Resumen de "La Constitución Subjetiva del Niño", de Mariana Karol
Enviado por Sol M • 29 de Mayo de 2023 • Resumen • 1.143 Palabras (5 Páginas) • 2.338 Visitas
La constitución subjetiva del niño, de Mariana Karol. Resumen y apuntes
Cuando el sujeto nace, no tiene carácter de sujeto, sino que se lo toma como un cuerpo biológico el cual se asemeja más a otro animal que al ser humano, por eso algunas autoras (Bleichmar y Aulagnier) lo nombran como “cachorro humano” o “infans”. La construcción psíquica para que este cachorro humano se transforme en sujeto recién comienza cuando este nace y se encuentra con el mundo social, el cual va a darle las significaciones más importantes para que se construya psíquicamente. Esos primeros Otros significativos van a ser lxs padres, tíxs, abuelxs, después los amigxs, etc., a partir de los cuales el sujeto se va a ir transformando, lo que le va a otorgar la posibilidad de construir su propia subjetividad. Esto se da siempre en relación a Otro que le va a mostrar qué es ser un sujeto, porque este no lo sabe.
Mariana Karol dice que hay 3 funciones que van a ser necesarias para la constitución de este sujeto: la función materna, la paterna y la función del campo social. Al nombrarlas como funciones y no como los típicos roles que conocemos de “madre” o “padre”, Karol se refiere a que estas son funciones porque son lugares que se ocupan, no necesariamente debe haber un padre o madre biológicxs ocupándolos para que la función se cumpla. Quien ejerce esa función es quien se ubica en ese lugar, no es una cuestión biológica sino simbólica.
La función materna se refiere específicamente a la persona que ocupa la función de arrullar, amar, acariciar, es aquellx que besa y protege. Esta función es muy importante, ya que cuando nacemos estamos indefensxs, desamparadxs e imposibilitadxs de autoabastecernos en nuestras necesidades básicas. En la asistencia que brinda, se hacen presentes las marcas de su propia subjetividad y de su medio sociocultural de referencia, y ofrece al cachorro humano una imagen identificatoria que codifica o “violenta” -según Piera Aulagnier- significaciones sobre el infans. Este acto de codificación se conoce como “violencia primaria”, porque otorga significados y crea sentidos a los llantos o gestos del bebé, los cuales serán condicionados por la subjetividad de quien ejerza el rol de función materna y esta “violencia”. Cuando el Otro, habiendo terminado la etapa en la que la violencia primaria es necesaria, continúa imponiendo su propia significación y atenta contra la autonomía del cachorro humano, se produce lo que Aulagnier conoce como “violencia secundaria”.
La función paterna es la encargada de efectivizar la separación entre la “madre” y el bebé, ofreciendo símbolos que anticipan al mundo exogámico. Como función simbólica otorga al sujeto la posibilidad de cortar esa relación simbiótica de la madre con le hije, en la que le niñe, junto a quien ejerce la función maternal, sabe que a su alrededor no hay incertidumbre, está poblado de certezas. Al no haber incertidumbre, está viviendo en un mundo donde todo es otorgado y dado, por lo cual la función paterna brinda una ley, una significación para despegar a le niñe de la función materna. La función paterna, de alguna manera, va a mostrarle al niño que hay un mundo afuera de quien ocupe la función materna, y este desprendimiento le va a otorgar el encuentro con el mundo social, pero no lo deja a la deriva. Saca a le niñe de este mundo exogámico, de sus objetos primarios y privados, y le muestra que hay sustitutos públicos y compartidos que le pueden otorgar el mismo placer o “satisfacción divina” en el mundo exogámico. Así, le infans va a empezar a cortar con el vínculo de la función materna para constituirse como un sujeto separado. Se despega del universo endogámico para salir al mundo exogámico.
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