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Pandillas honduras INTRODUCCION

Enviado por   •  20 de Octubre de 2018  •  4.978 Palabras (20 Páginas)  •  345 Visitas

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Las maras tradicionales fijaban sus propias reglas y sus sanciones; sus ritos de iniciación y sus tabúes, que no eran peores que las reglas rigurosas, las crueles sanciones y los ritos de iniciación violentos que existían en los cuarteles de la época e incluso en las aulas universitarias (“bautizos”).

Esa nueva ola organizativa pandillera, formó parte de un movimiento juvenil más amplio que tuvo un fuerte protagonismo en los años 70s, del cual su vanguardia indiscutible fue el movimiento estudiantil de secundaria y universitario. A través de estas agrupaciones (maras y organización estudiantil) la juventud hondureña canalizó mucha de su energía contestataria.

Como siempre, muy pocos les dieron importancia porque, así como aparecían así desaparecían, confirmando la teoría sociológica según la cual este tipo de pandillas son entidades pasajeras que reflejan una energía juvenil no canalizada adecuadamente y por ende desaprovechada. Pero nunca fueron grandes problemas nacionales, ni provocaron la movilización de toda la policía y el ejército juntos, mucho menos la intervención del FBI y la INTERPOL.

A principios de los 80s, coincidiendo paradójicamente con el primer gobierno electo en las urnas, surgió un régimen autoritario que, por influencia norteamericana, tuvo la función de dejar el campo abierto para la instalación de una contrarrevolución armada en Honduras en contra de los procesos de liberación social que se desarrollaban por esos años en Nicaragua y El Salvador. Ese régimen autoritario tuvo como objetivo “limpiar” el país de toda oposición política. Fue la época de la mayor represión a los movimientos sociales, cuando se exilió, asesinó y desapareció a buena parte del liderazgo popular, incluido el liderazgo juvenil.

Esta ola represiva culminó con el descabezamiento del movimiento estudiantil, cuyos líderes fueron perseguidos, exiliados o desaparecidos, culminando con un decreto que prohibió su organización y que dejó a la juventud sin su principal instrumento de rebeldía contra el injusto orden existente.

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EL ROL DEL ESTADO

A diferencia de otras formas de violencia que cuentan al menos con una preocupación o una respuesta de protección por parte de la sociedad y del Estado, los miembros de las maras, no sólo no cuentan con la más mínima muestra de solidaridad social, sino que la sociedad y los Estados centroamericanos descargan sobre ellos todo el peso de una violencia sistemática e institucionalizada en nombre de la seguridad ciudadana, sin que se aborden seriamente las causas de este fenómeno, ni se les garantice a estos jóvenes un juicio justo ni se les haya dado la oportunidad de reorientar sus vidas.

De hecho el Estado hondureño no ha tenido una práctica de prevenir los problemas sociales atacando sus causas, sino de sofocar incendios atacando sus efectos. Ha carecido crónicamente de programas preventivos y reeducativos que brinden oportunidades a los adolescentes para obtener capacitación, educación, entretenimiento, organización y empleo, como también ha padecido de un ineficiente sistema de justicia que no resulta adecuado ni para ayudar a las decenas de miles de jóvenes a dejar la violencia y la droga, ni para impedir la impunidad en el caso de las ejecuciones extrajudiciales.

A lo anterior hay que sumar que el Estado no tiene siquiera el más elemental conocimiento sobre la naturaleza del fenómeno, mucho menos la claridad de qué hacer frente a él, algo agravado por la ausencia de investigaciones sobre el tema.

Y no han faltado las motivaciones de tipo político electoral que han llevado a destacados representantes de los sectores más tradicionales a procurar al público-elector una sensación inmediata de seguridad basada en la represión sobre los "antisociales", procurando triunfos a costa de la libertad, el dolor y la sangre de los jóvenes.

Una verdadera cacería de pandilleros fue desatada en los últimos cinco años en operativos "antimaras" respaldado por sendas leyes extraordinarias que han tenido el efecto secundario de debilitar el Estado de Derecho al violentar garantías constitucionales tradicionalmente reconocidas por los estados.

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Ante el fracaso de los sistemas regulares de control del delito juvenil, en Honduras, así como recientemente en El Salvador y Guatemala, ha tenido lugar una "solución" extrema: algunos sectores radicales han llevado esa filosofía represiva al nivel de genocidio, ejecutado por escuadrones de la muerte con la consecuencia de más de 3,700 niños, niñas y jóvenes reportados asesinados en los últimos siete años sólo en Honduras, según Casa Alianza. Los índices de jóvenes presuntos pandilleros capturados o muertos en terribles matanzas, tanto en las calles como en los presidios, se dispararon hacia arriba entre los años 2001-2003. La violencia cambió de bando. De victimarios estos jóvenes se convirtieron en víctimas y hasta la fecha siguen cayendo mensualmente por decenas.

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A pesar de ese triste cuadro, en el istmo centroamericano se forjaron experiencias innovadoras ejecutadas a nivel comunitario que han dado resultados positivos y que tienen el potencial de constituir modelos exitosos de intervención social para abordar este fenómeno con eficiencia para erradicar la violencia y el delito pero sin violentar los derechos humanos especiales de los niños y jóvenes infractores. Asimismo, la sociedad civil ha logrado articular algunas iniciativas de incidencia política en forma de redes de Organizaciones No gubernamentales y Juveniles.

Tomando en cuenta este doloroso contexto, el presente trabajo es un esfuerzo por sistematizar el conocimiento actual sobre el fenómeno de las pandillas juveniles, haciendo énfasis en la situación actual de las pandillas de inspiración californiana, la MS-13 y la 18. No pretende ser exhaustivo sobre una problemática tan compleja, pero como autores nos sentiremos contentos que los lectores consigan en estas líneas información y análisis sobre algunos de los principales temas de interés para quienes toma de decisiones, trabajan con estos jóvenes o divulgan el conocimiento.

CARACTERIZACIÓN DE LAS PANDILLAS HONDUREÑAS

UNA MIRADA A SUS NÚMEROS

No hay un registro confiable de todas las pandillas existentes en Honduras. Las cifras oficiales de la Policía Nacional presentan incongruencias como las

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