ORALIDAD Y ESCRITURA.

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Lotman, dice: “podemos llamar a la escritura un “sistema secundario de modelado” que depende de un sistema primario anterior: la lengua hablada. La expresión oral es capaz de existir, y casi siempre ha existido, sin ninguna escritura en absoluto; empero, nunca ha habido una escritura sin oralidad” (ONG, 1987).

El habla es inseparable de nuestra conciencia, provocando fascinación en los seres humanos hasta el punto de hacer una reflexión sobre sí mismo, sobre su existir, mucho antes de que apareciera la escritura.

Desde los comienzos de la escritura no redujo la oralidad, sino que la intensificó, posibilitando la organización de los principios o componentes de la oratoria en un “arte científico”, esto quiere decir que a partir de la transcripción de las producciones orales como por ejemplo los discursos, con el tiempo la escrituro produjo composiciones rigurosamente escritas, destinadas a su asimilación a partir de la superficie escrita.

En síntesis, la denominación para “culturas orales” será la de culturas de oralidad primaria para aquella oralidad de una cultura que carece por completo de conocimiento de la escritura o de la impresión; llama oralidad secundaria a la de la actual cultura de alta tecnología, en la que se mantiene una nueva oralidad mediante el teléfono, la radio, la televisión y otros aparatos electrónicos que para su existencia y funcionamiento dependen de la escritura y la impresión.

Las culturas orales producen, representaciones verbales pujantes y hermosas de gran valor artístico y humano, tales como las plegarias, proverbios, historias dando origen a las tradiciones orales, las cuales pierden la posibilidad de existir una vez que la escritura ha tomado posesión de los procesos conscientes e inconscientes propios de la mente humana. Sin embargo, sin la escritura la conciencia humana no puede alcanzar su más alto potencial, y no puede crear otras representaciones intensas y hermosas. Esto quiere decir que la tradición oral no posee carácter de permanencia. Aunque las palabras están fundadas en el habla oral, la escritura las encierra en un campo visual.

En general, la oralidad debe y está destinada a producir escritura.