con los jóvenes, nunca.

Los ojos son a menudo las ventanas por las que el demonio entra al corazón.

Fuera las caricias, los embobamientos, las liviandades, los mimos, los regalitos hechos a éste sí, y a aquél no, fuera los bien vestidos, limpios y de cara más redonda.

Es necesario que nuestros alumnos reciban dignamente y con mucha frecuencia los sacramentos por medio de los cuales se recibe la gracia. La confesión tiene una eficacia enorme para preservar del mal, y educar a la juventud para una vida honesta y cristiana. Hemos de recurrir semanalmente a la confesión y cotidianamente a la comunión.

Hagan que los jóvenes los domingo vayan a misa, no les cansen, no les hagan rezar dos rosarios Las prácticas de piedad no deben ser pesadas o aburridas, son un medio, no un fin.

Cultiven lo intelectual, pero más aún la virtud, la agudeza intelectual es la superficie, la virtud es lo sólido.

Para acertar en el camino derecho se necesita un guía, el ejemplo, ejemplo y método; el hombre sin método es inconsistente, sin método ni se instruye, ni se educa.

Formar en los jóvenes la conciencia y el carácter cristiano católico, sólido y granítico.

Denles ideas claras sobre el buen uso del tiempo, sobre la huida del ocio, el trabajo como ley y como deber impuesto por Dios.

Si ven que ustedes conocen y dominan perfectamente las materias que enseñan, si lo ven estudiar y prepararse seriamente y no pierden tiempo, 7

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entonces tendrán gran estima por ustedes, que son sus educadores, como lógica consecuencia se sentirán estimulados, a estudiar y obrar bien.

Que en ustedes y sus alumnos el trabajo se transforme en virtud.

Recomiendo encarecidamente la higiene, el aspecto decente y decoroso, la limpieza de la casa en los personal y en las aulas.

La gente sucia no tiene el sentido pleno de la virtud.

La gracias de nuestro Señor Jesucristo este con todos ustedes, recen por mí, en Jesús y en María Santísima, su afectuoso padre en Cristo.

Sac. Luis Orione. De los hijos de la Divina Providencia.

Aportes para una Pedagogía Orionita.

La PEDAGOGÍA ORIONITA es la pedagogía del cuidado, sin caer en el paternalismo que asfixia, nos dice que debemos formar cristianos perseverantes, así serán sacerdotes por siempre, esposos fieles hasta la muerte, profesionales actualizados y entregados a su apostolado.

Digan a las jóvenes palabras de aliento, tratando de animarlos siempre al bien, y entusiasmarlos al estudio, y al trabajo, llevándolos a responsabilizarse con palabras ardientes y llena de nobleza y bondad.

Sin dudas su método es propio de un Santo comprometido con la vida, que no pensó ideas sino la existencia misma de cada uno, de todos nosotros. Una pedagogía enraizada en la vida, a partir de ella, y con ella, dotándola de una estética muy particular.

Su método, es un camino que se inspira en otros, pero que tiene originalidad y presencia. Esta

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