Rayuela: La necesidad del hombre.
Enviado por Albert • 15 de Enero de 2018 • 1.818 Palabras (8 Páginas) • 521 Visitas
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Lo que el entendimiento pretende con sus razonamientos cuadriculados es ocultar la falta de sentido de la existencia: Y esas crisis que la mayoría de la gente considera como escandalosas, como absurdas, yo personalmente tengo la impresión de que sirven para mostrar el verdadero absurdo, el de un mundo ordenado y en calma, con una pieza donde diversos tipos toman café a las dos de la mañana, sin que realmente nada de eso tenga el menor sentido como no sea el hedónico, lo bien que estamos al lado de esta estufita que tira tan meritoriamente. Los milagros nunca me han parecido absurdos; lo absurdo es lo que los precede y sigue (p. 196).
Ahondando en la gran tensión del pensamiento de la época, se puede deducir que esta residía puesta en el conflicto entre lo "espiritual o trascendental", que aparecían como extremos incompatibles aun cuando compartieran una misma naturaleza. Lo que se podría llamar como una lucha entre el "individualismo egoísta" y lo espiritual.
La lectura de Rayuela no es otra cosa que un intenso recorrido por los lazos fundamentales de estas interrogaciones y por las tensiones en apariencia encontradas entre estas corrientes del pensamiento. Cortázar era un hombre que atravesaba la estructura misma de la realidad, aunando dos perspectivas distintas por la puesta en crisis de la existencia vista como finalidad.
Si las formidables reflexiones de Rayuela expresaban la encrucijada del pensamiento en los años sesenta ahora esas reflexiones parecen anticipar nuevas búsquedas filosóficas, que indagan tanto en la metafísica como en el ser social. La locura de Oliveira es la aceptación de la modernidad, su acorralamiento no es sólo conceptual sino existencial.
Este reclamo angustioso por romper los chalecos de fuerza de las ideologías dominantes, por concebir "un lugar en el hombre desde donde pueda percibirse la realidad entera" es tomado hoy por los nuevos filósofos.
Las indagaciones actuales sobre el ser y sus múltiples formas de ser en sociedad estaban ya presentes en Rayuela como la reacción contra un orden que se destruía y que terminó de derrumbarse en las últimas décadas, cuando cayeron todas las máscaras de racionalismo y nos dejaron, cegados de terror, ante un orden mundial que es un monumental mausoleo de las ideas de justicia, igualdad y libertad sobre las que se asentó nuestra civilización.
Rayuela es un grito por la libertad del hombre, un grito que se prolonga en otros gritos múltiples que nacen irónicamente, de la dominación.
Todo esto dejará a un lado una serie de sucesos con experiencias determinadas, consciente o inconscientemente, por la exploración de un centro, la necesidad que tiene el ser humano de llegar a una ilusión en la que se termine eligiendo no un ente o una ideología, sino lo humano; una ilusión en la que se olvide lo filosófico y su racionalidad; ideales robadas por los valores y leyes permitidos por la costumbre y el gobierno.
Este afán de el hombre por encontrar el centro se puede percibir en muchos pasajes de la novela – con Berthe Trépat o en la muerte de Rocamadour, también en el jazz, por ejemplo – donde el protagonista de Rayuela (Horacio) querrá culminar su búsqueda, llegar a esta idea descabellada que es el cielo sin éxito por culpa del medio que utiliza: la razón.
Es cierto que Oliveira es un excéntrico (un hombre letrado, amante de la literatura y el arte), un hombre que busca una verdad, pero que posee un problema, el simple hecho de ser tan racional que siempre termina por reducirlo todo a una identificación de divisiones – París, Buenos Aires; Occidente, Oriente; lo Masculino, lo Femenino, etc. –
“Lo malo estaba en que a fuerza de temer la excesiva localización de los puntos de vista, había terminado por pesar y hasta aceptar demasiado el sí y el no de todo, a mirar desde el fiel los platillos de la balanza. En París todo le era Buenos Aires y viceversa; en lo más ahincado del amor padecía y acataba la pérdida y el olvido. Actitud perniciosamente cómoda y hasta fácil a poco que se volviera un reflejo y una técnica; la lucidez terrible del paralítico, la ceguera del atleta perfectamente estúpido.
Quizá es este el paso del tiempo, en el que el ser humano termina instalado en lo cotidiano y tradicional.
De este modo, se podrá haber aclarado un aspecto que pese a su simpleza, ha sido poco señalado por la interpretación de Cortázar: y que es el motivo de la búsqueda como alto durante toda la narración.
BIBLIOGRAFÍA
- http://literatura.about.com/od/Cienanosdesoledad/a/Realismo-Magico.htm
- http://temakel.net/node/67
- http://www.lamaquinadeltiempo.com/cortazar/feijoo.htm
- http://literatura.about.com/od/Cienanosdesoledad/a/Realismo-Magico.htm
- http://revistaiberoamericana.pitt.edu/ojs/index.php/Iberoamericana/article/viewFile/2504/2691
- https://es.wikipedia.org/wiki/Edmond_Cros
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