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La jaula dorada: Hilde Bruch

Enviado por   •  19 de Mayo de 2018  •  5.068 Palabras (21 Páginas)  •  586 Visitas

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más que una enfermedad por la imagen, la catalogaría como una trastorno cuantitativo.

No solo dejan de comer, también se provocan vómitos, se administran enemas, laxantes y diuréticos en cantidades proporcional a lo que ingieren. La ingesta o administración de lo antes mencionado, puede causar un desequilibrio en el organismo provocando la muerte.

Las anoréxicas/os evitan comer pero tratan de forzar a los que están a su alrededor a hacerlo; este es el caso de Dora: hacia desayunos en grandes cantidades y no comía nada, pero si los más pequeños no comen todo no podrían salir de su casa. También se dio el caso en que una madre recurre a ayuda para controlar su peso ya que su hija anoréxica la presionaba para comer las galletas que ella hacía, “hasta el último bocado”.

Cuando sienten mucha hambre, ingieren alimentos, luego se sienten culpables y acuden al vómito secreto. Irse por el método de atracón y luego vomitar, les causa una satisfacción increíble; pero llega un momento que comer de esa manera ya no les satisface el hambre, lo hacen simplemente por un impulso para luego devolver la comida. Se encierran en un círculo vicioso y esta característica suele hacer la terapia más difícil. Cuando ven que no tienen oportunidad de vomitar en secreto, suelen volver a su rutina normal de no comer. Esto sucede en un 25% de personas que padecen este trastorno.

Hace dos años medía 1,66 m y su peso bajó de 53 kg a 35 kg. Fue hospitalizada y esto le ayudó a subir de peso. Luego que la volvieron a internar, intentó suicidarse. Cuando acudió a la consulta, ya pesaba 31 kg y estaba consciente de su estado pero lo veía como el mal menor; veía la parte psicológica como más importante ya que le molestaba estar obsesionada con la comida. Como lo describe, me atrevería a decir que sufre de una esquizofrenia ya que escucha voces que le dicen qué hacer.

Padece esta enfermedad desde los 15 años: pesaba menos de 32 kg y medía 1,60 m.

Perdio la nocion del tiempo, tenía dificultad para comunicarse con sus compañeros y esperaba respeto o una recompensa por su esfuerzo de perder peso.

Gano peso poco a poco a medida que su autoestima aumenta; alcanzó 45 kg y se sentía a gusto consigo misma. Una peculiaridad de su caso es que se molesto con una compañera porque mostraba signos de anorexia, y no quería que su amiga pasara por lo mismo que pasó ella.

Tiene una personalidad violenta, ya que protestaba cuando ganaba peso y sentía que su plan de vida ya se había arruinado. Encuentro un poco irónico que ella no dejaba que ni su terapeuta le etiquetara un peso “correcto”, sin embargo, padecía de anorexia: una enfermedad que se caracteriza por: que diran los otros de mi?

Cuando comenzó a aumentar de peso, (41 kg) acudió a un nutricionista para que la ayudara a evitar ganar demasiado peso y dejar la “glotonería compulsiva”. Con la dieta, bajó a 38 kg. Luego contó cómo ella se decía a sí misma que no estaba hambrienta pero se sentía totalmente diferente, hasta que llegó un momento que no reconocía como estaban fallando sus sentidos, ya que estaba disfrutando lo que hacía porque le causaba satisfacción. Me sorprendió cuando menciono sobre las películas y libros, que no se recuerda de cuales vio ni cuales leyó, ya que su mente estaba enfocada en comida en todo ese transcurso. En cambio ahora, dice que solo piensa en comida a la hora de sentarse en la mesa.

Por lo que lei de Gertrude, concluyó que se recuperó casi un 100%, ya que reconoció su temor al hambre y menciona como no quisiera volver a recaer porque ahora que está lúcida y consciente, siente el dolor del hambre y por todo lo que pasó en el proceso de este trastorno.

fue una anorexica peculiar, por así decirlo, solo comía lo que le gustaba en cantidades pequeñas y creó un sistema en su cuerpo de tan solo con decir que no tenia hambre, es lo que sentía simultáneamente.

Con esto entiendo que el aspecto psicologico en terminos de tratar esta enfermedad, es fundamental y lo digo porque cuando se menciona un trastorno de conducta alimentaria las personas suelen pensar inmediatamente en nutricionistas y endocrinólogos; cuando en realidad el primer paso lo debe dar una persona que pueda entrar a la cabeza de la paciente y entender qué está pasando realmente y tratarlo de manera única. De nada sirve hacer subir de peso a un/una paciente, para que se siga sintiendo igual en el aspecto psicológico ya que lo único que esto lograría es una recaída asegurada.

II. El gorrión de la jaula

Este capítulo comienza con la historia de una chica que acudió a una consulta con la doctora Bruch, y luego de terminar el primer año de universidad regresó a su casa. Se sentía menos importante, ya que no le daban la atención que le daban antes, ni se preocupaban por su salud.

Por lo que he leído, Ida tiene problemas de autoestima, ya que no siente que se merece los que sus padres le dan, los privilegios y beneficios. Y de ahí el nombre “El gorrión en una jaula dorada” - se sentia muy poco para vivir en una jaula dorada.

Algo que tienen en comun la mayoria de las anorexicas es que vienen de familias privilegiadas y funcionales; no les falta nada, esto nos haría asumir que no tienen ninguna razón para padecer este trastorno; pero lo que realmente lo causa es que tratan de llegar a la altura de las expectativas de su familia y al no hacerlo, se sienten fracasadas y recurren a métodos como este.

Vuelve a surgir el nombre de Alma, cuentan como sus padres le dieron todo lo que siempre necesitaron a ella y su hermana. Pero tenían cierto resentimiento por no poder hacer lo que realmente les gustaba. No esperaban mucho de su hermana pero de Alma sí, y esta presión tan grande que sentía al tener que lograr lo que sus padres esperaban, la reflejó de manera negativa con su cuerpo.

Por otro lado, la madre de Gertrude, siempre tuvo un complejo con su cuerpo luego de dar a luz, y le pedía a Gertrude que le inspecciona el cuerpo para ver si tenía algún defecto. Esto dice mucho, porque a esta edad 12 a 14 años, los niños están moldeando su personalidad, determinar qué es importante, que no lo es. Y definitivamente esto pudo haber sido uno de los factores que desencadenaron esta enfermedad, quizás no el principal, pero si pudo haber influido. Lo mismo pasó con Karla, que se dejó influenciar de una manera rotunda por su padre, y quería complacerlo ya que falleció; pero se dio cuenta que aunque su padre estuviese vivo, ya no había nadie que pudiera hacerla comer de manera normal. Mabel, otra víctima de su propia familia, entendió

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