Síntesis de Participación a las Conferencias Magistrales durante

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Pero, ¿qué es el fascismo? Para responder esto debemos liberarnos de los conceptos sesgados utilizados por demagogos para aturdirnos y donde el fascismo es una filosofía de corte capitalista y por tanto contraria al socialismo. De hecho, el fascismo es una suerte de punto medio entre el capitalismo y el socialismo, que son filosofías y no estilos de gobierno (un error muy común; “ismo” implica sistema o doctrina, como el cristianismo o el budismo).

La filosofía fascista, una vez puesta en funcionamiento, se acerca más al concepto de los antiguos gobiernos autócrata o incluso aristócrata (“cracia” SI significa gobierno, fuerza, autoridad) que cualquier otro gobierno moderno, y de ahí que un estado fascista puede ser de derechas o de izquierdas. Un estado fascista busca el control absoluto de la sociedad, normalmente por medio de leyes que de una u otra manera, atiende los problemas de la población que nada debe buscar o pretender fuera del modelo. Es el “Estado Papá”, el que todo lo soluciona.

Las pretensiones esgrimidas por ambas ponentes, aunque crean que son objetivos de corte democrático y acordes a los DDHH, están sin embargo orientados al fascismo. Como ejemplos enunciativos no limitativos, el exigir que el Estado se haga cargo, ya fuere por un lado el ajustar las políticas sociales y evitar las presiones de grupos corporativos, así como el consolidar las facciones políticas en torno a una alianza de partidos que tenga como eje la redistribución de la riqueza; o por el otro, el exigir leyes y políticas sociales que logren la equidad de género o incluso el trabajar el “cambio cultural”, son buenos ejemplos de cómo es “Papá Estado” el que tiene que solucionar todo.

De hecho, no recuerdo en ninguna de las conferencias que se haya hecho mención específica al papel que le corresponde a la otra parte de la sociedad: nosotros, como ciudadanos (salvo para exigir esos derechos y políticas sociales al Estado).

Puntualmente, otro aspecto criticable de la exposición de la Prof. Midaglia, lo encuentro en el mensaje subliminal que impregnó buena parte de su ponencia y en particular en el momento que hizo hincapié en las reformas laborales del Brasil. Me refiero específicamente a: (1) las encubiertas loas en favor de las políticas de los gobiernos socialistas que dominaron el continente hasta fechas recientes; (2) en su velada amenaza en cuanto a que mayores recortes en las políticas sociales podrían tener “efectos electorales”; y en (3) la referencia al próximo congreso cuyo tema será “Democracia en recesión”.

En otros términos … si no gobernamos nosotros, ¿no existe democracia? Si no subvencionamos todo, ¿somos unos capitalistas salvajes? Si no les damos el gusto, ¿nos correrán en las urnas o se alzarán en armas? Eso, mucho me temo, es un mensaje político y no social.

En cuanto a la Prof. Batthyany, es obvia su postura pro-feminismo. No estoy en contra del feminismo ni de la igualdad de género, sin embargo, no puedo respetar la igualdad a la que soy obligado por ley. Si puedo respetar la igualdad que se ha ganado, por sus méritos, el sector femenino. Como ejemplos puntuales: Indira Gandhi, primera ministro de la India (1966-77 y 1980-84), Golda Meir, primera ministro de Israel en 1969-74, Benazir Bhutto, primera ministro de Pakistan (1988-90 y 1993-96, asesinada a dos semanas de las elecciones del 2007, sería su 3er periodo como primera ministro). Todas ellas fueron electas líderes de países donde -hasta por religión- las mujeres eran poco menos que nada. Otros ejemplos son los de Margaret Thatcher y Michelle Bachelet.

¿Necesitaron ellas que “papacito estado” promulgara leyes de igualdad? ¿O de porcentaje mínimo en las afamadas “lista sábana”? No. Se ganaron la confianza del electorado, ya fuere el primario (interno) como el nacional. Y si el movimiento feminista se diera cuenta que cada “logro” no es sino una concesión, concesión que sólo puede dar aquel que está en una posición de superioridad fáctica, verían que esos “logros”, lejos de ser victorias, son mas bien una afirmación de su grado de necesidad …

La Prof. Batthyany hizo hincapié (con mi aplauso) en el cambio cultural necesario para conseguir los objetivos necesarios ya fuere para la igualdad de género (tema tácito en su exposición) como para el derecho de cuidado, sin embargo, una vez más dejó la tarea en manos de “papacito Estado”, cuando, mucho me temo, son las mismas mujeres las que deben continuar el proceso, una vez más en el seno familiar y educando a sus hijos desde la más tierna infancia … sin esperar a que una Ley se promulgue para obligar al cambio. Nada a lo que somos obligados, se respeta o aprecia …

Y cómo decía Cantinflas: “He dicho”