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La crisis simbólica en el cambio climático

Enviado por   •  28 de Noviembre de 2022  •  Apuntes  •  3.837 Palabras (16 Páginas)  •  174 Visitas

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Ximena Gabilondo

Hermenéutica

12 de mayo 2020

Ensayo final

La crisis simbólica en el cambio climático

Introducción

El análisis presentado en este ensayo surge tras una motivación personal enmarcada en acontecimientos claramente relevantes a la filosofía, tal como la crisis medioambiental y la explotación del Otro, en este caso, ‘la naturaleza’ y lo que le asociamos a ésta. Dicha motivación parte desde la angustia de ‘los tiempos’ caóticos que se aproximan: El cambio climático, el cual nos afecta a todos. Para atender dicha angustia, se suele recurrir a la ciencia o a la política como formas inmediatas de comprender y actuar o no ante el cambio y las consecuencias del mismo. Sin embargo, pocas veces se le ha prestado atención a la fuerza que hay detrás de los discursos que perpetúan la destrucción del planeta. Las humanidades, específicamente la filosofía a través de la hermenéutica, son quienes se encargan de analizar dichos discursos, conceptos y lenguaje para encontrar qué es lo que hay detrás de los mismos, pues afirman que son éstos los que ayudan a formar el ideario social. La hipótesis de este artículo es entonces que el llamado “cambio climático” y nuestra falta de acción ante el mismo es un síntoma de una crisis hermenéutica.

¿Por qué hermenéutica? Porque detrás de nuestro acercamiento a la naturaleza hay una hermenéutica; es decir, nuestro acercamiento ya está determinado como un discurso de símbolos. Así mismo, por crisis me refiero a que no es algo accidental: la crisis tiene que ver con el mismo marco de referencia, la misma estructura con la que entendemos nuestra identidad. No es sólo un "error" de las coordenadas sino las coordenadas mismas las que llevaron a la crisis.

Qué decimos y cómo lo decimos tienen el poder de transformar el mundo, tanto el individual como el colectivo. La realidad no sólo está replicada en el lenguaje, sino también el lenguaje mismo forma la realidad. Muchos pensadores han dado cuenta de lo anterior, dos autores clave y primarios ante la importancia de las palabras, de las narraciones en la formación de los sujetos y de lo que conocemos como historia, son Hegel y Foucault.

En la Fenomenología del espíritu Hegel argumenta que contamos con una serie de universales que nos permiten conocer las acciones. El conocimiento sólo existe en medida que socialmente entendemos algo por ello. Es decir, las narrativas son necesarias para entender las acciones y es también el hablar hacer algo. Según Hegel, el uso del lenguaje implica una serie de creencias. La comunicación es posible porque hay una estructura normativa que lo permite. Además, es en las narrativas donde surgen las instituciones, así como el papel y el relato que cada uno ocupa en ellas. Estas instituciones se forman por lo tanto de creencias y acciones.

Por otro lado, Foucault argumenta que lo que produce a los sujetos son también narraciones, pero sospecha que dichas narraciones siempre están cargadas de opresión y poder. Si las narraciones van creando un tipo de subjetividad, ¿cómo no controlarlas entonces? En su genealogía, Foucault establece que la narración sólo puede funcionar y activarse tras las instituciones.

Independientemente de cuál línea filosófica se quiera tomar, es evidente la importancia de las narraciones en la formación de idearios sociales, así como el papel que tienen las instituciones en perpetuarlas. Sin embargo, en las discusiones actuales ante los problemas sociales, llámese pobreza, violencia sexual o cambio climático por ejemplo, rara vez se le otorga importancia a la hermenéutica como herramienta para debatir y comprender dichos problemas o situaciones.

Específicamente en el tema del cambio climático, o cualquier otro relacionado al medioambiente, se le suele prestar atención solamente a la ciencia y a la política, por ejemplo, sin indagar en qué hay detrás de estas instituciones y sin analizar las narraciones que cuentan. Por tanto, mi tesis principal funciona también como una pregunta: ¿es el llamado “cambio climático” y nuestra falta de acción ante el mismo un síntoma de una crisis hermenéutica? Para aproximarnos a esta pregunta expondré tres puntos clave a analizar: el primero es el uso del lenguaje como estrategia política y mediática; el segundo es la invisibilización de los animales y consumo posible tras las jerarquías y dualismos; y finalmente el concepto de ecosistema relacionado a nuestra obsesión con la técnica, tecnología y computación. El trabajo realizado en este ensayo es en sí es una tarea hermenéutica.

  1. El lenguaje como estrategia

Los medios de comunicación influencian enormemente las políticas y la comprensión pública, mismas que generan una percepción social sobre algún tema. Dichas percepciones son también las que generan acciones y posturas. El lenguaje que utilizan es de suma importancia para poder enfocar a lo que quieran destacar. Lo anterior no sólo puede analizarse tras la filosofía, sino que también se comprueba tras la estadística y el big data. En un reporte de la Universidad de Colorado[1] se analizaron los resultados de las búsquedas de internet así como los perfiles en las redes sociales para hacer un escaneo del imaginario social y concluyeron que está altamente influenciado por las publicaciones en medios ‘serios’ tales como revistas, noticieros, periódicos y también tras opiniones en blogs y por influencers.  

La hermenéutica, la semiótica, las humanidades, la filosofía… hacen evidente el enorme poder del lenguaje y que éste no se trata meramente de precisión sino del potencial metafórico que tenga. La política también conoce y hace uso de este poder, aún si no son tan transparentes al respecto. Un claro ejemplo del uso del lenguaje como fuerza transformadora se plantea en el libro de Palabras armadas de Philippe Salazar, en donde el autor expone que la popularidad del califato se debe ampliamente a su buen uso de los símbolos, de la retórica, de las metáforas. Las palabras, discursos y retórica crean y configuran imaginarios, y es justo por ese enorme poder por lo que también pueden llegar a ser peligrosas, dice Salazar que “a las armas les gustan las palabras. Las convierten en nuevas armas”[2], en este caso el lenguaje se ha militarizado. En el califato sí se utilizan palabras con connotaciones poderosas como “emergencia”, mismas que hacen que quienes se identifiquen con esta narración actúen ante las amenazas que se les plantean. “Las palabras performan”[3] y “más vale aceptar que las palabras, en política, tienen el poder de crear”[4].

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