CREANDO UNA CULTURA DE CALIDAD TOTAL

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2. Movimiento: En esta parte del proceso, los individuos efectúan el cambio necesario, guiados por la dirección. Este cambio se debe hacer en dos niveles culturales: el de aceptación y el de valoración del cambio, lo que incluye los supuestos base de la organización, así como la adopción de nuevos hábitos de trabajo.

3. Recongelamiento: Los hábitos introducidos en el punto anterior, al ser asimilados lentamente por los miembros del equipo, se internalizan y se vuelven parte de la cultura. La responsabilidad de la dirección es reforzar este cambio mediante la adopción de políticas y procedimientos de evaluación y reconocimiento del desempeño humano que aseguren los nuevos hábitos de trabajo. Esto es esencial, pues en caso de que se pierda, el cambio puede ser ineficaz o poco duradero.

Por lo planteado podemos concluir que es innegable el hecho de que las posibilidades de éxito de la implementación de los conceptos de calidad, para responder a los retos de libre competencia, están en función de la habilidad de los administradores de la organización para crear la cultura adecuada.

La cultura de la calidad conlleva a una organización al aumento de la eficacia, un incremento notable en la productividad, la calidad y la competitividad.

Los cambios a nivel cultural en las organizaciones requieren de Estrategias y su cumplimiento se facilitará a través del compromiso y participación de todos los miembros involucrados en los procesos.

Las organizaciones verdaderamente competitivas son aquellas que se adaptan fácilmente a los cambios eventuales de los mercados, manteniendo productos y servicios con altos estándares de calidad cumpliendo y superando las expectativas de los clientes.

BIBLIOGRAFIA

- CANTU DELGADO, Humberto. Desarrollo de una cultura de la Calidad. Capítulo 2 Páginas 65 a 74.

- GONZALEZ G. Aleyda; MICHELENA F. Esther. La cultura de la organización en la Gestión de la Calidad Total.