EL FRACASO DEL ÉXITO.

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Jóvenes que se preparan para ser pastores en los diferentes institutos, cuiden su corazón. No crean que por más conexiones políticas-religiosas se posicionaran mejor,. Si fue el Señor quien les llamo, Él los acomodara y conectara con las personas correctas. No pidas que te inviten a congresos, renuncia a las plataformas, renuncia a la popularidad que hoy nos ofrecen las redes sociales, alinea tu corazón a que sea Jesús quien te apruebe y promueva, céntrate en que tu pasión no sean los aviones, hoteles, tu imagen en un poster etc., todo eso pasa. Honra a Dios y Él te va a honrar aunque estés en el pueblo más ignorado del mundo. No busques fama, busca hacer la voluntad divina.

Paul Washer, contaba de dos jóvenes muy destacados en la universidad, con un futuro prometedor, un día sintieron el llamado de Dios para ir de misioneros a una aldea no alcanzada. Cuando se informaron de como llegar a esa aldea descubrieron que sólo lo podían hacer como esclavos, es decir, se tenían que vender. Hablaron sobre el asunto con sus padres quienes trataron de convencerles para que no lo hicieran, les justificaron diciendo que podían servir a Dios de otra manera, que podían ganar dinero, etc., pero ellos no desistieron. Llego el día, los padres fueron a despedirlos a la orilla de cierto río donde se embarcaron para ir a esta aldea, mientras avanzaban la madre lloraba, y les decía que no lo hicieran, uno de ellos grito de lejos: "mamá, no llores, ¿qué acaso el cordero de Dios que murió por mi no es digno de que le de todo?" Los chicos se fueron a predicar a esa aldea, vendidos como esclavos. Jamás saldrán en televisoras cristianas haciendo grandes cruzadas, jamás serán invitados a un congreso, sus nombres jamás serán llevados en algún libro, tú y yo jamás nos tomaremos una foto con ellos, no sabemos quiénes son. Son anónimos, y según la óptica popular eclesiástica de hoy, son fracasados porque no son famosos. Pero en el cielo, son grandes, todos los ángeles les conocen, el Padre sabe quienes son.

No busques ser exitoso y famoso, busca hacer la voluntad de Dios. Porque muchas veces el principio del fracaso es querer ser exitoso. Hay gente que su mayor fracaso fue tener éxito, no entendieron que para caer bajo no se necesita estar en el suelo, sino haber llegado muy alto. Ese es el fracaso del éxito, buscarlo sin querer hacer la voluntad de Dios. La voluntad de Dios muy raras veces se parece a nuestro concepto de éxito.

Ama tu ministerio, ama lo que haces en el anonimato, ama a tu pequeña iglesia, ama donde Jesús te ha colocado para que sirvas, ama los 10 jóvenes a los que les predicas, las pocas ovejas que tienes; no digo que te conformes, sólo digo que tu objetivo no sea querer éxito sino hacer la voluntad de Dios, y que un día cuando tú y yo estemos cara a cara con Él, cualquier titulo deseado en la tierra sea desechado. Que no nos llamen pastor, profeta, empresario, CEO, líder de multitudes, sino: “buen siervo y fiel, en lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor.”