TRABAJO SOBRE EL LIBRO "SOS: DÉJENME MORIR"
Enviado por tolero • 1 de Mayo de 2018 • 2.152 Palabras (9 Páginas) • 340 Visitas
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de la autonomía, que llevará al enfermo al derrumbamiento. Sin embargo, ¿podemos dejar a esta persona nueva (“yo enfermo”), a un lado y buscar y conversar con lo que aún queda del “yo antiguo”? Se DEBE buscar; porque los amigos y los familiares temerán sus reacciones y si sus tratos son los más correctos. Un enfermo tiene que mostrar que sigue siendo él, que no se ha ido. Y es que la esperanza a veces resulta un consuelo; siempre podemos dejar algo de nosotros en el mundo, en el viento, para que alguien reciba con su frente la bendición del aire, y para ello uno debe estar concienciado, siendo él, y anticiparse a lo que puede ser agravante, siempre.
Respecto al enfrentarse a todo esto, el libro introduce un concepto importante: el duelo. Sabemos que la muerte o el acecho de ésta producen un impacto y no queremos creerlo, pero cuando todo deja paso a la realidad, debemos enfrentarnos en duelo a esto con lar armas de la aceptación. Por ello es alentador considerar la elección, esto es, elegir morir, y elegir vivir, saber que a uno le ha tocado y asumirlo de buena gana, que ya no se puede hacer nada, que hay que seguir con el proceso y lamentarse no llevará sino a más sufrimiento. Pero cuando es un ser querido, significa que en nuestra vida afrontamos la pérdida de algo que es importante para nosotros. Conllevará a alteraciones en la persona que, lejos de ser patología alguna, suscitarán dificultad en la adaptación (no es raro oír a una persona que se sabe muerta o sentir su presencia). Los dos primeros años resultan de gran dificultad esta adaptación, y la mejor manera de sobrellevarlo es sin duda la elaboración y la aceptación. Hay que adaptar la visión del medio, y la elaboración y la aceptación dependen de tres factores importantes. El primero de ellos es ¿cómo afrontar la pérdida? (momento de crisis), puede ser de distinto tipo, de distinto valor y de distinta intensidad. Además, ¿la separación se sobrelleva bien? Se debe dejar ir a la persona, no aferrarse a ella, esto está prohibido. Además, pueden venir problemas como los sentimientos de culpa, los reproches y la llamada “anestesia sentimental” que consiste en comportamientos desviados (incluso a veces anormales) que alivien nuestro sopor. Por último, el tiempo tiene una importancia considerable. Es un axioma irrefutable que el tiempo NO lo cura todo. Por eso, cuando el tiempo pasa, y no han cambiado las cosas, cuando el dolor sigue y sigue a mayor, la búsqueda de ayuda es importante.
CAPÍTULO V
Tres son los puntos que se abordan en este capítulo. El primero de ellos es, qué debemos entender por cuidados paliativos y hasta qué punto se debe establecer una línea concreta para su correcta utilización. Obviamente, esto es un tema dificultoso: la empatía, el acercamiento, considerar el sufrimiento de las personas y darles autonomía. Comprender la situación acaecida, diferenciar entre enfermo y familia y a la vez tomarlos como unidad, ofrecer confort y seguimiento… etc. Se debe también planificar el asunto, objetivar unas metas claras y fomentar el trabajo en grupo, y ofrecer un medio y espacios agradables, cosa bastante ardua, con el ambiente de un hospital. Los recursos también son importantes, la accesibilidad y la fluidez del proceso paliativo facilitarían al enfermo (y a los familiares y al médico) mucha ayuda.
Pero la realidad es otra: se podrían considerar tres puntos como proceder básico: comunicación, control de los síntomas y apoyo a la familia. Algo que según el libro, resulta un tanto reduccionista que haría el final del proceso más mecánico. También otros optan porque sean suficiente y necesarias las dosis adecuadas de medicamentos que ayuden a eliminar la agonía. El problema, no obstante, reside en que se olvida que el contexto para encontrar la buena muerte es importante, es decir, olvidar que la comunicación, la asistencia terapéutica y el entorno de atención sean una dirección a no morir mal. El cuidado, por eso, no consiste sólo en la medicación (además a la desesperada y como último recurso), sino también recae en peso sobre la responsabilidad de estas personas a nuestro cuidado, y de su respeto. Por ende, “el medicar nunca sustituirá el derecho de decisión de las personas”.
Como segundo punto, decir que cuando la muerte acecha de forma terminal, cuando la enfermedad es incurable y nos hace perder autonomía, o en lo últimos momentos de vida, los cuidados paliativos son justificables según la condición de cada cual. Esto se determina además cuando un médico establezca juicio observable sobre las condiciones necesarias para ello, por lo que además nos topamos con la problemática de cuándo es el momento. Tanto la ignorancia como la dificultad de aceptación de la enfermedad, pueden hacer que sea demasiado tarde. Así pues, algunos movimientos sociales que tienen que ver con esto han ido, poco a poco, introduciendo directrices para determinar formación en los especialistas y especificar algunos momentos claves sobre la enfermedad y sus fases en el tiempo.
Pero, y en último lugar, ¿esto está consensuado de forma universal? No. Hay una enorme diferencia territorial. Cada autonomía alberga leyes sobre los cuidados paliativos y derechos del paciente en sus estatutos que difieren de los demás. Hay que hacer acopio de una herramienta de humanización y propagarla como axioma universal fuera de las fronteras, que recuerde a los seres humanos que los derechos de la buena muerte es un bien merecido y necesario para evitar el sufrimiento, y que para ello se debe estructurar, de base, un método paliativo que acoja los cuidados de una persona en estado terminal. “Aceptamos tu voluntad y te acompañamos” es una frase del final del capítulo, y del libro, que resume notablemente el merecido respeto de afecto que cierra una etapa, que empezó de esta misma forma emocional y alentadora.
OPINIÓN
¿Qué me ha parecido, conmovido o evocado?
Sencilla y llanamente, la opinión constructiva es la que (por lo que a mí respecta) tiene mayor peso al no estar este tipo de literatura ensayista de ayuda, muy avezada a mis preferencias. Por tanto se ajusta a mi forma de pensar lo que opino que es el mensaje más importante del libro: no tratar la muerte como tema tabú.
NOTA: En lo personal atesoro las siguientes frases:
1. La muerte no priva al hombre de dignidad.
2. Los médicos educados para salvar la vida no están preparados para afrontar la muerte.
Seis de Diciembre de dos mil
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