Los antecedentes de la bioética El término «bioética» (del griego bios, vida y ethos, ética) es un nombre nuevo
Enviado por Jillian • 21 de Marzo de 2018 • 1.602 Palabras (7 Páginas) • 575 Visitas
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1. Modelo liberal-radical:
( Fundamentación subjetiva, fundamentada en la libertad ).
David Hume enuncia la ley que lleva su nombre. Esta la encontramos en la intersección de todas las discusiones éticas, dos concepciones opuestas: Cognitivistas y no cognitivistas. Estos últimos sostienen que no se puede conocer la verdad moral.
2. Modelo pragmático-utilitarista:
(Fundamentación intersubjetiva). Fundamentado en la utilidad social entendida como valor.
3. Modelo ético descriptivo socio-biologista :
(Fundamentación biológico naturalista).
Se remonta al evolucionismo darwiniano y al valor del progreso de la ciencia. Nos encontramos aquí frente a un criterio objetivamente fundamentado, propone el progreso y la evolución socio-biológica como valor discriminante. Los criterios morales subjetivo individualistas, e intersubjetivos vienen a menos.
4. Modelo bioético personalista
( Fundamentación objetivo-metafísica ). Fundamentado en el valor de la persona , entendida no solamente como subjetividad, también de manera prioritaria como valor ontológico y trascendente.
Contrastaremos los tres modelos expuestos anteriormente con este último y daremos al lector el marco de referencia para diferenciar las diferentes corrientes que confluyen en cada modelo.
Principios fundamentales de la Bioética (Alvarez, Matiella)
La relación del médico u odontólogo con su paciente debe estar fundamentada en sólidos principios éticos, válidos, vigentes y de aceptación general, que garanticen a ambos protagonistas un correcto proceder y una armoniosa relación.
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Principio de Beneficencia
En el ámbito médico, este principio obliga al profesional de la salud a poner el máximo empeño en atender al paciente y hacer cuanto pueda para mejorar su salud, de la forma que considere más adecuada. Es un principio ético básico que se aplica primariamente al paciente, aunque también a otros que pueden beneficiarse de un avance médico en particular. Es el principio ético primero de las actuaciones médicas y responde al fin primario de la medicina, que es el promover el bien para el enfermo y la sociedad; en él se han fundamentado los códigos médicos, desde el Juramento de Hipócrates.Principio de no-maleficencia
La práctica médica ha estado asociada con la máxima latina primum non nocere, “sobre todo, no hacer daño” que los médicos hipocráticos practicaban y enseñaban. Este principio es distinto a la beneficencia, ya que el deber de no dañar es más obligatorio que la exigencia de promover el bien. Implica, sobre todo, el imperativo de hacer activamente el bien y de evitar el mal. El daño que se hace a una persona es más rechazable, en ciertas circunstancias, que el de no haber promovido su bien; la exigencia ética es más imperativa. De este principio se derivan para el médico normas concretas como “no matar”, “no causar dolor”, etc.
Principio de autonomía
Este principio se basa en la convicción de que el ser humano debe ser libre de todo control exterior y ser respetado en sus decisiones vitales básicas. Se refiere al respeto debido a los derechos fundamentales del hombre, incluido el de la autodeterminación. Es un principio profundamente enraizado en el conjunto de la cultura occidental, aunque ha tardado en tener repercusiones en el ámbito médico. Significa el reconocimiento de que el ser humano, también el enfermo, en un sujeto y no un objeto.
Principio de justicia
Se refiere a la obligación de igualdad en los tratamientos y, respecto del Estado, en la distribución equitativa de los recursos para prestar los servicios de salud, investigación, etc. Tradicionalmente, la justicia se ha identificado con la equidad, con dar a cada uno lo que le
corresponde. Esta justicia o equidad no significa que se deba tratar a todos los pacientes de la misma forma, pero sí que cada uno tenga acceso a los servicios médicos adecuados, dignos y básicos.
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