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RAE Crónicas del desarraigo de Martínez Boom, Alberto; Castro O, Jorge; Noguera,

Enviado por   •  29 de Julio de 2018  •  2.285 Palabras (10 Páginas)  •  370 Visitas

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necesitaba de su servicio, les tenían y clamaban al estado el control y la vigilancia por estos sujetos que decían saber, porque faltaba el sujeto que mentía que poseía el saber a cambio de comida. También estos mercaderes ofrecían su casa o tienda, una escuela al muchacho, donde le ofrecía lo poco que sabía o aparentaba enseñarle. Estos mercaderes eran considerados hombres perdidos, sin instrucción ni probabilidad. Por esta razón se solicita al Maestro de Primeras Letras, “sujetos seculares que realizan su enseñanza públicamente, cobrando algún expendio para su sustento” (Boom, pp 34) esta es la primera forma de maestro de escuela, una actividad que inicia un proceso de consolidación y delimitación de este oficio que tenía que ser reconocido por para de las autoridades virreinales. El Maestro de Primeras Letras, nace para controlar, pero el es controlado el cómo debería ser el docente, por lo tanto su profesión comienza a ser vigilada por los curas. El maestro debía ser un hombre blanco, decente sin vicio.

Tuvieron una gran acogida entre la población y a partir de estos personajes se anuncia la llegada a los Maestros de escuela. Encontramos que en algunos pueblos, como tambien este maestro al se comienza a recibir un murmullo que reclama una justa retribución de su oficio, del oficio de ser Maestro de Letras, en los años 1770 a 1800 se comenzaba a insistir por un salario justo. La escuela y el docente no obtenían dinero para su sostenimiento, el dinero que sacaban era expropiado a los Jesuitas en el llamado Fondo de Temporalidades. El docente empieza a recibir un sueldo, gracias a la solicitud de vecinos que eran fondos recaudados por el Cabildo, un salario más o menos de 150 pesos anuales. Don Miguel Bonel, que exigía un salario digno, ya que aveces ni le pagaba, se podría deducir también que nuestro Maestro de primeras Letras, Don Agustín Joseph de Torres, también figuraba en las mismas.

· SE ABRE EL EXPEDIENTE

De esta parte pretende destacar la estrategia de la instrucción pública del siglo XVIII. El Maestro de Primeras Letras en el dominio de un espacio y tiempo llamado Escuela Pública de Primeras Letras, donde el maestro debía enseñarles a leer, a escribir, algo de contar y de doctrina cristiana. Ya el maestro en la escuela, era ver un espacio dedicado a la enseñanza, como un lugar dedicado a la oración ya que estaba rodeada de imágenes y utensilios religiosos muy parecido a la Edad Media. La labor docente como habías dicho antes, empezó como un Maestro de artes y oficios, donde el aprendiz se acercaba al maestro, que sabía determinado oficio y él le ofrecía un taller y un examen respectivo, donde obtenía la licencia para abrir su propio taller, pero si él quisiese ser docente necesitaba comprobar su experiencia y la calidad de su trabajo.

La historia de la escuela de San Carlos es la de aquellos que reclama la presencia pública que no es más que la dignidad y estabilidad salarial como maestros, la aparición del Maestro de Primeras Letras era todavía difuso y completamente diferencial muy probablemente Don Agustín por un “corto socorro” vende la cartilla para afrontar la escasez y la pobreza, que asume todo profesor. el 16 de septiembre de 1767 se reabre la nueva escuela de San Carlos y se distribuye en el interior un proceso de transformación, en esta escuela del maestro será el personaje de otro y el primero en representar el papel será Don Miguel Bonet, representando un trabajo que dignifica a las personas. Maestras eran controlados por el poder civil y el poder eclesiástico entorno la competencia para llevar a cabo el nombramiento de un cinto era una profesión privativa y reservada en qué se debía estar la Excelencia de una vida religiosa, el maestro antes de ser juzgado por su saber era definido por su virtud Dile a tener una vida pura e irreprensible.

Existen tres modalidades descripción, la primera eran los estudios generales, se prepara a las personas principales y beneméritas, el segundo tipo de instrucción, era la enseñanza hogareña, se les enseñaba a hijos de comerciantes, mineros y funcionarios de alta burocracia. Por último, la dirigida por los párrocos a los niños que tenían capacidades y probabilidades de virtud y que la familia quería que ejercieran el oficio eclesiástico. Este tipo de intrusión no contemplaba, pobres, indios, negros, mulatos. Pero por 1767, el colegio mayor surge la posibilidad para estos sujetos, obra realizada como producto de donaciones para efectos piadosos, el maestro ahora estaba envuelto en una estrategia de instrucción pública.

SEGUNDA PARTE

El 30 de junio de 1787, Don Agustín, describe la situación de desconcierto que padece el maestro de la escuela pública, donde narra que se halla oprimido para darles de comer la familia, que su sueldo de 400 pesos anuales, no alcanzaba, en la que suplicaba cualquier socorro de limosna, esta carta fue dirigida al virreinato, además de esa tristeza que da al ver a un docente pidiendo limosna, era ver como al colegio se le olvida pagarle al profesor, algo demasiado indignante. Es que el presupuesto a las escuelas públicas eran más o menos una suma de 800.000 anuales, en las que solo el docente recibe el 5% anual. Con esta carta Don Agustín Joseph de Torres sumaba su voz reclamando al virreinato al reconocimiento público.Don Manuel Revilla enuncia la educación como bien público, pero en el siglo XVIII todavía no se pensaba que el Estado debía financiar el pago de un maestro o el sostenimiento de una escuela, práctica que menciona el autor, todavía está en vigencia. Lo público era entendido como algo que intervenía el gobierno para su control, su sanción, pero no para su gratuidad o ser asistido con lo dineros oficiales, por los impuesto.Estas súplicas no pudieron ser atendidas a causa de la muerte del rey Carlos III y la sucesión del cargo al hijo Carlos IV, un proceso de reordenamiento y de administración, donde nos se pudieron dar “socorro de limosna” al Maestro de Primeras Letras, pero gastaron más de 10.000 pesos para los eventos que demandan dicho ordenamiento.

Finalmente, esta urgencias lloradas, observamos como son interrumpidas por esas ceremonias que en ese tiempo mantenía concentrada la atención al gobierno durante semanas, que parecen ser acontecimientos que articulaban diferentes órdenes sociales, que de pronto son más importante que una carta de un maestro, que ha dedicado su vida a educar lo mejor posible a lo estudiantes del Nuevo Reino, pidiendo limosna porque ya no puede ni siquiera llevar un sustento para mantener a su familia. Era una sociedad que giraba

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