Benjamín Chaparro era un empleado del poder judicial de la Nación, que se desempeñaba como prosecretario en el Juzgado de Instrucción nº41, que al momento de retirarse decide cumplir un viejo sueño de ser escritor.
Enviado por Ninoka • 25 de Abril de 2018 • 1.640 Palabras (7 Páginas) • 515 Visitas
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Una vez en lo de Aguirregaray, Chaparro recibe instrucciones acerca de su exilio. El juez tenía un primo en Jujuy, el cual ejercía la misma profesión en los Tribunales de la capital de dicha provincia, por lo tanto, le daría el pase a Benjamín para que realizara las mismas funciones de prosecretario en la capital jujeña.
Chaparro, durante su exilio, viajó a Buenos Aires dos veces. La primera, por la muerte de su amigo Sandoval. La segunda, para volver definitivamente a Buenos Aires en 1996. En este año recibe una carta de Morales, en la cual cuenta que debido a su vicio por el cigarrillo había enfermado y a causa de ello debía pedirle un favor. Para ello le solicita que vaya a su estancia en Villegas el sábado 28 de septiembre.
Cumpliendo con lo pedido, Benjamín se dirige a Villegas. Cuando ingresa en la vivienda, se dirige a una habitación y encuentra a Morales muerto a causa de una sobredosis de morfina. Colgando del velador había una carta, en la cual se indicaba que la leyera antes de llamar a la policía. En ésta, Morales le pedía si se podía dirigir a un galpón ubicado en el fondo del terreno. Chaparro, obediente al pedido, se dirigió al galpón, abrió la puerta y se encontró con una celda de gruesos barrotes en el centro de éste, con un camastro en el cual yacía el cuerpo de Isidoro Gómez.
Chaparro, sabiendo, por las cartas que Morales, era un hombre apreciado en el pueblo, decide enterrar el cuerpo de Gómez para que el hecho no fuera conocido y no afectara la reputación del viudo.
Descripción y opinión personal de los roles y operadores de la justicia
El rol de la justicia en esta novela si bien debería estar centrado en la aplicación de ésta, resulta no ser tan así, debido a que no es aplicada en forma por varias personas. Esto se puede apreciar en el caso de la detención de los dos albañiles, que fueron acusados injustificadamente por un policía y un empleado del juzgado, los cuales querían simplemente acelerar el procedimiento.
Otro caso es el de la amnistía del año 1973, donde se liberaron a presos que teóricamente eran políticos, cuando en la realidad se liberaron personas condenadas por distintos tipos de delitos, entre ellos Gómez, el homicida.
En estas y varias ocasiones se puede apreciar la falta de apego a las normas y los procedimientos, lo cual provocó irregularidades en el caso. Además hay que tener en cuenta que entre la década del ’60 y del ’70 la Argentina atravesó una crisis institucional, y las calles se cargaron de violencia.
Con respecto a los operadores de justicia, el papel de Chaparro como prosecretario en un Juzgado de Instrucción fue excelente, puesto que no abandonó el caso, a pesar de que pasaron años, cumpliendo con su función dentro de dicho juzgado, el cual se dedica a recaudar los testimonios, pruebas, habiendo un sospechoso se lo imputa o sobresee. Si bien podría haber archivado el caso a los pocos meses de ocurrido el hecho, Chaparro hizo todo lo posible para mantener abierta la causa hasta encontrar al culpable.
Báez, el oficial inspector de Homicidios a cargo del procedimiento, cumplió al pie con su función de auxiliar de justicia, brindando toda la información obtenida mediante investigaciones que pudieran aportar a la causa.
Relación del libro con la justicia por mano propia
Si bien el rol de la Justicia es hacer respetar los derechos de las personas, y en caso de que éstos no sean cumplidos, aplicar un castigo acorde, muchas veces este fin se ve obstruido por la mediocridad, el mal manejo, la falta de responsabilidad y los excesos de autoridad de muchos individuos que participan activamente y que se supone deberían impartirla.
Las fallas en la aplicación de los procesos y el poco apego a las normas fue el principal causante del pensamiento de Morales, quien se vio obligado por sus sentimientos a ser él mismo quien impartiera la justicia, aprisionando al asesino de su esposa y poniéndole fin tanto a su vida, como a la de su prisionero, cuando comprendió que su propia salud le impedía continuar con la aplicación de la pena que él mismo le impuso.
La justicia por mano propia no debería ser una alternativa, si las personas que conforman al poder judicial actuaran conforme a su función, sin desviar sus acciones por comodidad o meros intereses propios.
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