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Una escuela para cada estudiante. Trabajamos para nuestros alumnos

Enviado por   •  25 de Noviembre de 2017  •  2.453 Palabras (10 Páginas)  •  566 Visitas

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De ésta manera el autor demostró que, desde la perspectiva de un estudiante, experiencias como éstas conforman quiénes somos, y refiriéndolo a al trabajo docente, nuestra responsabilidad como educadores es ayudarles a navegar por dichas experiencia y triunfar sobre ellas. Así pues, nuestro propósito es ayudar a nuestros alumnos a confiar en sus capacidades únicas.

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Mantener cada vela encendida

Como maestros debemos cuidar la forma en que nos dirigimos a los alumnos, así como evitar evaluaciones desmoralizadoras y tonos irrespetuosos. De manera anatómica el cerebro humano tiende a registrar de manera más permanente las experiencias desagradables. Este dato me hace recordar la experiencia de la maestra de Milpillas, en la cual ella comentaba que debido a un fuerte regaño que propinó a una alumna, ésta decidió dejar de estudiar. Por lo cual debemos reconocer la influencia que nuestras acciones pueden tener en el desarrollo de un niño.

Por otra parte tampoco debemos endulzar los hechos con el fin de inflar la autoestima de los alumnos, sino evaluarlos con sinceridad haciendo uso de la crítica constructiva. Como docentes es nuestra responsabilidad tener un pensamiento juicioso en el que sepamos emplear los elogios y reconocimientos cuidando los daños potenciales que podríamos causar en las vidas de los niños.

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Siempre estamos empezando

Los profesores excelentes hacen que el trabajo duro parezca fácil, uno de los pensamientos que podemos inculcar es “No puedo hacerlo todavía… pero trataré de hacerlo”. El autor hace referencia a un relato donde la frase con la que un padre motivaba a su familia era: “¡No te preocupes, acabas de empezar!”, los niños necesitan que se les motive a seguir consiguiendo lo que desean lograr con trabajo duro.

En éste ámbito los maestros tienen la obligación de ser animadores de sus estudiantes, así como también trabajar para que ellos crean que pueden lograr cualquier cosa que se propongan.

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Tres regalos en uno

La educación puede contar con el éxito deseado si los maestros se concentran en orientar a los niños, el valor de nuestra influencia sobre ellos no está en los contenidos, sino en las relaciones que forjamos con ellos. La enseñanza de calidad depende de las interacciones personales que se tienen con los alumnos.

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Dedicar tiempo a cada estudiante

En una entrevista televisiva, el autor menciona que pudo aprender que lo que enriquece significativamente las relaciones son los momentos sin importancia que se pasan juntos, los momentos sencillos e irrelevantes. Se llega también a la conclusión de que el éxito de los asesoramientos que se implementan en las escuelas depende en gran manera del tiempo invertido. Las actividades no estructuradas son las más útiles para tratar de establecer relaciones significativas con los niños.

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Lo que está más allá del currículum

Todo lo que ocurre tanto fuera de la escuela, como dentro del aula, ya sea ordinario o extraordinario, son aspectos de la educación que motiva a los alumnos a seguir asistiendo a la escuela.

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Enseñar y aprender

A pesar del sentimiento de fracaso que se pueda experimentar al intentar promover buenos principios, se debe tener la determinación de inspirar a los estudiantes, exigirles, creer en ellos y enseñarles.

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Doce principios para ser un profesor excelente

El autor sugiere que los doce principios que se mencionarán a continuación nos brindan herramientas ante las críticas y aumentan nuestra capacidad de crear experiencias de aprendizaje para los niños.

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Tener capacidad resolutiva

Como docentes debemos actuar con decisión y firmeza ante los retos cotidianos a los que nos enfrentamos, y afrontar todo con la actitud de “puedo hacerlo”. Además de mirarlas cosas a través de la lente de la posibilidad.

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Ser persona reflexiva

Como agentes de cambio que debemos ser, tenemos la obligación de reflexionar y examinar nuestro trabajo con la intención de mejorarlo lo más posible. No debemos aceptar nuca la mediocridad, todo debe avanzar al ritmo de los estudiantes.

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Ser rigurosos en la tarea

Un buen docente sabe ser exigente sin acumular el trabajo o desanimar a sus alumnos. Tenerles expectativas altas representa enseñanzas de calidad. No debemos limitarnos a enseñar conceptos, sino enseñar a pensar.

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Actuar con respeto

Cuando tenemos un proceder respetuoso, nos ganamos el respeto de los alumnos. Aunque por otra parte en el libro Escuelas eficaces y profesores eficientes se dice que los alumnos pierden el respeto al maestro excesivamente tolerante[1], de esto podemos rescatar que no se debe caer en extremismos.

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Responder siempre

La disponibilidad es un factor que debe estar siempre presente en la mente de un educador. La docencia es un trabajo de servicio, por lo cual se debe tener éste tacto de prestar siempre atención cuando se necesite.

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Establecer rutinas

Cuando se tiene el cuidado de organizar el tiempo, los espacios, las reglas, los planes de conducta y los planes de trabajo de manera adecuada, es fácil asegurar el éxito en el aprendizaje significativo de los niños.

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Ser un buen modelo para los alumnos

Como maestros, somos una figura que juega un papel muy importante en la vida de los niños, ya que ellos tomarán ciertos patrones de comportamiento a sus acciones, además de que ellos aprenden viendo cómo se hacen las cosas, y qué mejor forma de que aprendan que viendo a sus profesores en acción.

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