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Unidad IV. La Expresión Escrita

Enviado por   •  14 de Enero de 2018  •  4.920 Palabras (20 Páginas)  •  395 Visitas

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En torno a lo que determina el texto, Cabrera y Pelayo (2001) refieren lo siguiente:

Todo texto es una unidad mínima de interacción comunicativa que ocurre en el transcurso de un tiempo y espacios determinados. Si bien los textos proporcionan un material valioso para la interpretación de su significado en la comunicación, para que un texto funcione, es decir, comunique algo, necesita la contribución de elementos provenientes del contexto, además de propiciar su unión con los marcos de referencia cognoscitiva y afectiva que el lector posee.

Se podría inferir entonces que, el texto está constituido por elementos verbales que se combinan para crear una entidad comunicativa, intencional y completa, pero no se puede idear sin ser contextualizado, de modo que el lector tenga un conjunto de datos implícitos y explícitos, permitiéndoles descifrarlo, ya que un texto sin contexto es sólo un pretexto.

Texto y contexto son complementarios. La contextualización es el proceso de hacer que el resultado de la enunciación sea cohesionado y coherente en relación a su texto. Por tal razón, hay que adecuar el entorno comunicativo y ponerse en todo momento en lugar del lector, sólo así se habría hecho una buena configuración, contextualmente hablando.

La opinión de numerosos autores coincide en la dificultad que bordea el proceso de escritura, por eso, si al crear se contextualiza adecuadamente, parte del terreno aguardado se habrá conquistado. Todo, llámesele, escritor, productor o autor que se dispone a hacer una producción textual debe tener en claro ciertas pautas que pudieran funcionar como guía en su proceso de creación. Es imprescindible saber: ¿Qué escribe? ¿Sobre qué escribe? ¿Para quién escribe? ¿Con qué propósito lo hace? ¿Cómo va a escribir? Existen muchísimas formas de dejar por sentada una información, por ello hay que planificar qué se desea y cómo lo desea hacer.

No todo lo que se escribe es con un único propósito, éstos varían y ajustan a determinadas características, para ello siempre hay que apropiarse del manejo de las particularidades que caracterizan un texto: elementos de cohesión (coherencia, claridad, progresión temática, unidad semántica, adecuación discursiva y toda la riqueza léxica aplicable a cualquier producción si se desea ejercer algún efecto razonado en el lector por medio del campo escrito, también a esto se añade la particularidad del estilo, y es que la historia no cambia, varía la forma cómo es contada.

En torno a la coherencia se hace mención a una cualidad que debe predominar al escribir, siendo necesaria connotar no sólo en el plano académico. Resulta coherente hablar de ella cuando algo es entendible a partir de una lógica, manteniendo una misma línea con una posición previa, es decir, siendo consecuente con un antecedente, por ejemplo: ¿por qué se escoge estudiar una carrera universitaria si no representa una vocación? ¿Por qué casarse si se prefiere la soltería? o ¿por qué tener hijos antes de conseguir la estabilidad económica y emocional para llevar adelante una familia? Todo esto tiene cabida cuando las acciones o manifestaciones de lo que se dice marchan o no en consonancia con lo que se dice y se hace.

En lingüística, la coherencia textual es el estado de un texto en el que sus componentes actúan en conjuntos solidarios. Más allá de entidades unitarias y de ideas secundarias, es posible encontrar un significado global en relación a un eje o tema central. Las palabras, las oraciones y los párrafos tienen coherencia para crear el sentido de un capítulo, mientras que los capítulos son coherentes para la unidad de un libro. En síntesis, coherencia es aquello que interconecta o mantiene unidas las partes de un todo, permitiendo así el logro de su comprensión.

Ahora bien, si de creación se trata, las ideas expuestas se han de ensamblar en función de un tema central, por consiguiente, se abre paso a la cohesión, otra propiedad textual que justifica su presencia por medio de un vínculo manifiesto. Connor (1999) lo refiere del siguiente modo: la cohesión es la propiedad que tiene el texto usando mecanismos lingüísticos explícitos para señalar las relaciones semánticas entre oraciones y partes de textos. Estos mecanismos de cohesión son frases o palabras que le facilitan la asociación de ideas al lector, posibilitando su relación con enunciados siguientes, entre ellos destaca la referencia, la sustitución, la elipsis, la recurrencia y otras tantas alternativas de las que se vale el autor para hallar vínculos o relacionantes dentro de las oraciones del texto.

En este mismo orden de ideas, se define y amplía el alcance de la progresión temática, un mecanismo por el cual se dosifica y organiza el desarrollo de la información de un texto, y que al darse cumplimiento de esta propiedad textual, ha de desarrollar un tema o tópico de modo que, progresivamente, se vaya añadiendo información nueva a la información ya conocida por el contexto.

Desde una perspectiva semántica, se designa tema a la información conocida, que se amplía por un rema, información nueva, logrando el alcance de la progresión temática, otro rasgo que cristaliza la esencia de la textualidad, eso sí, sin perder de vista el norte con cada idea que nace mientras se busca la originalidad: claridad, precisión, fluidez y sencillez han de ser las banderas que enarbolan el contenido de toda producción, sin perder tiempo en hacer un uso enmarañado del lenguaje, empleando palabras y tecnicismos que, por muy rebuscados y ostentosos, entorpecen el proceso de descodificación informativa que tanto costó elaborar.

A quienes serán nuestros lectores se les deben proporcionar herramientas lingüísticas que no le generen trabajo en ser comprendidas; las ideas hay que exponerlas con suavidad y soltura, con estética y versatilidad mientras se varía el manejo y la fluidez en la búsqueda de la claridad expresiva, por tanto, es muy necesario establecer una adecuación discursiva ajustada a las necesidades del autor y el lector.

Siendo genuinos y acertados en el uso de la creatividad, se les proponen estrategias para escribir mejor ahora que se orientan a componer textos de carácter académico y no académico. Según Cabrera y Pelayo (2001), las sugerencias varían en aspectos que se desprenden del proceso de escribir, los lectores escogerán la más provechosa, entre ellas destacan las siguientes:

- Ponte cómodo y prepárate para estar solo

- Hazte dueño de la página

- Reescribe

- Tacha

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