REFORMA EDUCTAVIA.

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Lo que nos lleva a reflexionar que el gobierno de Guatemala, en nombre de los habitantes del pa�s, se comprometi� a respetar los derechos humanos contenidos endicha normativa internacional.

Haciendo cuentas, no es dif�cil establecer que Guatemala ten�a 12 a�os de haber suscrito la Declaraci�n Universal de Derechos Humanos, cuando se origin� el conflicto armado que dej� tantas muertes y luto a la familia guatemalteca. .

Los hechos indican que, desde 1960 a 1996, (36 a�os de conflicto armado), se sucedieron los mas horrendo cr�menes, incluyendo los de lesa humanidad, m�s los secuestros, asesinatos, amenazas y violencia psicol�gicas, genocidio cultural, deterioro de la calidad de vida, desorganizaci�n de estructuras sociales largamente establecidas, como las cofrad�as religiosas, los comit�s pro mejoramiento de las comunidades, las cooperativas o la organizaci�n de gu�as espirituales mayas; cometidos por el Estado de Guatemala en contra de sus propios habitantes. Luego del fin del conflicto se lograron contabilizar m�s de 200 mil personas muertas, entre ellos/as hombres, mujeres, ni�os/as y ancianos/as. Los m�s afectados por dicho conflicto, que incluyen hu�rfanos/as, viudas/as, desplazados internos y externos, en su mayor�a son pertenecientes a la etnia maya.[4]

Catorce a�os despu�s de la firma de los Acuerdos de Paz, las causas que originaron el conflicto armado a la fecha, lejos de minimizarse, se han incrementado. Las condiciones de vida de la mayor�a de guatemaltecos/as, as� como sus efectos en la inseguridad, pobreza, analfabetismo, corrupci�n, delincuencia, muertes de personas inocentes, son palpables y pareciera que no hay gobierno o entidad interna que lo enfrente. Sin olvidar que todav�a existe la discriminaci�n y el racismo, el colonialismo interno y externo, el entreguismo a instituciones yorganismos externos. Estas problem�ticas son registradas como las causas que dieron origen al conflicto armado interno, que medio siglo despu�s, como se ha mencionado, siguen latentes.

Las cifras, los datos y las condiciones expuestas han sido ampliamente divulgados y en algunos textos y art�culos period�sticos analizados, pero paulatinamente pareciera que est�n siendo olvidadas.

Con este marco hist�rico, cabe la pregunta: �Qu� debe hacerse para que el Estado sea promotor de la convivencia pac�fica y el mantenimiento de la paz? �Qu� hacer para que los hechos cometidos por el Estado no vuelvan a repetirse?

As� como las naciones en consenso crearon un organismo internacional capaz de mantener un orden mundial y sobre todo para mantener la paz tan anhelada, cabe preguntar: �Qu� debe hacerse desde las instituciones del Estado guatemalteco para la b�squeda de ese ideal tan humano?

Una de las propuestas es Pedagogizar la Paz. Este enfoque educativo propone algunas acciones como las siguientes:

� Educar para la paz

� Dimensionar curricularmente la reconciliaci�n

� Asumir como eje educativo la resoluci�n de conflictos

EDUCAR PARA LA PAZ

�Que la paz se ha ausentado de Guatemala desde hace mucho tiempo no parece una afirmaci�n discutible. No estamos en guerra con ning�n otro pa�s, pero s� con y entre nosotros mismos. Los guatemaltecos no hemos querido pelearnos entre s�, pero ya nos hemos acostumbrado a ello.

Tanto el conflicto el conflicto armado como el conflicto estructural que nos aqueja, han venido profundizando una cultura de muerte y violencia que nos marca de manera profunda.

La muerte, el sufrimiento, el hambre, lafalta de trabajo, m�s la indiferencia, la apat�a y la falta de esfuerzos en contra de todo ello, son las evidencias contundentes que nos �hablan� de la ausencia de la paz, tanto en las condiciones econ�mico-sociales, pol�ticas y culturales, como en las mismas condiciones ps�quico-individuales.�[5]

En un breve an�lisis, podemos afirmar que en el conflicto armado guatemalteco, no hubo una guerra declarada entre partes contrarias, sino que el Estado, a trav�s de sus instituciones como el ej�rcito y la polic�a nacional, respondiendo a la pol�tica de no quedarse al margen de la lucha pol�tica y de carrera armamentista, lucha entre este-oeste, se sinti� aliada de los Estados Unidos de Norteam�rica (EEUU) en su conflicto con la Uni�n de Rep�blicas Sovi�ticas Socialistas (URSS). El Estado vio en el ind�gena maya, en el estudiante universitario, en el sindicalista, en los movimientos opositores, en la sociedad civil organizada, en los l�deres religiosos y locales, en las cooperativas, en los gu�as espirituales mayas, etc. a un enemigo interno y que de alguna manera ten�a que arrasarlo hasta su extinci�n; por supuesto que con ayuda del departamento de Estado de los EEUU, la Central de Inteligencia Americana (CIA)[6], de agentes, embajadores y enviados norteamericanos.

Quienes se beneficiaron grandemente del conflicto armado interno fueron los oligarcas, los empresarios, los terratenientes, los pol�ticos, quienes vieron incrementado el poder econ�mico y politico que tienen, con ayuda del ej�rcito nacional, que termin� en genocidio, tierra arrasada y delitos de lesa humanidad, en contra del pueblo maya, que en conjunto, constituy� la mayor�a de las v�ctimasde dicho conflicto.

De esa cuenta en la consecuci�n de la paz, la escuela tiene un papel preponderante, la escuela como instituci�n que lleva y desarrolla procesos educativos, pero las escuelas en la sociedad, la escuela que registra y comunica la historia, pero no solamente la historia oficial, sino la historia de cada pueblo, la historia de las comunidades como agentes educativos, el papel que juegan y han jugado los medios de comunicaci�n, las actuaciones de las instituciones p�blicas y privadas, locales e internacionales, las ONGs y el papel del Estado en ser promotora de la paz, de una paz verdadera.

Ver hacia el futuro incluye formar a las nuevas generaciones en la convivencia sana y pac�fica; ver escenarios verdaderos/v�lidos/valiosos del pasado y del presente para forjar de mejor manera el futuro, dejar las acciones, las actitudes y los comportamientos que seguramente no se desean y transmitir lo mejor que se ha tenido.

La escuela como instituci�n educativa no debe obviar el pasado tratando de formar un futuro sobre bases d�biles, falsas, a-hist�ricas. Solo con el reconocimiento del pasado, es posible crear un futuro sobre bases m�s solidas, m�s solidarias, sobre la