La perspectiva psicoanalista del desarrollo infantil,

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En otros aspectos, se habla del deber del trabajo docente, con un sentido crítico porque nos abre un panorama de cómo ha sido la instrucción en años anteriores, lo cual revela que la apropiación del sistema de escritura, el aprendizaje de las matemáticas y ciencias, debe llevar una secuencia gradual, respecto al desarrollo de los niños por edades, porque un estudio mostro que prematuramente, suele causar ansiedad, frustración entre otros problemas en el niño, por esta razón la autora recomienda postergar esos aprendizajes o bien que el niño lo aprenda de manera autónoma y ahí si no importaría la edad. En ese sentido el profesor debe saber en que un niño que entra a la escuela primaria no tiene que saber leer precisamente, siguiendo los estándares de la edad, considerando que el primer año es para que eso ocurra. Además yo considero que leer y escribir es un proceso que depende de la madurez de cada niño, del conocimiento de su entorno y de su nivel de cociente de inteligencia.

Por tanto, es conveniente exhortar a los padres para que dejen de obligar a sus hijos a aprender algo que aún no es tiempo, pues aparte de que el niño estaría perdiéndose mucho del proceso, se podría convertir en una persona poco fluida, no tan sociable.

La naturaleza de los niños es tan autentica y estupenda, que considero totalmente absurdo obligarlos a aprender, porque ellos todo el tiempo están aprendiendo, quizás los adultos somos tan distraídos que no nos damos cuenta que en un paseo por el parque los chiquitines observan al paletero que lleva un amuleto en la mano o que la niña del patín rosa compro ocho helados, o sea, para ellos es tan importante explorar, observar, descubrir y generalmente se involucran en las actividades que se realizan porque quieren precisamente “aprender” y a la edad de cinco años estas características son las claves para que los docentes desarrollen su practica con más seguridad de que los educandos lograran los objetivos.

De seis y siete años.

Conforme los niños crecen el área cognitiva se va haciendo cada vez más sólida, por eso es que la autora afirma según sus investigaciones que lo que el niño es a los siete años será a los setenta, pues en esta etapa define su personalidad, pero también se ponen a prueba tentaciones a las que cualquier niño de esta edad puede llegar a sentir. Me llama la atención el relato que dice que en una familia al padre se le desaparecía su dinero con mucha frecuencia y en cantidades mínimas, la preocupación aumento cuando ya no solo eran monedas, sino también billetes y un vecino hizo saber a la familia que una de sus hijas compraba con mucha regularidad, muchos caramelos, la pregunta era ¿de dónde saca el dinero? Entonces los padres de la niña se comunicaron entre si y después hablaron con ella remarcando las causas y las consecuencias de actuar de esa forma y también le explicaron la confianza que debe existir en una familia. La niña entendió pero al cabo de tres veces volvió a tomar dinero de sus padres y hasta de sus hermanos, pero cuando se dirigieron a ella, ésta ya no negó nada sino que con mucha seguridad dijo a su padre: -tú también porque dejas tu dinero por donde quiera si ya sabes que yo soy una ladrona… los padres se quedaron estupefactos… en esta parte yo coincido con la autora ante el hecho de que al ser niños de corta edad y en un proceso de maduración psicológica, si bien ya son más independientes y con un carácter más explícito, aún desconocen mucho de la moral, del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, es por ello que los adultos debemos estar más conscientes de ese proceso evitándoles lo más que se pueda, esas tentaciones.

Los niños sienten el deseo de mantener su intimidad, su propio espacio, ya no se consideran a sí mismos esos niñitos que necesitaban de la protección y cuidado de sus padres a todo momento, gozan de su libertad y ya no creen ciegamente en la autoridad de sus padres. Los niños se ven marcados con la sensación de que pueden hacer las cosas por ellos mismos, empiezan a defender sus derechos y discutir sus opiniones. Pero a pesar de sentirse independiente, está muy lejos de ello, aún necesita de los padres y al mismo tiempo sigue identificándose con ellos y sabe que los necesita.………………………….

Los niños de 6 o 7 años aun no tienen sentido claro de sus auténticas capacidades o defectos. Tampoco tienen capacidad para distinguir las habilidades y capacidades acordes a su edad, es decir, suelen intentar juegos que requieren mayores capacidades que las que poseen, este aspecto hemos podido verificarlo en las primarias de que los niños en ocasiones quieren realizar actividades que no son propias para su edad, como saltar más de lo que su organismo es capaz, etc. Se encuentran en un punto donde comienzan a tener conciencia del bien y el mal, anteriormente solo asociaban estos dos hechos con los castigos y premios, sabían lo que estaba permitido pero no lo relacionaban con cuestiones de tipo moral.………………………

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En esta etapa también los niños siguen haciéndose preguntas sobre el origen del mundo, de donde vienen los bebés y muchas preguntas más, quizás algunos sepan de donde vienen pero aún les resulta incomprensible que un bebé pueda salir de la vagina, por eso se aferran a sus consideraciones, como el hecho de que les cortan el vientre y de ahí sacan al niño. Y es porque su edad y su desarrollo no les permiten entender los procesos que se viven en las etapas de crecimiento

La primera realidad que debemos considerar a la edad de seis y siete años es que los niños son aprendices innatos y que, si se les da la oportunidad, se volverán aprendices perpetuos que experimentaran alegría y satisfacción al descubrir cosas y ser competentes. A esta edad les encantan los desafíos. En relación a esto, también la autora está siendo muy obvia, que aún no han dejado el juego, por esa razón implementar en el aula los juegos de reto, seria de gran ayuda para trabajar, además, no estaría mal, que elaboraran algún material, en el que tengan que experimentar, como en el área de ciencias, sería muy pertinente que ellos observaran y registraran procesos.

Una segunda realidad de la cual nos habla la autora es que los niños en sus primeros años aprenden de ciertas maneras, características directamente relacionadas con su etapa de desarrollo. Muy continuamente batallan con las normas de todo trabajo bien hecho, al respecto me permito comentar algo que una vez me sucedió. Un niño estaba ayudando a su hermano con la tarea, y al observar todo lo que éste había avanzado,