Valores Éticos del Farmacéutico
Enviado por Santiago Maria • 24 de Julio de 2021 • Informe • 1.111 Palabras (5 Páginas) • 426 Visitas
Valores éticos del farmacéutico.
La práctica de farmacia es una de las profesiones de salud más antiguas en la historia, por lo cual el papel del farmacéutico ha cambiado significativamente a través de los años con el fin de atender las necesidades de la población. No obstante, los principios éticos fundamentales de la profesión de farmacia han mantenido su esencia. Los farmacéuticos y técnicos de farmacia competentes tienen la obligación de guiarse por las leyes, códigos de conducta y estándares éticos de la profesión. Así también de valores humanos tales como la compasión, dignidad, justicia, verdad, altruismo e igualdad. Estos principios forman la base filosófica de la práctica del cuidado farmacéutico.
Autonomía: El principio de la autonomía es la libertad que tiene el paciente de hacer decisiones por sí mismo. Desde el punto de vista farmacéutico, la autonomía es la aceptación o solicitud, por parte del paciente, de un tratamiento clínico luego de haber brindado educación e información adecuada. El paciente tiene el derecho de hacer decisiones informadas aceptando o rechazando las recomendaciones con respecto a su salud, sin amenaza de parte de un profesional. El profesional de la salud tiene la obligación de respetar las decisiones del paciente. El profesional de salud puede no estar de acuerdo con el paciente, pero es su responsabilidad orientar y educar al paciente sobre los riesgos y beneficios para que éste tome una decisión informada.
Beneficencia: La beneficencia se refiere a hacer lo mejor para el paciente, el mayor bien sobre todo. Desde el punto de vista farmacéutico, la beneficencia se practica cuando se presenta el mejor plan terapéutico disponible para resolver los problemas del paciente. Aunque parezca que la opción terapéutica que ofrezca el farmacéutico sea clínicamente obvia, éste está obligado a comunicar, orientar y educar al paciente sobre los riesgos y beneficios para que sea el paciente quien decida.
No maleficencia: La no maleficencia es NO hacerle daño ni poner a riesgo al paciente. En ningún momento, con justificación o no, el farmacéutico debe forzarle agresivamente al paciente un tratamiento porque el fin no justifica los medios. En la práctica de farmacia, la no maleficencia se observa cuando se vela por las contraindicaciones e interacciones entre medicamentos, por la comunicación efectiva, basada en honestidad y veracidad, fortalece la relación entre farmacéutico-paciente y crea lazos de confianza que ayudarán al profesional a brindar un mejor cuidado farmacéutico a su paciente. De esta manera, el farmacéutico contribuye a mejorar la adherencia de los pacientes a su terapia de medicamentos y a disminuir la práctica de la automedicación.
Justicia: Se refiere específicamente al acceso y a la distribución justa, equitativa y apropiada de tratamientos en el sistema de salud. Los problemas de justicia distributiva se plantean por escasez de los recursos en la atención de la salud, por lo cual el farmacéutico debe trabajar con la realidad del presente, con lo que tiene en sus manos en estos momentos y no con lo que debería tener. Se espera que el farmacéutico que se distingue por ser ético se esfuerce por tratar a sus pacientes de manera igual y que ayude a los que necesiten, por medio de la educación y búsqueda de información y programas que sean de beneficios para ellos. El farmacéutico justo trata a todos sus pacientes por igual, sin importar raza, clase, género o preferencia sexual, entre otros.
Veracidad: La veracidad es el principio moral que obliga a un individuo a decir la verdad para no engañar a otros. El profesional de la salud puede hacerse muchas preguntas al discutir el principio de la veracidad: ¿Puedo retener información?, ¿Tengo que decirle todo al paciente?, ¿Por qué decirle la verdad al paciente cuando sé que no ayudará a su pronta recuperación?, ¿Este paciente quiere malas noticias? La fortaleza emocional, la conciencia, el juicio clínico pueden ser barreras para decir la verdad y más cuando el farmacéutico está convencido que lo que diga perjudicará al paciente. Decir la verdad puede ser una destreza que se adquiera con la práctica y el farmacéutico puede mejorar sus habilidades para comunicarse con empatía y sensibilidad.
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